Editorial: La sonrisa. Enero 2011
La Sonrrisa
Son muchos los calendarios que las diversas instituciones sobre el síndrome de Down diseñan y nos muestran en estas fechas. Lógicamente, todos giran alrededor de las personas con síndrome de Down, solas o acompañadas, cuyos semblantes y actividades aparecen en mil actitudes. El rasgo más profusamente difundido es su sonrisa. Incluso hay un calendario este año cuyo lema o argumento es ese precisamente: una vida en 12 sonrisas. Una para cada mes del año. Una sonrisa enmarcada en las caras de muy diversas edades, que se van transformando en el discurrir de los años; pero ni siquiera las arrugas han sido capaces de ocultar la luz que irradian. Todo un mensaje.
¿Por qué la sonrisa? Todos recordamos la insistencia con que los profesionales de la atención temprana, en los primeros días tras el nacimiento de nuestro hijo, nos animaban a promover su primera sonrisa. Y la alegría en la casa cuando por fin surgió. Parecía que había entrado el primer rayo de luz que iluminaba la penumbra que en la que vivíamos aquellos meses. Pero a partir de entonces, la sonrisa se convirtió en compañera inseparable de nuestro hijo. Incluso en momentos difíciles, el ceño o el llanto eran fácilmente reemplazados por la sonrisa. Y más de una vez, han sido nuestros propios hijos quienes han aliviado nuestra preocupación o nuestra tristeza con el apoyo de su semblante risueño.
No lo tomen como una debilidad sentimental de unos padres que han perdido el sentido de la realidad.
Consideramos la sonrisa como auténtica seña de identidad que las personas con síndrome de Down ofrecen a quienes les rodean y a quienes deciden reposar y convivir unos minutos a su lado. La sonrisa de nuestros hijos es el gran activo del que la sociedad podría disfrutar, si quisiera, en tiempos tan oscuros como los actuales. Es una sonrisa gratuita, espontánea, que no pide nada a cambio ni esconde interés alguno. Les sale de lo más íntimo.
Por eso nos agrada saber que quien tenga colgado alguno de estos calendarios, día a día y mes a mes recibirá la sonrisa, la disfrutará, y le recordará que hay mucha belleza escondida en nuestro mundo, a la espera solamente de querer descubrirla.
Pero pensamos que la sonrisa es algo más: es signo de celebración de la diferencia. A través de ella las personas con síndrome de Down nos presentan su argumento, sus credenciales para conseguir lo que puede parecer utópico a la actual sociedad de cualquier país: la unidad en la diversidad. No nos basta con aceptar la diferencia, queremos celebrarla, y el recurso con el que contamos para hacerlo es el amor. Sólo el que ama integra, en palabras del rabino Sergio Bergman cuyo precioso ensayo ofrecemos este mes en nuestro Panorama de Libros. Celebrar la diferencia significa que no vivimos segregados ni excluidos, sino que contamos con alientos de vida que son comunitarios y sociales, donde nos sentimos bien recibidos y queridos.
Sirva, pues, esa sonrisa de las personas con síndrome de Down como expresión del amor que ellas ofrecen a toda la sociedad, con la firme esperanza de sentirse estimadas, acogidas y amadas.
Ojalá esa sonrisa nos sirva de revulsivo que nos ayude a hacer un mundo más auténtico y profundamente humano. Eso es lo que deseamos a todos ustedes de todo corazón en el inicio de este nuevo año 2011.
Comentarios
Gracias y feliz año http://www.Downciclopedia.org