EDITORIAL

EDITORIAL

 

El camino lo vamos haciendo día a día  con constancia, con coherencia y paciencia.  Si, desde recién nacido, en atención temprana y con las familias….

La familia hoy, participando activamente, en su rol insustituible en el desarrollo y vínculo armónico con su hijo, de pequeño, de adolescente, de adulto…

Centrarnos sólo en su educación, en lo cognitivo, en  lo académico es completamente insuficiente y parcelado.  No formamos de esta manera una persona integral…  Las metodologías de apoyo para los aprendizajes de la lectura, escritura, manejo del dinero, computación, etc.  están efectivamente comprobadas y permiten que la mayoría de las personas con síndrome de Down tengan un manejo funcional y cotidiano en todos estos ámbitos.

Es así como existen programas computacionales de apoyo, interactivos, que motivan y facilitan  tantos aprendizajes a las personas con síndrome de Down.  Adecuaciones curriculares individuales y significativas que permiten la participación de nuestros alumnos en colegios regulares…Sin embargo, si no damos énfasis a todas las destrezas y habilidades (que deben ser planificadas y evaluadas)  que les permita “estar” y “participar” en la dinámica de una clase  e insertos en la comunidad escolar estaremos perdiendo una maravillosa oportunidad de inserción en el medio. Conocer e interpretar su horario, organizar y buscar información, apuntar en su agenda, hablar cuando el profesor le da la palabra, almorzar con sus compañeros son algunos de los ejemplos de conductas que se deben aprender sí o sí en el colegio.  Además está  la “adquisición” de habilidades para trabajar en grupo, compartiendo y cooperando en tareas grupales, respetando turnos y el espacio privado de los demás, controlando su impulsividad,….

Si no nos “ocupamos” y priorizamos estos aprendizajes…. Estamos dejando de lado aspectos esenciales en la formación integral de la persona.

Más tarde,  al egresar del colegio, viene su preparación para la vida laboral, continuando con los apoyos para mantener aprendizajes y adquirir otros tantos fundamentales para posteriormente obtener un empleo. 

Podemos hablar de experiencia, de años, de jóvenes y adultos que recibieron estimulación temprana y educación…. Podemos enmendar, rectificar, recomendar….la diferencia está en el énfasis e importancia que le demos en su desarrollo emocional, de la interacción y comunicación, de promover el reconocimiento y sus emociones, de los límites y normas claras y consistentes, de contener, controlar sus impulsos… De modelar siempre conductas socialmente adecuadas, de ser firmes, de disfrutar con él, de reforzar sus logros, su sentido de competencia, de brindar apoyos, de que se conozcan, se acepten y se quieran… Nuestra experiencia nos indica y nos reafirma que el eje central de la formación y educación de la persona con síndrome de Down debe tener siempre presente y como hilo conductor el desarrollo emocional en sus distintas etapas, priorizando  su valoración, su conducta y habilidades sociales. 

Debemos prepararlos entonces para una vida armónica y plena…y sin duda lo lograrán  si familias y apoyos les facilitamos, en coherencia, las herramientas para su desarrollo global.