Factores de riesgo de la enfermedad de Alzheimer
Resumen: Factores psicosociales de riesgo de enfermedad de Alzheimer en personas con síndrome de Down: revisión
Osama Hamadelseed, Ibrahim H. Elkhidir, Thomas Skutella. (2022). Psychosocial Risk Factors for Alzheimer’s Disease in Patients with Down Syndrome and Their Association with Brain Changes: A Narrative Review. Neurol Ther (2022) 11:931–953
https://doi.org/10.1007/s40120-022-00361-9
RESUMEN
Determinar los factores de riesgo resulta esencial para evaluar el riesgo de enfermedad de Alzheimer (EA) en las personas con síndrome de Down (SD). De entre los diversos factores de riesgo de padecer EA que se aceptan actualmente, los factores de carácter psicosocial son especiales porque, a diferencia de los genéticos, pueden ser modificados. Pero aunque la identificación de esos factores ayude a evaluar el riesgo, su presencia no garantiza que todas las personas que los presentan vayan a tener la enfermedad, o que quienes no los presenten no la vayan a contraer. La triple presencia de proteína preamiloide es un factor contribuyente de gran importancia en el SD, al que se añaden otros factores de riesgo como pueden ser el estado neuroinflamatorio y el estrés crónico. Hemos basado nuestra revisión en el análisis de la literatura obtenida a partir de las principales bases de datos. Nos hemos centrado en los factores psicosociales de riesgo, como son el estado cognitivo, la educación, los años de permanencia en una institución prestadora de atención, la actividad física, el tabaco, el sueño, y en otros factores de riesgo como son la edad, el sexo y un factor genético que contribuye de manera adicional al desarrollo de la demencia como es la APOE.
La edad en el síndrome de Down (SD) es un fuerte factor de riesgo, como ha sido bien demostrado por el creciente incremento de incidencia de EA conforme la edad aumenta. El factor sexo es más variable a juzgar por los datos de diferentes estudios. Algunos estudios señalan la importancia de la educación, el nivel cognitivo y otros factores ambientales como elementos que pueden retrasar la aparición de la demencia. Eso da paso a la hipótesis de la reserva cognitiva, según la cual los pacientes compensan la pérdida neuronal si el cerebro funciona activamente; las personas con mejores capacidades cognitivas (CI, educación, ocupación, comunicación) tolerarían mejor la patología propia del EA y la pérdida neuronal. La presencia del alelo APOE ε4 es un claro factor de riesgo, al igual que en la población general, ocasionando un inicio más precoz y una evolución más rápida.
Son varios los estudios que muestran, tanto en las personas con SD como en modelos animales, la mejoría de funciones cognitivas y adaptativas cuando se practican ejercicios físicos con la debida intensidad y regularidad. Cuando se analizan, se acompañan de mejoría en el sustrato anatómico cerebral. Queda por saber en qué grado puede influir sobre la aparición de la demencia.
En cuanto a las modificaciones en la estructura cerebral, se considera que las primeras regiones afectadas, y que están asociadas a la edad y al estilo de vida de las personas con SD, son la reducción de volumen en el hipocampo y otras estructuras del lóbulo temporal medial y en el corpus callosum.
En las personas con SD, los cambios en el funcionamiento general, personalidad y conducta son los indicadores más típicos de desarrollo de EA que la pérdida de memoria y los olvidos. Síntomas relativamente tempranos pueden ser: una disminución en su sociabilidad, en la expresión de sus pensamientos; menor entusiasmo por las actividades habituales, un declive en la capacidad de prestar atención; mayor tendencia a la tristeza, miedos, irritabilidad, ansiedad; menor cooperación, trastornos del sueño, intranquilidad, agresividad, crisis epilépticas, coordinación en la deambulación.
COMENTARIO
El valor de esta revisión reside en la importancia que en las personas con síndrome de Down se ha de dar a los factores psicosociales como elementos de riesgo en la evolución hacia, y la aparición de, la enfermedad de Alzheimer. Algunos de ellos son modificables, por lo que las adecuadas intervenciones pueden contribuir a modular el curso de la evolución patogénica de la enfermedad.