El metabolismo basal no está reducido en los adultos obesos con síndrome de Down
Bo Fernhall, Arturo Figueroa, Scout Collier, Styliani Goulopoulou,
Ifigenia Giannipoulou, Tracy Baynard
Mental Retardation, 43(6): 391-400, 2005
RESUMEN
La obesidad se ha convertido en un problema importante de salud, y es más frecuente en la población con síndrome de Down que en el resto. Esto tiene su importancia por las consecuencias que puede acarrear: diabetes, enfermedad cardiovascular, problemas osteoarticulares. Reduce además la capacidad aeróbica, lo que puede contribuir a su actitud sedentaria, escasa actividad laboral y peor calidad de vida.
Aunque desconocemos la causa de esta frecuente aparición de obesidad en las personas con SD, se ha sugerido que en ella influye la presencia de un menor metabolismo basal. Entendemos por metabolismo basal la cantidad de energía que el organismo debe consumir para mantener sus funciones vitales en situación de reposo. Si un individuo tiene un metabolismo basal bajo, significa que consume menos energías (menos calorías) que otro individuo con metabolismo normal. Por lo que, si las calorías que ingiere son las mismas, al gastar menor aumentará su riesgo de obesidad.
Los estudios realizados hasta la fecha en niños con síndrome de Down han demostrado de manera constante que tienen un metabolismo basal bajo. En cambio, los estudios realizados en los adultos son más dudosos. Pero es necesario separar a las personas con SD que además tienen hipotiroidismo, porque el hipotiroidismo por sí mismo ya reduce el metabolismo basal.
El presente trabajo se propuso analizar el metabolismo basal de adultos con síndrome de Down que, por lo demás, gozaran de buena salud: no tuvieran hipotiroidismo ni enfermedad cardiovascular, diabetes, asma u otras enfermedades respiratorias, no fumaran ni tomaran medicación que pudiera modificar su metabolismo.
Introducción y objetivos
Participaron 42 individuos sanos, 22 con síndrome de Down (13 mujeres y 9 varones) y 20 controles (9 mujeres y 11 varones), con edades comprendidas entre 17 y 39 años. Todos ellos cumplían las condiciones de salud arriba descritas. El estudio de las personas con síndrome de Down se realizó con el consentimiento de los padres. Todos se familiarizaron previamente con la realización de los tests, incluido el andar y correr sobre tapiz rodante. Además de medir el metabolismo basal por calorimetría indirecta, se midió el peso corporal y se calcularon la composición grasa y magra del cuerpo, el índice de masa corporal, la superficie corporal, la masa libre de grasa y la capacidad aerobia.
Resultados
Los principales resultados se encuentran expresados en la tabla siguiente:
Las personas con síndrome de Down y las del grupo control tenían la misma edad, pero las que tenían síndrome de Down pesaron más, eran más bajas, tenían mayor índice de masa corporal aunque el área de la superficie corporal era similar, y menor capacidad aeróbica. El porcentaje de grasa corporal fue superior fue superior en el grupo con síndrome de Down, pero la masa libre de grasa fue similar en ambos grupos. El metabolismo basal fue similar en los grupos, y el ajuste del peso corporal y del área de superficie corporal no modificó estos resultados. Puede, pues, afirmarse que en estos adultos con síndrome de Down el metabolismo basal no está disminuido en relación con el del grupo control. No se puede achacar, por tanto, al metabolismo basal el aumento de peso y la obesidad que las personas adultas con síndrome de Down muestran. Recuérdese que ninguno de los individuos de esta muestra tenía hipotiroidismo.
En los niños con síndrome de Down, en cambio, diversos estudios han demostrado que su metabolismo basal está disminuido con respecto al resto de la población. Es posible que esta reducción sea un riesgo con vistas al futuro aumento de peso, y ello puede explicar por qué los adultos suelen desarrollar obesidad, aun cuando su metabolismo basal se haya normalizado. No sabemos a qué se debe que los niños, y no los adultos, muestren un metabolismo basal más bajo. Puede que influya su mayor hipotonía o un menor grado de actividad simpática.
COMENTARIOS
Estos resultados sugieren algunas consideraciones importantes con consecuencias de tipo práctico. La primera es que la obesidad del adulto con SD y el modo con que aumenta de peso no se debe a un menor metabolismo basal, sino que más bien parece deberse a sus estilos de vida, su dieta poco cuidada o el exceso de sedentarismo. Lo cual significa que es imprescindible organizar bien los estilos de vida, con buenos programas de dieta alimenticia y de deporte o ejercicio.
Queda como momento crítico en el desarrollo la obesidad que puede iniciarse al final de la infancia y en la adolescencia, al amparo del menor metabolismo basal, pero que puede ser la puerta de entrada para la consolidación de la obesidad en la edad adulta. Por este motivo, los programas educativos y sanitarios han de ir dirigidos a vigilar y controlar ese período crítico. La familia y la escuela juegan un papel importante.