Editorial: La Necesidad De Renovarse
Lo que caracteriza a la vida si realmente es vida —es decir, si se mantiene viva― es su permanente transformación. Nada hay inerte, porque hasta las piedras y los minerales cambian en contacto con el ambiente. La gran riqueza del ser humano es su capacidad para transformar con intención y dirección su propia vida y la de los demás. Dispone para ello de sus dos poderosos instrumentos: la inteligencia y la voluntad.
Gracias a ellos, el mundo del síndrome de Down está disfrutando de una profunda transformación en todas sus dimensiones. En efecto, lo conocemos mejor y por eso sabemos que en cada individuo se manifiesta de manera diferente. Abordamos con mayor perspicacia la intervención, sea en el ámbito de la salud, de la psicología, de la conducta, de la educación, de la vida laboral, de la vida social y afectiva, del envejecimiento. Sabemos que, de cómo afrontemos las realidades de nuestros hijos en sus primeros años, dependerán la estabilidad y las satisfacciones que consigan en su cada vez más larga vida de adultos.
La actitud inteligente sabe otear el futuro y vislumbrar los cambios creativos que significan un avance en la comprensión de lo que significa la naturaleza humana. En consecuencia adopta las medidas e instrumentos que mejor van a capacitar al individuo con síndrome de Down para comportarse y actuar en función de su propia dignidad.
Todo ello nos conduce a mantener una actitud de permanente renovación. No se trata de “estar a la última”, aceptando y adoptando la última idea u oferta, con frecuencia insuficientemente contrastadas. Se trata, más bien, de estar en permanente alerta para discernir con buen criterio los avances pedagógicos y sociales que se están produciendo de modo inexorable en nuestras comunidades. Muchos de ellos son válidos para cualquier ciudadano, tenga o no síndrome de Down; otros, en cambio, son específicos para las personas con síndrome de Down.
Lógicamente, nuestra biología se fatiga y se gasta. Eso quiere decir que nuestras ideas ―seamos padres, profesores o cuidadores― se anquilosan, nuestro ánimo decae, nuestro entusiasmo se enfría. Pero el bienestar de nuestros hijos, para que vivan su adultez en plenitud, bien merecen nuestro esfuerzo para mantenernos alertas, el temple para resistir y afrontar la contrariedad, el deseo para seguir poniendo nuestra inteligencia y nuestra voluntad a su servicio.
No queremos terminar nuestro mensaje mensual sin comentarles dos acontecimientos. El primero es la publicación de un librito que recoge los primeros cien editoriales de esta revista virtual, para celebrar el X aniversario de Canal Down21. Pueden verlo en el Panorama de Libros de este mes. El segundo es el premio con que nuestro portal ha sido galardonado por el Foro Justicia y Discapacidad, del Consejo General del Poder Judicial de España.
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