Editorial: Creadores de opinión
Desde muy pronto las organizaciones que trabajan a favor de las personas con síndrome de Down se dieron cuenta de la necesidad de sensibilizar a la opinión pública. En un principio la idea era simplemente recaudar fondos para poner en marcha unos servicios educativos, asistenciales y rehabilitadores que el Estado no ofrecía. Pero pronto se dieron cuenta de otra cosa mucho más básica y trascendental: el papel de la publicidad y de los medios de comunicación en la imagen que la sociedad se hace de este colectivo y, por consiguiente, su enorme influjo a la hora de favorecer (o desfavorecer) la aplicación práctica y realmente operativa de los principios de integración, normalización e inclusión. Es decir, el cambio de actitudes, prejuicios y estereotipos sociales como instrumento para la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad.
Como ha señalado Antón Álvarez, “en nuestro país, en poco más de dos décadas, el uso de las técnicas publicitarias ha hecho posible que la opinión pública haya podido conocer y compartir la problemática de las personas con discapacidad a un ritmo tan rápido y con un nivel de universalidad que difícilmente ninguna otra acción de otro tipo podría haber conseguido” (1). En un mundo donde la realidad se reconstruye a través de los medios de comunicación, lo que no está representado en ellos no existe de hecho para la ciudadanía. Otra cuestión, continuación de la anterior, es cómo aparecen representadas las personas con discapacidad las pocas veces que merecen la atención de los medios y lo importantísimo que es aparecer en un entorno positivo. A estos dos efectos, el denotativo generado por la simple aparición o no en los medios y el connotativo marcado por la forma en cómo son representados, en qué contextos y ejerciendo qué papeles, Álvarez suma un tercero: el denominado “prioridad en la agenda”.
Por último, destaca este autor cómo los medios de comunicación actuales ofrecen una visión fragmentaria de la realidad, porque potencian los efectos de tipo impactante —en buena medida, buscan la estimulación sensorial más que la transmisión de contenidos— pero evitan una comprensión profunda y sopesada de los problemas sociales. Las cuestiones sociales parecen “emerger” y “desaparecer” de los medios de forma un tanto compulsiva pero, a pesar de su importancia y del interés que generan en el momento de emergencia, dejan una cierta sensación de lejanía y superficialidad, impidiendo que el espectador penetre en su contenido y se identifique con ellas.
Como es sabido, en las cuestiones sociales suele ser muy trabajoso modificar una tendencia, conseguir un punto de inflexión en el interés del público para que un sector mayoritario de la ciudadanía comprenda y apoye las reivindicaciones de las personas con discapacidad. Pero tras promover el cambio de actitudes —que no deja de ser un primer paso, necesario aunque no suficiente— ha llegado el momento de aplicar en la realidad cotidiana los cambios tangibles que permitan la integración de hecho. En este sentido, consideramos que es una prioridad del momento actual conseguir que la temática de las personas con síndrome de Down esté presente allí donde se genera pensamiento y corriente cultural: las páginas de opinión de los periódicos; los ensayos de bioética, filosofía y antropología; los libros de política; las canciones de moda… Pero no por personas que tienen algo que ver directamente con el ámbito de la discapacidad sino que, impulsadas eso sí por nuestras entidades, sean personas que nada tienen que ver con la discapacidad las que se asoman al síndrome de Down y reflexionan sobre él, sobre la integración y normalización, sobre una sociedad que auténticamente quiere ser plural, democrática y civilizada y, por ello mismo, acoge en su seno con total naturalidad y en pie de igualdad a las personas con síndrome de Down. ¿Seremos capaces de motivar, cautivar y acompañar a los “hacedores” de cultura para que se involucren en este apasionante y revolucionario proyecto social?
Muy feliz año 2010.
(1) ALVAREZ RUIZ, A., “Persuadir para integrar. El papel de la publicidad en la integración social de las personas con discapacidad”, en Juan Antonio LEDESMA (ed.), La imagen social de las personas con discapacidad (CERMI, Madrid 2008), p. 89.
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