Editorial:¿Limitaciones o capacidades?

¿Limitaciones o capacidades?

Hemos asistido en estos últimos años a un cambio profundo en nuestro concepto y en nuestra conducta a la hora de afrontar la discapacidad de una persona. Hemos saltado desde la trinchera de las limitaciones al campo abierto de las capacidades. Ponemos nuestro acento en el análisis de las capacidades que nos permitirán programas los apoyos necesarios para desarrollarlas. Es un buen paso que está dando abundantes frutos.

Pero como tan frecuentemente sucede, una falsa interpretación de este concepto lleva  a veces a aceptar equívocos que, desgraciadamente, se transmiten de unos a otros y terminan por inducir falsas expectativas. Trasladar el enfoque desde la limitación a la capacidad ha llevado a proclamar, en algunos foros y ambientes, que las personas con síndrome de Down, por ejemplo, no tienen limitaciones y que, en cambio, sus capacidades son ilimitadas. Actuar en consecuencia ha significado un engaño y una frustración.

Para poder garantizar la aplicación de los apoyos necesarios que han de desarrollar las capacidades, es imprescindible conocer previamente las limitaciones intrínsecas del síndrome, y el grado en que dichas limitaciones se concretan en un individuo determinado. Es decir, es imprescindible hacer una evaluación que constituye el punto de partida, ajustada a la edad o etapa por la que esa persona está transitando. Si no conocemos la problemática ―la limitación― intrínseca al síndrome es imposible atenderla para intentar superarla, confiando, eso sí, en las capacidades para desarrollarlas al máximo.

Por otra parte, promover sus capacidades al máximo de sus posibilidades no significa que no pueda tener límites en su desarrollo. Forzarlas es el mejor modo de abocar a la persona al fracaso. Ni que decir tiene que sólo conseguiremos desarrollarlas si creemos en ellas, con equilibrio y sentido común. Pero, al mismo tiempo, necesitamos aplicar la evaluación continuada que nos señale su evolución y progreso desde el punto de partida.

Conocer bien los problemas y las limitaciones nos ilumina para aplicar los mejores métodos ―los apoyos― que van a ser capaces de superarlos.

Comentarios  

0 #1 lo que debe saber de la educación especialMiguel 27-02-2014 17:43
Me parece excelente el editorial
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0 #2 Saro 28-02-2014 12:39
Además de agradecer la más que puntual publicación de la revista, y de manifestar mi acuerdo con el Editorial de este mes, los felicito y me felicito por la incorporación del artículo de Francisco Rodríguez Criado "La traición del padre". Me ha encantado acceder al blog del autor. Lo recomiendo encarecidamente . Un abrazo y gracias por seguir dándonos cosas tan excelentes, Saro
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0 #3 RE: Editorial:¿Limi taciones o capacidades?chus 03-03-2014 13:11
Desde luego este editorial se puede dirigir a personas con discapacidad y sin ella... pues todos tenemos limitaciones y no hay absolutamente nadie que sepa de todo.

De la misma forma que todos tenemos capacidades y una de nuestras misiones de dar con ellas y sacarlas en máximo partido para vivir mejor.

Yo creo que es fundamental saber quien es uno mismo aceptándose con sus virtudes y defectos.

El primer paso de una persona con síndrome de down es reconocerse en él, con todo lo que ello implica... y mucho antes su familia... para juntos saber andar, corregir, progresar.

Y como dentro de esta gran familia, no hay dos seres iguales, pues luego personalizar siempre cada caso... la generalidad y los estudios nos guían, pero luego hay que llevarlos cada cual a su caso y en función de eso actuar.

Nadie calza el zapato del vecino, sino el suyo propio, las comparaciones son inevitables, pero que sean como referencias no como objetivos.
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0 #4 Editorial:¿Limi taciones o capacidades?José Francisco Navarro Aldana 09-03-2014 17:24
Magnifico Editorial, que coloca en su exacta dimensión la importancia de conocer, por medio de una evaluación integral, el nivel del funcionamiento de la persona con síndrome de Down en sus distintas áreas, que sirva como basamento para los distintos apoyos que requiere.

Los padres y los profesionales que atienden a la persona con síndrome de Down han de tener bien definido un proyecto de vida, que sobre una base de las realidades inherentes a cada persona con síndrome de Down, sea factible de cumplir, para que logre una vida autónoma, pues a veces hay padres que quieren es satisfacerse a ellos mismos al exigirle al hijo o hija que logre metas, que se pueden ser causa de frustración en la persona con síndrome de Down.
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