Resumen: Entrenar la memoria auditiva

Cómo mejorar la extensión de la memoria en los niños con síndrome de Down

F.A. Connors, C.J. Rosenquist, L. Arnett, M.S. Moore, L.E. Hum
Journal of Intellectual Disability Research 52: 244-255, 2008

RESUMEN

Se conoce muy bien que los individuos con síndrome de Down presentan notables alteraciones en la extensión o intensidad de ciertos tipos de memoria, en especial la memoria operativa auditiva verbal. La extensión de este tipo de memoria se refiere al número de ítems verbales presentados en forma auditiva que una persona puede repetir en el mismo orden en que los oyó. Se mide mediante tests que evalúan la extensión o longitud del recuerdo: es decir, el número (extensión) de dígitos o de palabras que la persona puede recordar. De forma constante, las personas con síndrome de Down muestran una reducción en el número de ítems que pueden repetir como recuerdo de los ítems que se les ha nombrado, en comparación con la población normal o incluso con otros tipos de discapacidad intelectual de similar edad mental. Este problema parece específico de la memoria auditiva, ya que no lo presenta, o al menos en forma no tan acusada, cuando han de recordar ítems presentados de manera viso-espacial.

Se piensa que esta alteración puede ser responsable en parte de la pobreza y lentitud en el recuerdo de fonemas y palabras necesario para la adquisición del lenguaje. La capacidad para recordar secuencias de fonemas en palabras nuevas ayuda a incrementar la adquisición del vocabulario y a descodificar la dimensión fonológica del lenguaje. Igualmente, el recuerdo de la secuencia de palabras ayuda a aprender las regularidades de la sintaxis y a comprender mejor el lenguaje. Por consiguiente, la debilidad en la extensión de la memoria auditiva que se observa en los niños con síndrome de Down puede ser uno de los factores que contribuyen a las dificultades que tan frecuentemente observamos en su desarrollo del lenguaje.

Para superar estos problemas podemos, o bien reforzar el punto fuerte de la memoria ―basar el aprendizaje mediante métodos visuales, como es el caso de la lectura― o bien afrontar su punto débil: la extensión de su memoria auditiva. A esto último va dirigido este trabajo en el que, además, trata de involucrar a los padres en sesiones de ensayo repetido en la casa, en las que se presentan en voz alta al niño listas de números o de palabras: se empiezan con dos y se va subiendo a tres o a cuatro en función del éxito alcanzado por el niño al repetir ese número de ítems con éxito y de forma comprobada. Los padres son primero entrenados y después asesorados en todo momento por el equipo profesional investigador.

Entraron en el estudio 20 niños con síndrome de Down de edades entre 6 y 14 años, con un CI no-verbal entre 36 y 73 (15 niños y 5 niñas). El estudio consistió en lo siguiente: 3 períodos de entrenamiento en casa, de 3 meses cada uno, a base de 5 sesiones a la semana de10 minutos cada una. El grupo 1 recibió el entrenamiento de la memoria auditiva durante los 3 primeros meses, actividades de memoria visual durante los siguientes 3 meses, y otro entrenamiento auditivo durante los últimos 3 meses. El grupo 2 siguió un orden inverso al anterior. Las sesiones era tomadas en vídeo y se rellenaba un cuestionario que había que enviar semanalmente al equipo investigador. Al final de cada período se realizaba una evaluación de la memoria auditiva por parte de un investigador externo, en el ambiente de un laboratorio.

En las sesiones de entrenamiento con sus padres, los niños escuchaban listas de dígitos o de palabras sin relación entre ellos e intentaban repetir la lista cada vez que oían un nuevo ítem. Por ejemplo, si la lista era 5 – 7 – 2 uno de los padres empezaba diciendo ‘5’ y el niño repetía ‘5’. Después el padre decía ‘7’ y el niño tenía que repetir ‘5 – 7’. Finalmente el padre decía ‘2’ y el niño repetiría ‘5 – 7 – 2’. Si se necesitaba ayuda, el padre emitía el sonido inicial del ítem. En cada sesión los padres tomaban notas de las sesiones incorrectas, correctas con ayudas, o correctas sin ayudas. En función del éxito, el listado podía aumentar a cuatro, cinco y seis ítems. El éxito significaba que había sido capaz de repetir bien tres veces sin ayudas.

Todos los niños empezaron el estudio con una longitud de memoria auditiva de sólo tres dígitos o menos. Al final del estudio, 13 alcanzaron la longitud de tres ítems, siete llegaron a cuatro y 3 llegaron cinco. Los niños que empezaron mejor, alcanzaron niveles superiores en la extensión de su memoria.

COMENTARIO

Los resultados muestran, en primer lugar, que los padres fueron capaces de implementar un programa de entrenamiento de la memoria en su casa, y registrar el progreso. Este fue un importante resultado porque las tareas de entrenamiento verbal-auditivo no resultan nada fáciles para los niños con síndrome de Down y había que hacerlas cinco veces por semana. Eso indica que los padres son capaces de comprometerse. En segundo lugar, el avance, aunque pequeño en su conjunto, fue claro; y en algunos casos francamente importante en la memoria auditiva. Es muy posible que el avance observado en la memoria de dígitos pueda extenderse a la memoria de otras formas fonológicas, y que sea la capacidad cognitiva responsable de la extensión de la memoria auditiva la que se beneficie en su conjunto.

Dada la debilidad de esta forma especial de memoria en los niños con síndrome de Down, la posibilidad de que pueda ser entrenada y mejorada desde la propia familia abre francas posibilidades de acción e intervención, que repercutirá quizás en una mayor capacidad para el procesamiento del lenguaje.