Función oral y problemas en la alimentación síndrome de Down

Resumen del Mes: Función oral y problemas en la alimentación en adultos con síndrome de Down

Sonia Cañizares-Prado, Jorge Molina-López , María Trinidad Moya, Elena Planells. 2022. Oral Function and Eating Habit Problems in People with Down Syndrome. Int. J. Environ. Res. Public Health 2022, 19, 2616. https://doi.org/10.3390/ijerph19052616

 

RESUMEN

En el síndrome de Down hay características anatómicas específicas que complican el funcionamiento correcto de la boca en el nivel maxilofacial. En efecto,  se aprecia una reducción en el desarrollo de la mandíbula, que favorece la protrusión de la lengua, haciendo más difícil la oclusión de los labios y ocasionando problemas dentales y deglutorios. Es también frecuente la hipotonía de labios y lengua que dificulta la succión, el control y manejo de la saliva y del bolo alimenticio dentro de la cavidad oral. También son frecuentes el paladar ojival y alteraciones de la dentición que originan agenesia dental o presencia de dientes supernumerarios, que son causa de maloclusiones. Toda esta problemática orofacial es fuente de dificultades en la deglución que, en ocasiones, pueden provocar serios problemas de salud por comprometer el paso del aire por las vías respiratorias, si la comida mal masticada se convierte en un obstáculo a nivel de la faringe. En relación con la fase oral de la deglución, algunos tienen dificultades para mantener el alimento en la cavidad oral que pueden ser debidas a un escaso cierre labial, a una discrepancia intermaxilar que entorpece la estabilización de la mandíbula y el hueso hioides necesaria para masticar y deglutir, y a un pobre control y movilización del bolo alimenticio. Todo ello, a su vez, se puede ver complicado por una pobre percepción sensorial de la mucosa oral, lo que lleva a no tolerar bien ciertas texturas de los alimentos en la cavidad oral. Finalmente, la hipotonía antes señalada ejerce también sus efectos a nivel faríngeo, en donde  la debilidad muscular incrementa el riesgo de aspiración antes y después de la deglución.

Todos estos factores ejercen su impacto sobre los hábitos de comida en las personas con síndrome de Down, que, si no son debidamente intervenidos, pueden persistir a lo largo de su vida. Y así observamos un ritmo variable en la comida (demasiado lento o demasiado rápido) que altera la eficiencia y seguridad de la deglución, con sus correspondientes problemas digestivos que aparecen hasta en un 4,7% de los adultos, especialmente el estreñimiento. Es de destacar la escasa literatura científica referida a la edad adulta en la población con síndrome de Down, frente a las generalizaciones basadas en los resultados obtenidos en la población infantil. Por eso nuestro estudio tiene como finalidad el análisis de la estructura maxilomandibular y oral, del funcionamiento de la masticación y deglución y de los hábitos de comida y dieta en un grupo de adultos con síndrome de Down.

El estudio se realizó en 18 adultos con síndrome de Down (8 mujeres y 10 varones, entre 30 y 45 años [media: 34,5±3,88]). Se dividió en dos grupos: adultos jóvenes para los de ˂34 años (YAG), adultos mayores para los de >34 años (OAG). Las evaluaciones y análisis practicados fueron: 1. Historia clínica y examen miofuncional siguiendo el protocolo y puntuaciones MBGR. 2. Evaluación miofuncional orofacial según el protocolo (OMES-E). 3. Constantes de frecuencia cardíaca, saturación de oxígeno y pH salivar.

Problemas de salud, respiración y sueño. El índice de masa corporal fue 21,5-31,2 kg/m2. Los problemas de salud más frecuentes fueron ortopédicos (62,5% en el grupo YAG) y digestivos (70% en el grupo OAG). No hubo diferencias en los problemas respiratorios entre los dos grupos. Los problemas de sueño fueron también similares en ambos grupos, aunque el babeo durante el sueño fue algo mayor en el grupo YAG.

Problemas de masticación y deglución y hábitos de alimentación. Fue notable la dificultad para introducir nuevos sabores y consistencias de los alimentos en ambos grupos (hasta el 60% para sabores y más del 75% para consistencias). En cuanto a la masticación, se observó una diferencia significativa  del 37,5% en la capacidad de masticación en el grupo YAG respecto al OAG. En todos los participantes la masticación fue unilateral. Respecto a la deglución, hubo una elevada frecuencia de residuos alimenticios tras la deglución en ambos grupos (70 y 100% para OAG y YAG, respectivamente). Hubo una mayor presencia de malos hábitos (chupeteo de dedos, humedecerse los labios, bruxismo, presionar los dientes, tocarse la nariz y tocar los objetos) en el grupo YAG que en el OAG.

Respecto a las características faciales, el grupo YAG mostró una disfunción ligera-moderada en la relación anteroposterior entre mandíbula y maxilar, y en el grupo OAG esta disfunción fue moderada-grave. Fue muy marcada la presencia de un paladar alto y estrecho en ambos grupos. El movimiento de la lengua hacia abajo fue mejor en el grupo YAG. Las puntuaciones más bajas se apreciaron en la movilidad de las mejillas. En relación con la deglución y eficiencia masticadora, no se apreciaron diferencias entre ambos grupos; la puntuación más baja fue en la eficiencia deglutoria de sólidos, siendo peor para sólidos que para líquidos.

La oximetría durante la ingesta de alimentos fue más baja en el grupo OAG. No hubo diferencias en la frecuencia cardíaca.

En conclusión: En las edades consideradas de las personas con síndrome de Down, es alta la frecuencia de problemas digestivos, la resistencia a introducir nuevos sabores y consistencias, la disfuncionalidad de ciertos hábitos orales, peores patrones de masticación y deglución, e hipotonía oral; pero no se apreciaron especiales diferencias entre los dos grupos analizados: 30-34 años y 35-45 años. Los resultados indican la necesidad de educar y alertar sobre la necesidad de establecer correctos protocolos de intervención en etapas mucho más jóvenes, tanto a los interesados como a sus familias y educadores.

COMENTARIO

El exhaustivo análisis expuesto en este trabajo con personas ya adultas, subraya la necesidad de formar hábitos correctos de alimentación desde la niñez y adolescencia. Los factores, temas y consecuencias son numerosos. Eso requiere la organización de una programación y enseñanza continuada, adaptada a cada periodo de la vida, que sea comprendida por el individuo. Un tema a considerar seriamente en los currículos educativos especialmente dirigidos a los alumnos.