¿Sirven los suplementos de antioxidantes y el ácido folínico?

Suplementos de antioxidantes y de ácido folínico para niños con síndrome de Down: un ensayo clínico controlado y aleatorizado

Jill M Ellis, Hooi Kuan Tan, Ruth E Gilbert, David PR Muller, William Henley, Robert Moy, Rachel
Pumphrey, Cornelius Ani, , Sarah Davies, Vanesa Edwards, Heather Green, Alison Salt, Stuart Logan

British Medical Journal, febrero 2008
Versión on line: doi:10.1136/bmj.39465.544.028.AE

RESUMEN

Introducción

Ya desde la infancia, e incluso antes de nacer, se observan alteraciones en las neuronas y en su organización dentro del cerebro de las personas con síndrome de Down. Lógicamente, esos cambios influyen sobre el modo en que el niño se desarrolla, en la lentitud o irregularidad con que alcanza los hitos del desarrollo. De las numerosas posibles causas que originan estas alteraciones, algunos investigadores han culpado al exceso de actividad de dos enzimas cuya síntesis depende de genes situados en el cromosoma 21: la cobre/cinc superóxido dismutasa y la cistationina β-sintasa. El exceso de actividad de la primera de estas enzimas provoca incremento del peróxido de hidrógeno y ese sería uno de los responsables de las lesiones oxidativas que se aprecian en las neuronas; mientras que el exceso de actividad de la segunda de las enzimas contribuiría a desequilibrar el metabolismo de los folatos y a provocar un déficit de ácido fólico.

Estas son las razones por las que algunos científicos han promovido la administración temprana de fármacos antioxidantes y de ácido folínico (análogo del ácido fólico) a niños con síndrome de Down. Su recomendación ha sido promocionada ampliamente en los medios de comunicación y en Internet por laboratorios farmacéuticos, aportando datos siempre favorables al consumo de estos productos con fines claramente crematísticos. Pero un análisis imparcial de los datos publicados hasta la fecha no demuestra los pretendidos efectos beneficiosos ya que los resultados no están obtenidos con métodos seguros y fiables.

Con esta base, los investigadores autores de este trabajo se propusieron realizar un estudio que siguiera una metodología absolutamente rigurosa, para ver si la administración temprana de productos antioxidantes y de ácido folínico a niños pequeños con síndrome de Down era capaz de mejorar diversos aspectos de su desarrollo.

Metodología y resultados

Para ello, entre Mayo de 2002 y febrero de 2004 reunieron un número suficientemente grande de niños con síndrome de Down de edad inferior a 7 meses (156 niños con una media de edad de 4 meses) a los que sometieron durante 18 meses a uno de los tratamientos que a continuación se detallan. El estudio se hizo en Inglaterra. Los niños fueron divididos en 4 grupos:

  1. Grupo A (n = 41): recibió antioxidantes + ácido folínico
  2. Grupo B (n = 40): recibió antioxidantes
  3. Grupo C (n = 36): recibió ácido folínico
  4. Grupo D (n = 39): recibió placebo (sustancia inerte)

Una oficina se encargó de suministrar las medicinas o el placebo cuyas apariencias exteriores eran parecidas, y anotaba qué es lo que cada niño recibía en un código secreto al que sólo ella tenía acceso; pero ni los investigadores que realizaron el estudio y examinaron a los niños ni los padres de los niños conocían qué estaba tomando cada uno de los niños, para no dejarse influenciar. Sólo en caso de que sugiera algún problema se desvelaba el código.

La fórmula de antioxidantes contenía una dosis diaria oral de: selenio 10 μg, cinc 5 mg, vitamina E 100 mg, vitamina C 50 mg. La dosis de ácido folínico fue de 0,1 mg diario. Se vigiló estrictamente que los niños consumieran diariamente la sustancia correspondiente al grupo en el que estaba adscrito. Se midieron las concentraciones plasmáticas de vitamina E. Se valoraron también las concentraciones de las enzimas superóxido dismutasa y glutation peroxidasa en los hematíes, así como las concentraciones urinarias de isoporostano como marcador de peroxidación lipídica.

El principal indicador del desarrollo global del niño consistió en las puntuaciones alcanzadas en las escalas del desarrollo mental de Griffiths, obtenidas a los 18 meses de iniciado el tratamiento. Estas escalas combinan las observaciones sobre el modo en que el niño interactúa con el profesional, junto con las anotaciones de los padres sobre la evolución del desarrollo de su hijo. Las puntuaciones se distribuyen en cinco subsecciones: locomotor, comportamiento personal-social, audición y lenguaje, coordinación y ejecución. Los padres anotaban además en un diario el día en que el niño alcanzaba alguno de los principales hitos del desarrollo (sentarse sin apoyos, andar, etc.). El lenguaje fue evaluado mediante una versión modificada del inventario de desarrollo comunicativo MacArthur. Tuvieron en cuenta tanto el lenguaje por signos como el hablado, número de gestos, frases comprendidas, palabras dichas, o signadas, o dichas y signadas. Todos los datos fueron ajustados a la edad. Los métodos estadísticos y su aplicación fueron dirigidos por un experto (W.H.).

Los resultados obtenidos indican que ni los antioxidantes o el ácido folínico solos ni asociados consiguieron efecto alguno ni en la puntuación Griffiths, ni en la edad de obtención de los hitos de desarrollo motor, ni en el desarrollo del lenguaje; es decir, los avances en el desarrollo observados en los grupos A, B y C fueron similares a los observados en el grupo D que había recibido placebo (sustancia inerte). Los datos se aprecian en la siguiente tabla que muestra los resultados clínicos y bioquímicos.

¿Sirven los suplementos de antioxidantes y el ácido folínico?

En conclusión, ni los suplementos de antioxidantes ni los de ácido folínico influyeron sobre el desarrollo psicomotor o la adquisición de lenguaje en los niños con síndrome de Down tratados durante 18 meses. Tampoco influyeron sobre el grado de estrés oxidativo. Las dosis de suplementos utilizadas en este estudio fueron el doble de las recomendadas como dosis diaria para el cinc, selenio, vitamina E, vitamina C y ácido folínico. Los autores no quisieron dar dosis mayores (como las que vienen en los productos comerciales Nutrivene-D y Euro TNI) por el temor de producir efectos secundarios (vómitos, por ejemplo).

COMENTARIO

El presente ensayo clínico confirma lo que la revisión sistemática de otros cuatro ensayos controlados, en los que se había comparado el suplemento vitamínico con placebo, había ya indicado. Se dijo que en esos estudios el número de niños con síndrome de Down era insuficiente para obtener conclusiones. El presente estudio, realizado con un número suficientemente alto de niños y en condiciones rigurosas de seguimiento y análisis, confirma que las dosis utilizadas de antioxidantes y ácido folínico no consiguen influir sobre el desarrollo y lenguaje de los niños. El coste mensual de estos suplementos es de 20 a 40 euros (30 a 60 dólares USA).

Ha de resaltarse que este trabajo publicado en la versión on-line (febrero 2008) de la revista British Medical Journal había sido presentado en la Conferencia Internacional de la Fundación Lejeune que se celebró en París en noviembre de 2006, y ganó el primer premio de los trabajos clínicos presentados. La Fundación Lejeune ha apoyado históricamente la administración de suplementos de ácido fólico a las personas con síndrome de Down. El hecho de haber concedido el premio en una conferencia organizada por ella misma avala tanto el valor del trabajo como la honradez científica de la Institución.