Resumen: El depósito de β-amiloide en el cerebro
¿Es posible monitorizar durante la vida el depósito de β-amiloide en el cerebro?
El uso de la tomografía por emisión de positrones y del compuesto B Pittsburgh marcado con carbono 11 para obtener imágenes de la sustancia β-amiloide fibrilar en el cerebro de adultos con síndrome de Down
— Tolerabilidad, aceptación, viabilidad —
J. Landt, J.C. D’Abrera, A.J. Holland, F.I. Aigbirhio, R. Canales, Y.T. Hong, D.K. Menon, J-C Baron, S.H. Zaman
Archives of Neurology, publicado on line el 14 de marzo de 2011
doi: 10.1001/archneurol.2011.36
RESUMEN
Planteamiento y diseño del estudio
Es bien conocida la mayor tasa de aparición de enfermedad de Alzheimer en la población con síndrome de Down, con una precocidad de aparición de unos 20 años de diferencia en relación con la población general. Uno de los signos más específicos de la patología de la enfermedad de Alzheimer es la presencia de depósitos de la proteína β-amiloide en el cerebro, una proteína que deriva de la proteína preamiloide cuya síntesis depende del gen APP situado en el cromosoma 21. Esta presencia en el cerebro juega un papel importante en el desarrollo de la enfermedad, aunque los investigadores discuten todavía sobre el grado de importancia. En el síndrome de Down, los depósitos de la proteína β-amiloide aparecen en el cerebro también de manera muy precoz, y para muchos autores esto contribuiría a la precocidad de aparición de la enfermedad de Alzheimer. Pero sabemos también que la presencia de la proteína β-amiloide no siempre se acompaña de la aparición de demencia que define a la enfermedad de Alzheimer. En consecuencia, existe interés por conocer cuándo y en qué grado se acumulan dichos depósitos en el cerebro, y cómo van evolucionando a lo largo del tiempo. Hasta ahora su presencia sólo podía ser detectada después de la muerte, mediante autopsia y análisis del cerebro. Pero en la actualidad las técnicas modernas de radioimagen permiten identificar la proteína β-amiloide cerebral en vida, y analizar su evolución en el tiempo.
En el presente trabajo se analiza la presencia de la proteína β-amiloide en el cerebro de un pequeño grupo de 9 personas con síndrome de Down, en comparación con otro de 14 que no lo tiene. Para ello se utilizó el método de tomografía por emisión de positrones (PET) y detección de la proteína β-amiloide en el cerebro mediante el radioligando “compuesto B Pittsburgh marcado con carbono 11” ([11C]PiB); este compuesto es una versión modificada de la tioflavina T con afinidad y especificidad muy altas para fijarse a las placas fibrilares de β-amiloide. Por consiguiente, la detección radiográfica del radioligando en las áreas del cerebro demuestra la presencia de placas fibrilares de β-amiloide.
El objetivo de este estudio fue determinar la tolerabilidad, aceptación y viabilidad del uso de radioimagen con [11C]PiB en adultos con síndrome de Down. Sólo si estos factores tienen resultado positivo se podrán hacer ulteriores estudios de mayor envergadura que estén científica y éticamente justificados. Al mismo tiempo, los autores desarrollaron y evaluaron el uso de material informativo específico que permitiera a las personas con síndrome de Down llevar a cabo el proceso de aceptación informada para tomar parte en estudios de este tipo: folletos con fotografías en los que se explicaban las razones del estudio y las características del escáner, hubo varias visitas con sesiones para familiarizarse con el personal y los aparatos. Su discapacidad intelectual estuvo entre leve y moderada. Para el diagnóstico de demencia se utilizó el cuestionario CAMDEX-R y el Gregory/Hofges. Los participantes con síndrome de Down toleraron la resonancia magnética y la tomografía por emisión de positrones, si bien algunos se sintieron algo molestos por el ruido y el confinamiento de espacio durante el período de resonancia magnética (unos 30 minutos).
Resultados
Tabla 1. Características de los participantes y fijación del [11C]PiB en las regiones de interés elegidasa
Sujetos
|
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
6 |
7 |
8 |
9b |
Edad , años |
25 |
28 |
36 |
45 |
47 |
51 |
57 |
59 |
64 |
Enferm. de Alzheimer |
— |
— |
— |
— |
+ |
+ |
+ |
+ |
+ |
Sexo |
M |
M |
M |
V |
V |
V |
V |
V |
M |
Cingulado anterior |
— |
— |
— |
+ |
+ |
+ |
+ |
+ |
ND |
Calcarina |
— |
— |
— |
+ |
+ |
+ |
+ |
+ |
ND |
Hipocampo |
— |
— |
— |
+ |
— |
+ |
— |
— |
ND |
Cingulado posterior |
— |
— |
— |
+ |
+ |
+ |
+ |
+ |
ND |
Prefrontal |
— |
— |
— |
+ |
+ |
+ |
+ |
+ |
ND |
Parietal superior |
— |
— |
— |
+ |
+ |
+ |
+ |
+ |
ND |
Abreviaturas: ND, no disponible; +, positivo; —, negativo
a El grado de discapacidad intelectual fue ligero en todos (CI, 50-69), excepto en los sujetos 2, 3, 5 y 9 en los que fue moderado (CI, 35-49).
b No se realizó la resonancia magnética por causa de un dispositivo ortopédico metálico.
En las personas sin síndrome de Down menores de 60 años no se apreciaron prácticamente sitios de fijación del radioligando [11C]PiB en las áreas estudiadas; a partir de esa edad se apreciaron claramente sitios de fijación. En las personas con síndrome de Down, hubo importante fijación en todas las mayores de 45 años, y la intensidad de la fijación en las áreas estudiadas fue significativamente superior a la de los casos control, a excepción del hipocampo en donde sólo se apreció fijación del radioligando en los casos 4 y 6.
COMENTARIO
El estudio demuestra por primera vez que puede visualizarse con éxito la presencia de placas fibrilares de β-amiloide mediante el uso de [11C]PiB en personas con síndrome de Down. Y en consonancia con los estudios post-mortem, se confirma la presencia de dichas placas a partir de los 45 años de edad. Esta presencia se aprecia en diversas regiones de manera constante, a excepción del hipocampo.
Es de destacar que hubo una persona con síndrome de Down (nº 4) que no mostró signo alguno de demencia a pesar de tener claras y extensas zonas de fijación de [11C]PiB, lo que confirma el hecho de que la presencia de placas fibrilares no es signo definitorio de la presencia de demencia.
El estudio también demuestra que las personas con síndrome de Down toleran este tipo de análisis siempre que estén bien preparados y sean adecuadamente atendidos. Aunque en este caso no se aplicaron ansiolíticos, los autores sugieren que puede ser conveniente su administración por vía oral.
En definitiva, la técnica parece tolerable, eficaz y bien aceptada por los participantes con síndrome de Down. En consecuencia, parece justificado realizarla en pruebas con más personas, en estudios longitudinales, y en pruebas en las que se desee comprobar si determinados compuestos son capaces de demorar la precipitación de los depósitos de amiloide en el cerebro o incluso de reducirlos.