1. Asesoramiento previo a la realización del Test Prenatal No Invasivo
1.1. Evaluación del asesoramiento pre-test para el Test Pre-Natal No Invasivo (TPNI) como principal método de cribado.
1.2. Factores que intervienen en la decisión de rechazar el cribado prenatal con el Test Prenatal No Invasivo (TPNI).
1.3. Sesgos en la información durante el cribado prenatal.
2. Un nuevo biomarcador plasmático para diagnosticar precozmente la demencia Alzheimer en el síndrome de Down.
3. Redes sociales informadas por las personas con síndrome de Down.
4. Profilaxis frente a las infecciones graves por virus respiratorio sincitial con nirsevimab, para la estación 2023-2024
1. Asesoramiento previo a la realización del Test Prenatal No Invasivo.
1.1. Evaluación del asesoramiento pre-test para el Test Pre-Natal No Invasivo (TPNI) como principal método de cribado.
Ho Yin Diana Lee, Lin Wai Chan. (2023). Evaluation of pre-test counselling offered for non-invasive prenatal testing (NIPT) as a primary screening tool. Journal of Obstetrics and Gynaecology 2023; 43, No. 1. 2204959.
https://doi.org/10.1080/01443615.2023.2204959
Declaración sobre el impacto del estudio
¿Qué se sabe ya de este tema? Debe realizarse un asesoramiento pre-test antes del TPNI para asegurar que la mujer disponga de una buena información antes de dar su consentimiento.
¿Qué añaden los resultados de este estudio? Nuestros resultados muestran que una proporción importante de mujeres desconocen las limitaciones del TPNI.
¿Cuáles son las implicaciones de estos resultados para la práctica clínica y/o la futura investigación? Quienes ofrecen estos servicios han de mejorar su asesoramiento pre-test centrándose en las áreas en las que predominan la ignorancia o falsa comprensión identificadas en este estudio.
Introducción
El trascendental descubrimiento del ADN fetal libre de células en el plasma materno en 1997 facilitó el camino para integrar el test prenatal no invasivo (TPNI) en la práctica clínica, para la detección de las trisomías que eran corrientes en 2011. Desde entonces, el uso del TPNI ha ganado popularidad en todo el mundo debido a su mayor sensibilidad y una menor tasa de falsos positivos en comparación con los test de cribado del primer trimestre, y se ofrece modo creciente como principal test de cribado.
En los últimos años, la cobertura del TPNI se ha ampliado rápidamente para incluir aneuploidías de cromosomas sexuales (SCA), paneles de variantes de números de copias sub-microscópicas (copy number variants: CNV) y trisomías autosómicas. En una década, el TPNI se ha introducido más allá del cribaje básico de la trisomía para incluir enfermedades genéticas raras que tienen una prevalencia mucho más baja y por tanto ofrecen un valor predictivo positivo (positive predictive value: PPV) más bajo y mayores tasas de falsos positivos. Como ejemplo, el PPV para el síndrome de Turner oscila entre el 9 y el 40% y el PPV para las CNV oscila entre el 14 y el 50% dependiendo del tamaño de la CNV. Por eso, las guías internacionales no recomiendan que se ofrezcan paneles de TPNI más allá de las ordinarias trisomías básicas hasta que exista mayor investigación sobre la validez y utilidad clínicas. Sin embargo, en varios países ya se han expandido los paneles comerciales de TPNI y ofrecidos a la población general. Hong Kong fue el primer sitio del mundo en que se introdujo el TPNI para uso clínico en agosto de 2011. Existen ahora varios laboratorios privados que ofrecen diversos paneles de TPNI para el cribado de las trisomías básicas, un panel amplio para el cribado de las SCA y cinco a siete de los síndromes de microdeleción relativamente más frecuentes, y anuncian un panel de cribado para más de 80 CNVs raras.
Se acepta de manera universal que para cualquier test genético, sea de cribado o de diagnóstico, debe ofrecerse un asesoramiento pre-test y post-test. Esto es particularmente cierto en el caso de las mujeres embarazadas ya que un pobre asesoramiento pre-test inducirá a realizar tests de cribado innecesarios, desarrollar ansiedad, y en situaciones extremas, a tomar decisiones mal informadas sobre el aborto. La sencillez de la técnica de TPNI que sólo requiere una simple extracción de sangre puede impedir que las mujeres presten demasiada atención a los temas éticos y médicos propios de esta extendida técnica de cribado. Dada la evolución rápida de los TPNI, se hace preciso investigar si el asesoramiento pre-test tal como actualmente se ofrece, ha seguido el ritmo de estos cambios.
El objetivo de este estudio es evaluar el grado actual de adecuación del asesoramiento pre-test, mediante la valoración del conocimiento que poseen las mujeres sobre los TPNI, e identificar las áreas en las que hay un déficit en el conocimiento y frecuentes fallos de comprensión, con el fin de ayudar a los asesores en su tarea para que las decisiones estén bien informadas.
Métodos
Se dirigió el estudio en un hospital público de Hong Kong entre marzo y junio de 2021. A todas las mujeres embarazadas se les recomendó que acudieran a nuestra clínica de cribado Síndrome de Down entre la 11ª y la 13ª semana de gestación para medir la translucencia nucal, PAPP-A y fbhCG. Una vez atendidas en la clínica, las que habían recibido un TPNI fueron agrupadas como grupo de estudio, y las que planeaban hacérselo fueron reunidas como grupo control. Todas eran mayores de 18 años y con embarazo de un solo hijo. Una vez formados los grupos, las participantes debían responder a un cuestionario de auto-respuesta antes de la consulta. El cuestionario tenía dos partes y fue diseñado teniendo como referencia los puntos de asesoramiento pres-test recomendaos por Sachs.
Resultados
A lo largo de los tres meses fueron elegibles 217 mujeres. Se recogieron 198 cuestionarios, quedando al final 189 válidos, 116 en el grupo de estudio y 73 en control. No hubo diferencia estadísticamente significativa en la mediana de puntuación del conocimiento entre los dos grupos (13 vs. 11, p = 0,097). El número de respuestas correctas para cada pregunta tampoco fue diferente excepto para una en la que eran más las participantes que ya habían recibido un TPN: eran conscientes de la posibilidad de que no indicara resultado alguno (p = 0,023).
Dentro del grupo de estudio, la pregunta que recibió mayores respuestas correctas fue la relacionada con la comprensión de que el principal objetivo del TPNI era el cribado de las trisomías frecuentes T21 (113/116, 97%) y T18 (103/116, 88,8%). Sin embargo, se apreciaron áreas en las que había un déficit de conocimientos. Alrededor del 40% (51/116) se equivocaron al afirmar que el TPNI identifica más alteraciones que el test prenatal invasivo y el 69,8% (81/116) desconocían la recomendación de que antes del TPNI es preciso mediar la translucencia nucal. Casi la mitad de las participantes desconocían la posibilidad de que el TPNI aportara hallazgos incidentales (52,6%) o ningún resultado (45,7%, 53/116).
Además, sólo alrededor del 50-60% de las participantes respondieron correctamente que el TPNI no sirve para detectar anomalías estructurales (62/116, 53,4%), ni un coeficiente intelectual bajo (67/116, 52,8%), ni anomalías funcionales (69/116, 59,5%), ni autismo (71/116, 61,2%). Curiosamente, este porcentaje fue el más bajo para la talasemia (37,9%, 41/116). Cuando se les preguntó qué debía hacerse después en caso de que el TPNI diera positivo para el síndrome de Down, la mayoría de las participantes (102/116, 87,9%) señaló que lo indicado era un test invasivo tras la repetición del TPNI (25/116, 21,6%) o un cribado combinado del primer trimestre (34/116, 29,3%); pero el 31% (36/116) afirmaron que directamente pasarían a analizar el aborto con su médico. Además, el 43,1% (50/116) de las participantes no conocían el PPV del TPNI para el cribado del síndrome de Down.
El 81% (94/116) de las participantes en el grupo estudio recibieron asesoramiento pre-test, en la mayoría de forma presencial (67%, 63/94) y ofrecido por médicos (93,7%, 59/63). Algunas recibieron también información en folletos pre-impresos (61,7%, 58/94) o por medios digitales (35,1%, 33/94). El tiempo de asesoramiento pre-test fue inferior a 5 minutos en el 50,9% (27/53) y entre 5 y 10 minutos en el 43,4% (23/53). En conjunto, el 70% (81/116) de las participantes consideró que la información recibida fue suficiente.
Los contenidos comentados durante el asesoramiento pre-test incluyen: la naturaleza voluntaria del test (91,4%, 106/116), la sensibilidad (77,6%, 90/116), el tiempo transcurrido hasta dar el informe (68,1%, 79/116), la necesidad de un test invasivo para confirmación (59,5%, 69/116), y posible resultado de falsos positivos (54,3%, 63/116). Sin embargo, con frecuencia no se ofreció información de que se trataba de un test de cribado (44%, 51/116), y sobre la tecnología de base (29,3%, 34/116), la posibilidad de hallazgos incidentales (21,6%, 25/116) y cuáles eran los aspectos clínicos de las anomalías que se iban a rastrear (14,7%, 17/116).
Discusión
Nuestra hipótesis era que las mujeres a las que se les había hecho el TPNI habrían recibido asesoramiento pre-test y habrían puntuado más alto que las que aún no habían recibido el test. Lo curioso fue que los dos grupos no difirieron en sus puntuaciones sobre conocimientos.
Alrededor de dos tercios de nuestras participantes desconocían la recomendación de medir la translucencia nucal previamente al TPNI. Se sabe que el aumento de la translucencia está asociada a anomalías cromosómicas y malformaciones estructurales. Alrededor de un tercio de anomalías congénitas del feto se hubiesen perdido si sólo se hubiese realizado el TPNI como test de cribado. Existe el consenso de que debe ofrecerse el TPNI en combinación con el análisis ecográfico con el fin de detectar un aumento marcado de la translucencia nucal y la presencia de posibles anomalías estructurales del feto y evitar así la pérdida de diagnósticos, o retrasar el diagnóstico al segundo trimestre.
Es destacable que un tercio de las participantes indicaron que comentarían sobre el aborto directamente como paso siguiente de tratamiento si el TPNI mostró un alto riesgo de síndrome de Down. Esto podría estar relacionado con la falsa interpretación de la ‘alta exactitud’ del TPNI con que promocionan las compañías comerciales. Destacan la alta sensibilidad y la baja tasa de falsos positivos, pero con frecuencia no mencionan el PPV.
En la etapa inicial cuando el TPNI sólo se realizaba para cribar las trisomías habituales, era sencillo dirigir el asesoramiento pre-test basándose en datos bien confirmados. Actualmente, siendo el costo de los paneles básicamente igual para los paneles básicos o ampliados y la mayoría de los laboratorios sólo proveen paneles ampliados, está aumentando la tendencia a cribar también las SCA y CNV. Esto impone más problemas a la profesión sanitaria para ofrecer un asesoramiento pre-test adecuado, dirigido a promover la autonomía en la reproducción y guiar a las mujeres y sus parejas en el proceso de tomar decisiones informadas.
En relación con el uso del TPNI para cribar las aneuploidías de cromosomas sexuales, existen relativamente más datos clínicos sobre la sensibilidad (89% para monosomía X, 82-90% para XYY, XXY, XXX), tasas de falso positivo (~1%), y PPV (26% para monosomía X, 86% para XXY, 40% para XXX), lo que permite un asesoramiento significativo. La mayoría de las madres carecían de información previa sobre las SCA y ni siquiera eran sabedoras de que se les estaba analizando con ese fin hasta que recibieron los resultados. Estos hallazgos inesperados, falsos o verdaderos, inevitablemente provocan ansiedad, sentimientos depresivos y negatividad en los futuros padres. Por eso, el cribado SCA debería ser ofrecido solamente después de que se les haya proporcionado el adecuado asesoramiento pre-test, y la debida información que ayude a tomar una decisión bien informada. Otro problema adicional en el cribado SCA es el dilema ético sobre la selección de sexo, que es una de las razones por las que algunos países como India y los Países Bajos omiten esto de sus paneles TPNI de financiación pública.
En cambio, asesorar sobre el cribado para la CNV es más complejo porque su prevalencia es extremadamente baja, por lo que hay pocos datos sobre su utilidad clínica. Siendo limitado el tiempo disponible en una consulta pre-test, no es factible recorrer todas y cada una de las CNV y analizar sus manifestaciones y pronóstico, que a menudo es impredecible y varía sustancialmente debido a la diversa penetrancia y expresividad. Cuando el TPNI detecta la presencia de CNV, no es infrecuente que la mujer embarazada decida recurrir a tests invasivos con el consiguiente riesgo de aborto espontáneo. Por otra parte, incluso con matriz de hibridización de todo el genoma, pueden perderse los CNVs <3Mb, provocando una falsa tranquilidad. Por eso, las guías internacionales no recomiendan el TPNI para rastrear los CNVs de todo el genoma. Se puede llegar a un razonable compromiso ofreciendo TPNI para CNVs seleccionadas como p. ej. el síndrome de DiGeorge, en el que la prevalencia es relativamente más alta (1 por 1000) con más datos clínicos, un perfil patológico bien definido, y en el que el diagnóstico ante-natal puede facilitar su posterior tratamiento.
En respuesta al creciente volumen de información técnica que puede resultar agobiante a las mujeres, se ha sugerido un nuevo enfoque en el asesoramiento pre-test. Además de ofrecer la información esencial sobre el TPNI, deberían explorarse cuáles son los valores de la mujer sobre lo que desean conocer acerca de los trastornos genéticos de su hijo no nacido. Animarles a tomar conciencia de lo que el cribado prenatal significa para ellas podría ser más útil que embarcarse en toda la jerga médica sobre las diversas enfermedades raras.
El disponer de más tiempo para el asesoramiento pre-test mejora la decisión informada. Se ha demostrado que la satisfacción de las mujeres con el asesoramiento sobre el TPNI por parte de un asesor genético titulado es proporcional al tiempo dedicado al asesoramiento, que se mantenía constante por encima de los 20 minutos. En nuestro estudio, el tiempo total fue inferior a los cinco minutos en más de la mitad de los casos, incluso cuando la mayoría de las mujeres recibieron paneles extensos o avanzados de TPNI. Algunas mujeres sintieron que la duración de la sesión de asesoramiento había sido demasiado corta para el volumen de información que se les presentaba. Además, los obstetras privados carecen de formación específica en el conocimiento y habilidades que son propias del asesoramiento genético. En respuesta a la demanda creciente de TPNI, lo ideal sería que fueran las sociedades profesionales y los laboratorios independientes quienes organizaran recursos formativos no sesgados, con una variedad de formatos, en lugar de depender de las compañías comerciales.
Comentario: Este estudio muestra que el conocimiento de las mujeres que se han sometido al TPNI no es superior al de las que todavía no lo han realizado. Se identificaron áreas en las que había deficiencias y errores de conocimiento, en una época en la que se está incrementando la complejidad del TPNI. Es de esperar que estos datos ayuden a los que ofrecen servicios de TPNI a mejorar sus métodos de asesoramiento pre-test, con el objetivo de que los padres puedan tomar una decisión mejor informada sobre su embarazo.
1.2. Factores que intervienen en la decisión de rechazar el cribado prenatal con el Test Prenatal No Invasivo (TPNI).
Lisanne van Prooyen Schuurman, Karuna van der Meij, Nicolien van Ravesteyn, Neeltje Crombag … Lidewij Henneman, Dutch NIPT Consortium. (2023). Factors involved in the decision to decline prenatal screening with noninvasive prenatal testing (NIPT). Prenatal Diagnosis 2023; 43(4): 467‐476. https://doi.org/10.1002/pd.6242
Disponemos de diferentes métodos de cribado prenatal, como son las pruebas combinadas del primer trimestre (PCPT), que comprenden un test sanguíneo y la ecografía, y un método que se utiliza de manera creciente, el llamado test prenatal no invasivo (TPNI), que identifica las anomalías cromosómicas mediante el análisis del ADN libre de células en la circulación de la sangre materna. La popularidad del TPNI ha crecido rápidamente, especialmente a causa de su precisión al detectar las trisomías 21, 18 y 13, el tiempo de realizar la prueba ya que se practica en fase temprana del embarazo, la sencillez en el manejo de la prueba y su seguridad.
En los Países Bajos, a las mujeres se les ofrece un asesoramiento pretest por parte de profesionales sanitarios obstétricos para ayudarles a que hagan un elección autónoma y bien informada, coherente con sus valores y creencias personales. Otro aspecto del apoyo en el cribado prenatal es el asegurar que el acceso a la información sea equitativo. Deben ser identificados los factores que pueden restringir la posibilidad de algunos grupos para acceder al cribado prenatal, con el fin de que sean eliminados y se asegure así un derecho fundamental.
Estudios anteriores han investigado en qué grado son aceptados estos test de cribado prenatal y los factores que influyen en la decisión de someterse a ellos. La principal razón para no aceptarlos y rechazarlos es la actitud negativa hacia el aborto. Influyen factores tales como los niveles inferiores en educación o en capacidad económica, la religión, y el costo no subvencionado que ha de ser pagado por el test.
Tradicionalmente, la participación en el cribado de la aneuploidía fetal en los Países Bajos ha sido inferior a la de los países de su entorno. Tras la introducción del TPNI como test de cribado en el primer tercio para todas las mujeres embarazadas (TRIDENT-2), la aceptación (en 2020: 52%; 51% para el TPMI, 1% para las PCPT) fue mucho más baja que, por ejemplo, en Bélgica (en 2017-2019: 79% para el TPNI) o en Inglaterra (en 2019: 84% para las PCPT). Una posible explicación de esta inferior aceptación puede ser el énfasis que se pone en el ‘derecho a no conocer’ de la mujeres respecto a la opción del cribado; antes del asesoramiento pretest, a los padres que están esperando un hijo se les pregunta primero explícitamente si desean ser informados sobre el cribado prenatal. Este sistema pone de manifiesto que el cribado prenatal no es un procedimiento médico rutinario y que las mujeres son libres para rechazarlo. Otros factores que expliquen la situación en los Países Bajos pueden ser la actitud relativamente positiva hacia el síndrome de Down, la actitud negativa hacia el aborto, y el coste económico personal del test. De hecho, se ha visto que la aceptación del TPNI en las áreas económicamente inferiores de los Países Bajos es más baja (20,3%) que en las demás (47,6%). Y esto cuestiona si hay factores específicos en estas áreas que impidan el acceso equitativo a una toma de decisión informada, específicamente en el caso del TPNI.
El presente estudio pretende investigar sobre la toma de decisión de las mujeres y los factores que influyen en la negativa del cribado prenatal con el TPNI.
Lo establecido es que primero se ofrezca a la pareja la opción del cribado con PCPT o TPNI en el primer trimestre; si está interesada, se ofrece a la mujer una consulta asesora de 30 minutos que le ayude a tomar la decisión informada sobre el cribado y se le dan folletos y direcciones de web explicativos. El TPNI (pago de 175 euros) va acompañado de estudio ecográfico de posibles anomalías estructurales en el segundo trimestre (gratuito).
El estudio se hizo en la forma de respuestas a un cuestionario ofrecido a 219 mujeres embarazadas (media de edad: 30,4 años, media de embarazo: 27,6 meses) que habían rechazado el cribado prenatal con TPNI, reclutadas en tres hospitales y 19 consultorios de matronas, ubicados en áreas económicamente más débiles o próximas a ellas. La mayoría de las entrevistadas (77,2%) admitieron que su decisión de rechazar el TPNI les fue fácil de hacer, y el 59,8% ya habían tomado su decisión antes de que se les ofreciera información sobre el TPNI. Con mayor frecuencia, estas mujeres practicaban una religión (en su mayoría eran cristianas protestantes e islámicas), eran multigrávidas y disponían de buena formación sobre los temas de salud. Las razones principales para rechazar el TPNI fueron: “Jamás abortaría” (57%), y “Todo hijo es bienvenido” (56,2%). Para el 16,9% de las entrevistadas, el coste de 175 euros influyó en su decisión, y las mujeres de este grupo eran con mayor frecuencia no religiosas, primigrávidas y carecían de formación sobre la salud. Sólo alrededor de un tercio de las entrevistadas conocían los síndrome de Edwards (trisomía 18) y Patau (trisomía 13). El 79% de las mujeres que rechazaron el TPNI señalaron que no optarían por el test aun cuando fuese gratuito. Incluso, de ese 16,9% que mencionaron el coste, sólo el 3,7% informó que ese era la razón principal de rechazar el TPNI.
Comentario: Lo particular de este estudio así como del anterior es el acento que ponen en la importancia de la sesión previa a la realización del test, en la que se dirimen preguntas fundamentales: ¿En qué consiste? ¿Qué información proporciona? ¿Qué decisión piensa tomar una vez conocida es información? Sin esa sesión informativa y asesora previa, exquisita y equilibradamente realizada por el agente sanitario, la mujer embarazada y su pareja están abocadas a dejarse llevar de manera ciega e impersonal. ¿Cómo son llevadas a cabo esas sesiones en los diversos países? ¿Cuánto tiempo se les dedica? Los responsables de dirigirlas, ¿disponen de información actualizada sobre los temas candentes que en ellas se pueden dirimir?
1.3. Sesgos en la información durante el cribado prenatal.
Stephanie Meredith, Sierra Weiss, Harold L Kleinert, Cameron A Tyrrell. (2023). The impact of implicit and explicit bias about disabilities on parent experiences and information provided during prenatal screening and testing. Disabil Health J. 2023 Aug 4;101514. doi: 10.1016/j.dhjo.2023.101514. Online ahead of print.
De manera constante, la tecnología del cribado prenatal ha suscitado dudas sobre las conversaciones y la información que se ofrece acerca de las discapacidades, sobre todo a partir de los estudios que muestran los traumas relacionados con las experiencias negativas que los padres de hijos con síndrome de Down muestran durante el cribado y el diagnóstico prenatal. Los objetivos de nuestro estudio fueron: a) determinar qué información es más y menos probable que los obstetras y comadronas ofrezcan al notificar los resultados del cribado y diagnóstico del síndrome de Down, b) el posterior impacto del sesgo sobre las experiencias de cribado prenatal, y c) cómo se pueden abordar estos temas mediante formación, recursos y guías profesionales de actuación.
Se distribuyeron encuestas online a padres de niños con SD nacidos entre 2016 y 2021 a través de organizaciones locales SD y la Red Nacional de Diagnóstico SD (abril 2020-diciembre 2021).
De los 242 padres que rellenaron la encuesta, hubo mayoría que indicó que los obstetras/comadronas abordaban los temas médicos y las opciones de reproducción mientras que menos del 40% indicó que abordaron también las consecuencias psicosociales, los apoyos y los servicios de que se podía disponer. Los entrevistados indicaron que en el 61,3% de obstetras/comadronas que comunicaron el diagnóstico como malas noticias o dijeron “lo siento”, era menos probable que ofrecieran información sobre el curso de la vida del niño, apoyos y servicios, recursos específicos para la condición de SD, o una más completa atención prenatal. El análisis cualitativo de las respuestas sobre las experiencias vividas durante el cribado/diagnóstico permitió obtener una mejor visión de conjunto sobre el impacto del sesgo implícito y explícito, que quedará eliminado si se ofrece información precisa y actualizada.
Para abordar las necesidades propias de una adecuada información durante el cribado prenatal, los profesionales sanitarios necesitan tener acceso a una formación propia que sea precisa, equilibrada y actualizada sobre las discapacidades, y más formación sobre el mundo cultural de la discapacidad. Han de aprender a comunicar los resultados del cribado y diagnóstico prenatal sin la contaminación de ese sesgo implícito o explícito.
Comentario: Son muchos los años en los que se sigue denunciando la falta de preparación de muchos profesionales sanitarios para dar la noticia a los padres sobre el diagnóstico de un embarazo SD. O, incluso, su actitud ―directa o sesgada― que dirige a los padres hacia una decisión que suponga la eliminación del feto. Los autores de este estudio son miembros del Instituto de Desarrollo Humano de la Universidad de Kentucky (USA).
2. Un nuevo biomarcador plasmático para diagnosticar precozmente la demencia Alzheimer en el síndrome de Down.
Laia Montoliu-Gaya, Daniel Alcolea, Nicholas J. Ashton, Jordi Pegueroles, Johannes Levin, Beatriz Bosch, Juan Lantero-Rodriguez … Juan Fortea. (2023) Plasma and cerebrospinal fluid glial fibrillary acidic protein levels in adults with Down syndrome: a longitudinal cohort study. BioMedicine 2023;90: 104547 https://doi.org/10.1016/j.ebiom.2023.104547 www.thelancet.com Vol 90 April, 2023
El diagnóstico clínico de la fase prodrómica y de la demencia propia de la enfermedad de Alzheimer (EA) sigue siendo un desafío en las personas con síndrome de Down (SD) porque con frecuencia resulta difícil determinar los cambios en la capacidad cognitiva dada la variabilidad en los niveles de discapacidad intelectual asociada a este síndrome y la frecuencia con la que hay una falta de registros de base del funcionamiento intelectual previos al comienzo de los síntomas de la EA. Por eso son tan necesarios los biomarcadores biológicos que aporten precisión a la evaluación de los síntomas. Se han obtenido valiosos y fiables biomarcadores biológicos en el líquido cefalorraquídeo (LCR): niveles de Aβ42/Aβ40, tau fosforilada (p-tau), neurofilamento de cadena ligera (NfL), que reflejan fielmente el grado de posición de la Aβ, la patología de los ovillos neurofibrilares y la neurodegeneración, respectivamente. Pero la necesidad de la punción lumbar, aunque bien tolerada en muchos casos, limita su utilización en la práctica clínica. Por eso hay un esfuerzo generalizado por encontrar marcadores fiables en plasma.
Se ha demostrado que la Proteína Ácida Fibrilar Glial (Glial Fibrillary Acidic Protein, GFAP) del plasma está aumentada en fases muy tempranas de la EA, incluso cuando los individuos son todavía Aβ-PET negativos. Pero no hay estudios sobre sus niveles en plasma y LCR en las personas con SD; por eso hemos medido sus concentraciones en el plasma y en el LCR de adultos con SD, comparándolos con los de otras formas de EA: esporádica y autosómica dominante, y esporádica. Los objetivos del estudio han sido: i) describir los cambios de los niveles de GFAP en plasma y LCR a lo largo del continuum de la EA con la edad, ii) determinar su capacidad diagnóstica y pronóstica, iii) describir sus trayectorias longitudinales en las diversas etapas del continuum de la EA, y iv) establecer sus asociaciones con los niveles de otros biomarcadores en plasma y LCR (Aβ, p-tau181 and NfL) y biomarcadores de neuroimagen (adelgazamiento de la corteza cerebral, hipometabolismo de la glucosa, y Aβ PET).
El estudio se realizó en tres centros: el Hospital de San Pablo y el Hospital Clínico de Barcelona, y el Ludwig-Maximilians-Universität de Munich, en un total de 997 individuos (585 con síndrome de Down, 61 portadores de mutación de EA familiar y 351 euploides) a lo largo del continuum de la EA. Los participantes con SD fueron clasificados clínicamente en la línea basal como asintomáticos, en etapa prodrómica y con demencia.
Los niveles de GFAP en el plasma estaban aumentados significativamente en la etapa prodrómica y en la de demencia Alzheimer, en comparación con los individuos asintomáticos, y aumentaron en paralelo con los cambios de Aβ en el LCR, 10 años antes de la positividad de amiloide observada por PET. La GFAP del plasma mostró la capacidad diagnóstica más alta para discriminar los grupos sintomáticos de los asintomáticos, y sus concentraciones fueron significativamente mayores en los que se apreciaba progresión frente a los que no presentaban progresión (p<0.001), mostrando un aumento del 19,8% (11,8-33,0) por año en los participantes con demencia. Por último, los niveles de GFAP en plasma mostraron una elevada correlación con el adelgazamiento de la corteza cerebral y la patología amiloide en el cerebro.
Estos hallazgos aseguran la utilidad de la determinación de los niveles de GFAP en plasma como biomarcador biológico de la EA en los adultos con síndrome de Down, y hacen posible su aplicación diagnóstica en la práctica clínica y en los ensayos clínicos.
Comentario: El presente estudio es otro paso importante conseguido por este grupo, liderado por el Dr. Juan Fortea, para facilitar con creciente precisión el diagnóstico, a veces difícil, de enfermedad de Alzheimer en los adultos con síndrome de Down.
3. Redes sociales informadas por las personas con síndrome de Down
Brian G. Skotko, Kavita Krell, Kelsey Haugen, Amy Torres, Amber Nieves, Amar Dhand. (2023). Personal social networks of people with Down syndrome. Am J Med Genet Part A, 191A:690–698. https://doi.org/10.1002/ajmg.a.63059
En la actualidad, y gracias a los continuos avances de la ciencia y la medicina, las personas con síndrome de Down (SD) están viviendo más tiempo de lo que nunca antes lo habían hecho. Sin embargo, a medida que el tamaño de esta población sigue aumentando en los Estados Unidos, también son más los adultos que serán diagnosticados con la enfermedad de Alzheimer ―causada, en parte, por el gen extra APP, que codifica las placas de amiloide, situado en su cromosoma triplicado, el cromosoma 21―. Según algunas estimaciones, 50% de los adultos con SD presentarán signos sintomáticos de demencia a la edad de los 60 años).
Los estudios realizados en la población neurotípica han demostrado que las redes personales ―las personas que rodean a un individuo y le proporcionan apoyo, le transmiten información y le influyen para llevar conductas saludable― pueden atenuar el declive cognitivo y el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. En un estudio nacionalmente representativo, de una cohorte de 3.310 adultos de edades comprendidas entre los 62 y los 90 años, los investigadores descubrieron que los individuos con mayor riesgo de demencia precoz tenían unas redes personales de menores dimensiones, una menor implicación en la comunidad y una mayor dependencia de los miembros de la familia. En un estudio prospectivo de 2.249 mujeres, de 78 años en adelante, se observó que las grandes redes personales ejercían un efecto protector en el funcionamiento cognitivo. En otro estudio prospectivo de 823 personas mayores, que no tenían demencia en la fecha del reclutamiento, el riesgo de demencia fue superior al doble en el caso de las personas solitarias. La soledad también se asoció con niveles cognitivos inferiores en el periodo basal, así como con un mayor declive cognitivo en los años siguientes. Los mecanismos exactos por los cuales las redes personales reducen el declive cognitivo son multifactoriales. Los investigadores sugieren que las relaciones sociales incrementan la estimulación cognitiva (“úsala o piérdela”), amortiguan en los pacientes los previsibles efectos cognitivos adversos derivados de la pérdida de volumen cerebral, y atemperan los efectos neurológicos relacionados con el estrés.
Se plantea una incógnita: ¿pueden estos beneficios observados en la población neurotípica esperarse también en las personas con SD, quienes tienen sin excepción, y en una u otra medida, discapacidad intelectual? Para responder a esta pregunta, debemos establecer en primer lugar si las redes personales de los individuos con SD pueden medirse, y cómo podría realizarse esta medición. Partiendo de una encuesta estandarizada, llevada a cabo para grupos poblacionales de pacientes (PERSNET), las redes personales de los participantes pueden visualizarse en un sociograma (fig. 1). Con el sociograma cuantificamos más a fondo las características de la red, incluyendo métricas de estructura (p. ej., el tamaño de la red) y composición (p. ej., porcentaje de familiares).
Fig. 1. Modelo de Sociograma
En este estudio preliminar, hemos estudiado las redes personales de una cohorte de adultos con SD, y nos hemos preguntado: ¿Pueden los adultos con SD proporcionar de manera fiable autoinformes sobre sus redes personales? ¿Cuál es el rango de las características cuantitativas de las redes personales en una cohorte con SD?
Pacientes y métodos
Pacientes
Reclutamos a individuos con SD a partir de los 25 años de edad en adelante, que eran pacientes en nuestro Programa Síndrome de Down en el Massachusetts General Hospital, una clínica multidisciplinar de atención especializada, que ve a los pacientes aproximadamente una vez al año. Todos los participantes tenían que ser verbales, tener el inglés como primera lengua y ser capaces de responder preguntas. Todos los participantes debían tener también un compañero o copartícipe, de 18 años o más, que actuara como cuidador y que pasara como mínimo 10 horas semanales con el participante con SD.
Adaptamos el instrumento PERSNET para redes personales, ya validado y puesto en práctica. Creamos dos versiones de la encuesta: una para los participantes con SD y otra para sus compañeros del estudio. Nuestras adaptaciones tenían por objeto rebajar el nivel de lectura de las preguntas, de modo que nuestros participantes con SD pudieran comprender mejor su propósito. La finalidad del primer conjunto de preguntas fue la creación de una lista maestra de las personas que eran consideradas importantes por parte del individuo con SD. Usamos tres preguntas para obtener una lista de los participantes con SD: (1) ¿Con quién trata usted los temas importantes? (2) ¿Con quién suele usted pasar el tiempo? (3) ¿Quién le ayuda cuando usted se siente enfermo? En las preguntas para el copartícipe del estudio se utilizó el mismo lenguaje: (1) ¿Con quién trata su pupilo los temas importantes?; (2) ¿Con quién suele pasar el tiempo?; (3) ¿Quién le ayuda a cuando siente enfermo?
Tras haber creado una lista maestra de nombres partiendo de estas preguntas, y después de haber eliminado los duplicados, nuestro equipo planteó a continuación una serie de preguntas para medir la estrechez de la relación con la persona con SD. Para los participantes con SD preguntamos, “¿Cuán unido se siente usted a…?” Las opciones de la respuesta eran “muy unido” o “no muy unido”. En la encuesta para el compañero del estudio se usó un lenguaje similar, “Comparando entre sí todas las personas que usted ha incluido en su lista, ¿cuán unido cree usted que su pupilo se siente respecto a cada una de esas personas?” Las opciones de la respuesta también eran “muy unido” o “no muy unido”.
Después medimos la estrechez de las relaciones entre las conexiones sociales, utilizando los primeros nombres proporcionados por el copartícipe del estudio. Preguntamos, “¿Es [persona A] un completo desconocido, muy cercano o un término medio respecto a [persona B]?” Definimos “completos desconocidos” como dos personas que no se reconocerían mutuamente si se encontraran en la calle; “término medio”, como relaciones a medio camino entre completos desconocidos y muy unidos, comúnmente personas que se conocen de vista y saben el nombre del otro; y “muy unido”, como dos personas que son próximas entre sí, o más próximas de lo que lo son respecto a usted. A los compañeros del estudio también se les hizo esta pregunta partiendo de la lista maestra de los nombres proporcionados por los participantes con SD.
Sólo para los compañeros del estudio, hicimos preguntas descriptivas adicionales sobre la lista maestra de los nombres elaboradas por ellos: ¿Qué persona o personas apoyan a su pupilo con más frecuencia? ¿Cuál es el sexo, raza, etnia de cada una de las personas incluidas en la red de su pupilo? Que usted sepa, ¿esta persona tiene alguno de los siguientes (opciones de la respuesta: “Síndrome de Down”, “Otra discapacidad”; “Ninguna discapacidad/normal”, o “No lo sé”)? Como término medio, ¿con qué frecuencia se comunica su pupilo con las personas de su red por videoconferencia (p. ej., FaceTime), por teléfono o personalmente (NO incluya mensajes de texto/mensajería instantánea/Facebook; opciones de la respuesta: “diariamente”, “semanalmente”, “mensualmente”, “con menos frecuencia”, “no lo sé”)? ¿Cuántos años hace que su pupilo conoce a las siguientes personas (opciones de la respuesta: “<3 años”, “3-6 años”, “>6 años” y “no lo sé”)? ¿A qué distancia vive cada persona de su pupilo (opciones de la respuesta: “misma casa”, “≤8 kilómetros”, “10-24 kilómetros” “26-80 kilómetros”, y “80+ kilómetros”)? “¿Algunos de los enumerados a continuación son obstáculos para la relación de su pupilo con cada uno de los siguientes (opciones de la respuesta: “transporte”, “disponibilidad de los cuidadores para coordinar”, “problemas de horarios”, “problemas de lenguaje/inteligibilidad del habla” o “ninguno”)? Con respecto a cada una de las personas, ¿de qué modo están conectadas con su pupilo (opciones de la respuesta: “cónyuge”, “familia”, “amigo”, “consejero”, “compañero de trabajo”, u “otro”)? ¿Qué edad tiene cada persona? ¿Su pupilo ha hecho ejercicio al menos tres o cuatro veces por semana durante los últimos 3 meses? ¿Qué personas de la red de su pupilo cree usted que han hecho ejercicio al menos tres o cuatro veces por semana durante los últimos 3 meses? ¿Su pupilo ha consumido una dieta saludable de forma regular durante los últimos 3 meses? ¿Qué personas de la red de su pupilo cree usted que han consumido una dieta saludable de forma regular durante los últimos 3 meses?
Análisis
Tamaño de la red es la cantidad de miembros que hay en la red personal del paciente, excluyendo a éste.
Intensidad es una medida de cuán estrechamente conectados están los miembros de la red a la red, en general. La escala para esta medición parte de un cero teórico a un máximo de 125, siendo cero una red completamente “abierta” o “de extrapolación”, y 125 representando redes completamente “cerradas” o “restringidas”.
Densidad es una medida de lo densa que es la red personal del paciente, basándose en la cantidad de vínculos entre los miembros de la red, exceptuando al paciente. La escala para esta medida va desde un cero teórico hasta un máximo de 1, que representaría una red completamente perfecta.
El tamaño efectivo describe cuántos “grupos” informativos únicos existen dentro de la red ―es decir, el número de voces únicas de la red basándose en el número y la fuerza de los vínculos. Las redes en las que todos se conocen muy bien entre sí darán como resultado tamaños efectivos inferiores, mientras que las redes en las que hay muchas personas no interconectadas, darán como resultado mayores tamaños efectivos. La escala para esta medida va desde un mínimo de un cero teórico hasta el valor del tamaño de la red de una red determinada.
Resultados
La edad media de los participantes con SD fue de 36,3 años (Desviación estándar [DE] = 8,9, rango 25-55, N = 43). La mayoría tenía una educación de enseñanza secundaria o inferior. Alrededor del 20% estaba saliendo con alguien. En el caso de la enorme mayoría de los adultos que no viven solos, había una media de 3,8 personas en sus hogares, incluyéndolos a ellos mismos (DE = 2,0, rango 2-12, N = 37).
Los participantes con SD (N = 38) proporcionaron respuestas que fueron acordes con las proporcionadas por sus compañeros del estudio, sobre sus propias características sociodemográfricas. En el caso de los participantes con SD, era más probable que estos se saltaran las preguntas referentes a la raza y a la etnia. Los participantes con SD tendían a comunicar un nivel educativo más alto. En el caso de los que no comunicaron que vivían solos, había una media de 4,0 personas en sus hogares, incluyéndolos a ellos mismos (DE = 2,2, rango 2-10, N = 30).
Los participantes con SD dieron respuestas que estaban en consonancia con las proporcionadas por sus compañeros del estudio, respecto a todas las características cuantitativas de la red personal. Todos los compañeros del estudio y todos los participantes con SD fueron capaces de responder a las preguntas de la encuesta, de modo que fue posible crear los sociogramas (fig. 2). Según los participantes con SD, la mediana del tamaño de la red fue 7,50, la intensidad 46,00, la densidad 0,80, y el tamaño efectivo 3,07.
Fig. 2. Redes personales de las personas con síndrome de Down según sus propias respuestas (N = 38). En cada red personal, el punto negro representa al entrevistado con SD; los puntos circulares representan otras conexiones sociales. Las líneas azules representan vínculos sociales débiles entre dos personas, y las líneas rojas representan vínculos fuertes.
La composición de las redes personales, basándonos solamente en las respuestas proporcionadas por los compañeros del estudio, describieron el medio de las características sociales que rodeaban al participante. Aproximadamente el 50% de los miembros de la red eran miembros de la familia. Hubo una proporción igual de miembros varones y de miembros mujeres, y casi todos los miembros eran de la misma raza y de la misma etnia del participante con SD. La desviación estándar de las edades fue alta a los 16 años, lo que significa que las redes de los individuos que rodeaban al participante estaban formadas por personas mayores y por personas más jóvenes. Sólo el 6% de los miembros de la red tenían ellos mismos SD u otro tipo de discapacidad. Aproximadamente el 38% de los miembros de la red tenían algún tipo de obstáculos para interactuar con el participante, obstáculos definidos como problemas de transporte, problemas para coordinar la disponibilidad de los cuidadores, problemas de horarios y problemas con el lenguaje/con la inteligibilidad del habla. La mayoría de los miembros de la red conocían al participante desde hacía más de 6 años, y el 80% tenían con éste proximidad geográfica. Se comunicó que los miembros de la red tenían estilos de vida saludables: el 60% de los miembros de la red hacían ejercicio al menos tres o cuatro veces a la semana, y el 80% consumían regularmente una dieta equilibrada. Uno de los participantes con SD identificó a dos miembros de la red que eran reales, pero que ya no vivían (es decir, dos abuelos ya fallecidos). Ninguno de los participantes identificó a miembros de la red que no eran reales.
Discusión
En este estudio preliminar, demostramos que las redes personales de las personas con SD pueden ser analizadas cuantitativamente, sin diferencias estadísticas entre el autoinforme y el informe del progenitor-representante. Puesto que todas las personas con SD tienen algún grado de discapacidad intelectual, este hallazgo es significativo, demostrando que nuestra adaptación de la encuesta sobre las redes sociales personales podía ser comprendida con fiabilidad. Las correlaciones oscilaron entre débiles y fuertes, lo que sugiere que sería importante incluir tanto los autoinformes del representante, como los informes de los progenitores-representantes.
También pudieron crearse los sociogramas de estos patrones estructurales sociales para cada una de las personas con SD, lo que demuestra que los ensayos clínicos futuros podrían incorporar estas medidas como resultados primarios o secundarios.
El conjunto de resultados muestran una similitud entre las personas con SD y los individuos neurotípicos. Esto podría resultar sorprendente para aquellos que suponen que las personas con SD tienen dificultades para tener amistades significativas. En general, los miembros de las redes personales de las personas con SD coincidían con éstas en raza y etnia. Era poco probable que estos miembros tuvieran también una discapacidad. Aproximadamente la mitad eran miembros de la familia, y la mayoría tenían proximidad geográfica con los adultos con SD. Estos resultados pueden explicarse, en parte, por las personas con SD que siguen viviendo durante su adultez con los miembros de su familia. Sin embargo, un creciente número de adultos con SD se están mudando a pisos tutelados, donde los compañeros del piso y el personal se convierten en potenciales miembros integrantes de la red personal del individuo. El hecho de que gran parte del presente estudio se llevara a cabo durante la pandemia del COVID-19, también puede haber contribuido a que los miembros de las redes hayan sido miembros del hogar familiar o de los pisos tutelados. La mayoría de los adultos con SD también participan en programas diurnos, frecuentemente en las actividades creadas por el Departamento de Servicios de Desarrollo de Massachusetts. Estos programas diurnos brindan a las personas con SD la oportunidad de incorporar en sus redes personales al personal y a otros participantes. Durante la pandemia del COVID-19, se suspendió la mayoría de los programas que conllevaban asistencia personal. Las investigaciones futuras podrán estudiar más a fondo los efectos protectores potenciales de estas redes sociales integradas, formadas a partir de los pisos tutelados y de los programas diurnos.
Es de destacar que por medio de la presente investigación, hemos demostrado que las redes personales de las personas con SD pueden solicitarse a través del autoinforme, y pueden analizarse cuantitativamente con métricas estándares.
Comentario: Este estudio muestra que las personas con SD pueden ofrecer datos fiables sobre sus personales redes sociales, y a partir de ellos se pueden elaborar sociogramas y cuantificar la calidad e intensidad de las relaciones, lo que permite promover cambios que mejoren la categoría y naturaleza de la relación.
4. Recomendaciones de la Sociedad Española de Neonatología para la profilaxis frente a las infecciones graves por virus respiratorio sincitial con nirsevimab, para la estación 2023-2024
Manuel Sánchez Luna, Belén Fernández Colomer, M. Luz Couce Pico, En representación de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Neonatología (SENEO), Comisión de Infecciones de SENEO y Comisión de Estándares de SENEO. (2023). Anales de Pediatría, https://doi.org/10.1016/j.anpedi.2023.09.001
Las infecciones por el virus respiratorio sincitial (VRS) son la causa más frecuente de hospitalización pediátrica en España en menores de un año siendo especialmente frecuentes las formas graves que precisan hospitalización en los recién nacidos y lactantes de menos de 3 meses y las causantes de un elevado número de consultas en medicina de atención primaria y urgencias hospitalarias por infecciones del tracto respiratorio inferior (1) . Además, están relacionadas con la aparición de episodios de sibilancias de repetición en el lactante que pueden comprometer la función respiratoria a medio plazo, y se han asociado con el desarrollo de asma en poblaciones sin antecedentes de atopia.
Durante más de 20 años se ha realizado de forma muy eficaz profilaxis de estas infecciones con un anticuerpo monoclonal, palivizumab, de coste elevado y vida media corta, en poblaciones definidas como de alto riesgo de presentar un proceso grave o muy grave por VRS, definido claramente por la Sociedad Española de Neonatología.
La aparición de un nuevo anticuerpo monoclonal con vida media más larga y con eficacia y seguridad demostrada, nirsevimab, ha abierto la posibilidad de realizar inmunoprofilaxis pasiva de forma universal a todos los lactantes sanos para prevenir estos cuadros en la época de mayor riesgo de infecciones del tracto respiratorio inferior graves, fundamentalmente en el primer año de vida (2-6).
La aprobación para su uso en la Unión Europea el 3 de noviembre de 2022 ha permitido que se pueda emplear de forma amplia en esta primera estación epidémica de 2023-2024 en España. Recientemente también ha sido aprobado por la Administración de Medicamentos y Alimentos americana (el 17 de julio de 2023) y se han realizado recomendaciones de uso tanto por el Ministerio de Sanidad español, a través del grupo de expertos de la Dirección General de Salud Pública, como por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en Estados Unidos. La ficha técnica del producto prevé su uso en lactantes sanos para prevenir las infecciones graves por VRS en la primera estación, recomendando seguir las indicaciones de uso oficiales. Es por todo ello que nuestra Sociedad recomienda para la profilaxis en esta próxima estación, de epidemia de infecciones por VRS, 2023-2024, que se emplee nirsevimab en los grupos de pacientes que se detallan en la tabla 1, teniéndose en cuenta las consideraciones adicionales de la tabla 2.
Tabla 1: Indicaciones de inmunoprofilaxis frente a infecciones graves por VRS con nirsevimab, estación 2023-2024 | |
Grupo de Pacientes | Indicaciones |
Lactantes sanos nacidos con ≥ 35 semanas de gestación | - Una sola dosis de forma sistemática a todos los menores de 6 meses al inicio de la estación epidémica, definida desde el 1 de octubre al 31 de marzo. Esto incluye a todos los nacidos durante la estación y los nacidos entre el 1 de abril de 2023 y el 30 de septiembre de 2023. |
Grupos de riesgo de enfermedad grave por VRS | - En este grupo, se recomienda el uso de nirsevimab en sustitución de palivizumab. |
1. Una sola dosis antes de cumplir 12 meses de edad al inicio de la estación. | |
- Lactantes nacidos prematuros de menos de 35 semanas (incluyendo los de edad gestacional menor de 29 semanas). Esto incluye a todos los nacidos durante la estación y los nacidos entre el 1 de octubre de 2022 y el 30 de septiembre de 2023. | |
2. Una dosis anual antes de cumplir 24 meses de edad al inicio de la estación (2 estaciones). | |
- Pacientes con displasia broncopulmonar. Especialmente los grados 2 y 3 de gravedad y con prioridad si han precisado algún tratamiento para su enfermedad respiratoria en los últimos 6 meses antes del inicio de la estación. | |
- Pacientes con otras enfermedades de base que suponen un gran riesgo para padecer bronquiolitis grave por VRS: inmunodepresión grave, errores congénitos del metabolismo, enfermedades neuromusculares, malformaciones pulmonares graves, síndromes genéticos con problemas respiratorios relevantes, síndrome de Down, fibrosis quística. |
Tabla 2. Consideraciones adicionales a tener presentes en la inmunoprofilaxis frente a infecciones graves por VRS con nirsevimab | |
La administración de nirsevimab se debe hacer: | En el grupo de lactantes sanos, nacidos durante la estación epidémica, lo más precoz posible en el periodo neonatal previo al alta de maternidad, y en los nacidos los 6 meses anteriores lo más próximo posible al inicio de la estación, especialmente en los menores de 3 meses |
En el grupo de prematuros de menos de 35 semanas de gestación y pacientes con displasia broncopulmonar grados 2-3 dados de alta hospitalaria, lo más precoz posible si el alta es durante la estación epidémica, o al menos 2-3 semanas antes del inicio de la estación si el alta es fuera de la estación epidémica Para los recién nacidos hospitalizados en unidades neonatales, durante la estación epidémica, es recomendable realizar la profilaxis tan pronto como la condición clínica del paciente lo permita y siempre entre 4-6 días antes del alta hospitalaria o lo más precoz posible si la estancia es inferior. No existen datos de seguridad cuando se administra en menores de 1.000 g de peso, por lo que es prudente esperar a superar este peso para realizar la profilaxis | |
Es recomendable realizar un registro de seguimiento, muy especialmente para los grupos de riesgo, para comprobar la eficacia de nirsevimab en su uso fuera de ensayo clínico | |
Presentación y dosis: Para lactantes con menos de 5 kg de peso: Beyfortus® 50 mg (dosis única). Jeringa precargada, con émbolo morado. Contiene 50 mg de nirsevimab en 0,5 ml (100 mg/ml) Para lactantes de 5 kg o más de peso: Beyfortus® 100 mg (dosis única). Jeringa precargada, con émbolo azul claro. Contiene 100 mg de nirsevimab en 1 ml (100 mg/ml) |
Bibliografía
- Sanchez-Luna M, Elola FJ, Fernandez-Perez C, Bernal JL, Lopez Pineda A. Trends in respiratory syncytial virus bronchiolitis hospitalizations in children less than 1 year: 2004-2012. Curr Med Res Opin. 2016;32:693-8.
- Griffin MP, Yuan Y, Takas T, Domachowske JB, Madhi SA, Manzoni P, et al., Nirsevimab Study Group. Single-dose nirsevimab for prevention of RSV in preterm infants. N Engl J Med. 2020;383:415-25.
- Hammitt LL, Dagan R, Yuan Y, Baca Cots M, Bosheva M, Madhi SA, et al., MELODY Study Group. Nirsevimab for prevention of RSV in healthy late-preterm and term infants. N Engl J Med. 2022;386:837-46.
- Domachowske J, Madhi SA, Simões EAF, Atanasova V, Cabañas F, Furuno K, MEDLEY Study Group. Safety of nirsevimab for RSV in infants with heart or lung disease or prematurity. N Engl J Med. 2022;386:892-4.
- Muller WJ, Madhi SA, Seoane Nunez ˜ B, Baca Cots M, Bosheva M, Dagan R, et al., MELODY Study Group. Nirsevimab for prevention of RSV in term and late-preterm infants. N Engl J Med. 2023;388:1533-4.
- Simões EAF, Madhi SA, Muller WJ, Atanasova V, Bosheva M, Cabañas F, et al. Efficacy of nirsevimab against respiratory syncytial virus lower respiratory tract infections in preterm and term infants, and pharmacokinetic extrapolation to infants with congenital heart disease and chronic lung disease: A pooled analysis of randomized controlled trials. Lancet Child Adolesc Health. 2023;7:180-9.
Comentario: Esta vacuna mejora las propiedades de la que ya existía. Conocido es el riesgo que corren los bebés con síndrome de Down ante la infección por virus respiratorio sincitial, por lo que cabe dar la bienvenida a esta iniciativa. Queda por ampliarla a edades mayores, al menos hasta los 3 años, en esta población.