Entrevista a Paloma Cuadrado

Canal Down 21 comenzará a publicar, periódicamente, artículos acerca de la educación emocional en las personas con síndrome de Down. Estos artículos incluirán, además, diversas actividades que ayuden tanto a padres como a profesores a implementar estas conductas en sus hijos y alumnos.

Su autora, Paloma Cuadrado, es psicóloga con la especialidad de Psicología Clínica. Es experta en Psicopatología Infantil y Master en Atención Temprana. Trabaja en un gabinete de psicología en Madrid, donde centra su actividad en el área infantil-juvenil y de familia. Ha llevado a cabo proyectos de atención temprana en escuelas infantiles, evaluando el desarrollo de los menores, asesorando a padres y educadores y realizando programas para los niños, entre ellos de inteligencia emocional.

Asimismo, Paloma Cuadrado está desarrollando los volúmenes sobre autismo e inteligencia emocional en niños con síndrome de Down, dentro de una colección dirigida especialmente a padres que se editará próximamente.

Su tesina en el Master de Atención Temprana versaba sobre las emociones en los niños con síndrome de Down.

- Pregunta de Canal Down21 - ¿Podría comentarnos en qué consistió exactamente este trabajo?

- Respuesta de Paloma Cuadrado - Hice un análisis de las necesidades más frecuentes de los niños con síndrome de Down, para plantear a continuación un programa para el desarrollo de su inteligencia emocional. Este proyecto pretende potenciar la inteligencia emocional de los niños, involucrando además a la familia y a toda la comunidad educativa.

- Pregunta de Canal Down21 - ¿Cómo define usted la inteligencia emocional?

- Respuesta de P. C. - Es básicamente la mejor forma que tiene cada persona para poder relacionarse consigo mismo y con los demás. Comprende habilidades emocionales, cognitivas y de conducta. Supone ser capaz de expresar los propios sentimientos del modo más adecuado, sabiendo adaptarlos a los distintos ambientes en los que nos desenvolvemos y teniendo en cuenta a los demás. Una persona con una gran competencia emocional sabe reconocer y expresar sus propias emociones, tiene una gran autoestima y puede autodirigir su propio comportamiento, previniendo los efectos perjudiciales que pueden suponer las emociones negativas. Esta competencia no es estática, sino que se logra con la práctica y es susceptible de educarse desde una edad temprana.

- Pregunta Canal Down21 - La inteligencia emocional, ¿es sinónimo de alfabetización emocional o de educación emocional?

- Respuesta de P. C. - Los programas de alfabetización emocional pretenden facilitar un desarrollo de la inteligencia emocional, de las habilidades que tiene una persona para relacionarse de forma eficaz consigo misma y con su familia, compañeros, profesores u otras personas de su entorno. No se pretende sólo con estos programas la mera identificación de las emociones, que ya es un gran paso, sino dotar a cada persona de estrategias para sentirse bien y saber adecuar sus emociones a situaciones nuevas o difíciles, para poder salir de ellas con soltura.

La educación emocional, por su parte, pretende desarrollar la personalidad integral, incluyendo el desarrollo de competencias sociales y su aplicación en situaciones cotidianas de la vida del niño. Su finalidad es contribuir al bienestar personal y social.

Pregunta de Canal Down21 - ¿Cómo surge la idea de desarrollar el proyecto de inteligencia emocional?

- Respuesta de P. C. - La inteligencia es una variable psicológica sobre la que se han realizado una gran cantidad de estudios. Sin embargo, es reciente otra forma de inteligencia: la emocional. Esta otra inteligencia tiene un papel fundamental en la adaptación de las personas, para afrontar los retos que se les plantean en su vida cotidiana. Aunque existen numerosos programas encaminados a potenciar el desarrollo de los niños, la mayoría de ellos se dirigen a la consecución de objetivos de tipo instrumental, dejando a un lado aprendizajes de tipo socio-emocional. Sin embargo, estos otros aprendizajes deben ser también un objetivo prioritario a trabajar ya desde los primeres meses de vida, para lograr un desarrollo armónico de la personalidad de los niños.

En el trabajo con los niños y familias, muchas veces nos podemos preguntar: ¿cómo pueden fomentarse formas más eficaces para regular sus propias emociones y sentirse a gusto? o ¿cómo puede llegar un niño a vencer sus temores e inhibiciones? Pues bien, éstas son algunas de las competencias que se persiguen con los programas de inteligencia emocional. No siempre el cociente intelectual clásico en la evaluación de la inteligencia se asocia a niños felices, que saben hacer amigos y perseveran en las posibles dificultades que se van encontrando.

- Pregunta de Canal Down21 - ¿Qué necesidades ha detectado entre la población con síndrome de Down?

- Respuesta de P. C. - Son varias las razones por las que resulta fundamental la inclusión de los programas de inteligencia emocional en niños con síndrome de Down. Con frecuencia les cuesta aprender a solucionar situaciones relacionadas con las habilidades socio-emocionales y, en ocasiones, en el período de la adolescencia esto se hace más evidente y pueden llegar a sentirse mal o a no confiar en sí mismos. Las familias, por otro lado, también necesitan apoyo, para ofrecer a su hijo todas las oportunidades que demandan en cada momento de su desarrollo. La necesidad de enseñar este tipo de habilidades se pone de manifiesto tanto en el caso de los niños como en los adultos con síndrome de Down. Sin embargo, cuanto antes se trabajen estas capacidades, más fácil será que lo aprendan y lo generalicen, además de poder prevenir posibles emociones perjudiciales que no les permitan disfrutar de sus avances.

- Pregunta de Canal Down21 - ¿Qué objetivos tiene el proyecto y el entrenamiento emocional en las personas con síndrome de Down? ¿Qué espera conseguir con ello, o qué se supone que adquirirán los chicos en los que se desarrolle?

- Respuesta de P. C. - El entrenamiento en inteligencia emocional debe comenzar desde el nacimiento. Por esta razón, será fundamental asesorar a la familia y a los educadores de los niños, colaborando con ellos para desarrollar esta capacidad.

Los objetivos que se pretenden conseguir en los niños son, de forma general, los siguientes:

  • Adquirir un mayor autoconocimiento de sus propias emociones y reconocer las de los demás, empatizando con ellos, poniéndose “en su lugar”
  • Facilitar una mejor autoconciencia de sus necesidades, habilidades y de aquello en lo que necesitan una ayuda “extra”
  • Regular sus propias emociones, fomentando las que son positivas y les hacen sentirse a gusto
  • Incrementar su autoestima y desarrollar sentimientos de seguridad
  • Motivarse a sí mismos, evitando anticipar fracasos y perseverando ante las dificultades. Que aprendan a saber esperar para alcanzar los objetivos que buscan y quieren
  • Potenciar habilidades que le permitan hacer amigos, mantenerlos y disfrutar con ellos, desarrollando habilidades de cooperación y comunicación interpersonal
  • Vencer temores e inhibiciones, controlar impulsos y crear una actitud positiva frente a los retos
  • Confiar en los demás y asumir responsabilidades
  • Fomentar un equilibrio emocional, que les permita desarrollar sus habilidades adaptativas

Además de estos objetivos, también se pretende que la familia y los profesores se sientan involucrados en esta labor y contemplen el terreno emocional como la base fundamental a partir de la cual pueden desarrollarse otras capacidades. Es importante incidir en la confianza en sus propios recursos, así como en su labor de modelo de inteligencia emocional para los niños.

- Pregunta de Canal Down21 - ¿En qué medida se relacionan la inteligencia emocional y las habilidades sociales?

- Respuesta de P. C. - Las habilidades sociales son uno de los componentes a potenciar en estos programas. En el desarrollo del niño tiene un gran peso la relación con otras personas. No hay que olvidar que en cualquier situación nos comunicamos con otros y esto siempre tiene que llegar a ser gratificante. Por esta razón, las habilidades interpersonales son tremendamente valiosas en la vida de cualquier persona e imprescindibles también para las personas con síndrome de Down. Una persona no sólo tiene que relacionarse sin más, sino que tiene que saber hacerlo para que otros también se sientan cómodos en esa relación.

La educación preescolar supone un período crucial para aprender hábitos emocionales sanos y prevenir una baja autoestima, inhabilidad social o problemas a la hora de relacionarse. Conviene empezar cuanto antes a enseñarles estas habilidades y generar una mayor confianza en sí mismos.

- Pregunta de Canal Down21 - ¿Qué implicaciones tiene la inteligencia emocional en el desarrollo y mejora de la calidad de vida de las personas con síndrome de Down?

- Respuesta de P. C. - Según el profesor Flórez las personas con discapacidad intelectual suelen tener una menor confianza en sus recursos cognitivos y dependen más de los demás a la hora de guiar su conducta. Sus expectativas y su propia autoconfianza están disminuidas, no sabiendo muchas veces motivarse a sí mismas. De acuerdo con Mª Victoria Troncoso, suele ser un tópico habitual pensar que las personas con síndrome de Down son muy cariñosas y sociables; y sin embargo, a veces esto no ocurre así y muestran dificultades en sus habilidades sociales. Isidoro Candel apunta que los programas de atención temprana en estos niños deben centrarse en mejorar los patrones de relación entre padres e hijos desde los primeros meses de vida. Los programas que den respuesta a éstas y otras necesidades de tipo socio-emocional serán muy fructíferos para estos niños. Una vez desarrolladas estas capacidades estarán en mejores condiciones de sentirse bien y de participar de todos los recursos que les brinda su comunidad, mejorando con ello su calidad de vida.

- Pregunta de Canal Down21 - La aplicación de un programa de entrenamiento emocional, ¿puede llevarse a cabo por medio de los profesores o padres, o es preciso un personal más especializado?

- Respuesta de P. C. - No puede dejarse a un lado el hecho de que el aprendizaje de los niños está socialmente mediado, es decir, las personas que le rodean cumplen un papel fundamental por medio del modelo que muestran y la manera de enseñar y motivar a los niños. Por esta razón, dentro del programa de inteligencia emocional no sólo se ha de tener en cuenta al niño, sino también a su entorno familiar y escolar. Todos pueden desarrollar este tipo de competencias, preferentemente si existe un acuerdo y comunicación fluida entre ellos. Un especialista puede y debe asesorar y colaborar con todos ellos, será quien les proponga estrategias y técnicas útiles. Les dotará de información sobre cómo llevarlo a la práctica. Sin embargo, cada padre y cada profesor sabe qué situaciones le cuestan más a cada niño y pueden aportar muchísima información de vivencias directas con él. Ambos, padres y profesores, comparten mucho tiempo con el niño y pueden incorporar estas estrategias en sus actuaciones cotidianas tanto en el hogar como en el aula.