Editorial: Hablan Síndrome de Down
Un grupo de padres con sus hijos con síndrome de Down se reúne en un curso, en unas jornadas, en un congreso, en una convención. Personas de diferentes países, de diferentes regiones, con diferentes idiomas, conviven unos días y todos se entienden, todos saben de lo que hablan, sin saber exactamente lo que dicen. Y es que todos ellos hablan síndrome de Down. Es un idioma distinto, nuevo, que no sabe de fronteras, que no diferencia credos, ni razas, ni niveles económicos, ni sexos, ni culturas. Es un idioma universal.
Cuando una familia, con un niño con síndrome de Down, viaja por el extranjero y se encuentra en un restaurante o en un hotel (¿por casualidad?) con otra niña con síndrome de Down, se acercan y, sorprendentemente, se produce una conexión íntima, telepática, inexplicable, pero inmediata, que les lleva a comprenderse de forma incomprensible. Porque hablan síndrome de Down.
Cuando los padres de niños, de jóvenes, de adultos con síndrome de Down se juntan para charlar, para aprender, para intercambiar experiencias y dudas, al momento se crea entre ellos un nivel de armonía, de empatía, que no sienten en ninguna otra situación y con ninguna otra persona, ni siquiera con sus propios padres o hermanos. Todos estos padres han pasado por una fase en la que su escala de valores sufre una radical transformación, volteándose como un calcetín, de forma que recoloca en su mente lo que es importante y lo que no tiene la menor importancia. Y es que todos ellos hablan síndrome de Down.
La madre, el padre, afirman que solamente se sienten comprendidos por quienes comparten con ellos ese idioma, un idioma que no se puede aprender en ningún país ni en ninguna escuela, sino que se adquiere en la vida, y se interioriza de forma repentina e instantánea cuando nace tu hijo con síndrome de Down. Comparten, por ejemplo, la felicidad de los pequeños logros, la paciencia infinita, la capacidad de sorprenderse ante lo cotidiano, de maravillarse ante las pequeñas cosas que la vida nos ofrece y que son, a última hora, las únicas importantes. Hablan todos síndrome de Down.
Al adentrarse en este mundo, asimilan de manera natural y sin consciencia ni esfuerzo, como si de un eficaz programa de inmersión lingüística se tratara, las bases de un nuevo sistema de comunicación, que se expresa a través del corazón y de los sentimientos. Y sienten, cada vez que se cruzan con otra familia con un miembro con síndrome de Down, que hay algo que les une más allá de cualquier diferencia, de cualquier contraste, de cualquier distancia, con el fuerte lazo del idioma común.
Las personas con síndrome de Down y sus familiares más cercanos forman una gran familia universal que puede comunicarse con quienes comparten su condición sin necesidad de presentaciones, ni de protocolos, ni de traductores, a través del lenguaje común del síndrome de Down. Un lenguaje de códigos ocultos que, de forma milagrosa, es desvelado a quienes comparten la trisomía y que les hermana desde el principio y para siempre.
Comentarios
Le agradezco su comentario; pero el editorial no está escrito por mí aunque es asumido lógicamente por el consejo editorial, que es quien definitivamente lo aprueba. Un abrazo.
POR COMPARTIR LAS EXPEREIENCIAS QUE ME HAN SERVIDO, POR QUE AMO Y ADMIRO E MI ANGELITO,
ES PARA MI ESO UN |ANGELITO) NO SE COMO VIVIRIA SIN EL, MI VIDA CAMBIO Y AHORA RESPIRO Y VIVO PARA EL. GRACIAS PRO TODO
Me siento feliz de haber sido escogida por Dios, para criarla y sacarla adelante. Y al conocer a otros padres o familias con niños iguales, tenemos un imán que nos atrae y nos hace sentir familia, y así hemos agrandado nuestra familia. Nosotros también nos alegramos de conocerlos e intercambiar sentimientos.
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Un cordial saludo. Canal Down21 y http://www.Downciclopedia.org