Editorial: Espejos
Los niños son espejos que reflejan lo que ven, lo que viven. Los niños con síndrome de Down son, más que espejos, lentes de aumento.
Todos los niños vienen a un mundo del que desconocen las normas de funcionamiento, las reglas del juego. Y son sus padres, las personas responsables de ellos, quienes les dicen, de palabra pero sobre todo de hecho, lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer. Y es observando a los demás como acaban asimilando cuál es su papel y dónde está su lugar.
Los niños con síndrome de Down aprenden con facilidad por medio de la observación y la imitación. Pueden tener dificultades para entender unas instrucciones o unas normas explicadas oralmente, pero si ven lo que hay que hacer, lo repiten con facilidad. El aprendizaje vicario o por medio de modelos —está demostrado— es una estrategia muy útil para enseñarles.
Ahora bien, esa fortaleza les sirve para aprender aquello que les viene bien y lo que no les conviene. Aprenden, sin querer, sin poder evitarlo, de todo. Esa es una de las grandes ventajas de la convivencia en entornos ordinarios, uno de los grandes inconvenientes de la inclusión.
De ahí la imperiosa necesidad de ser cuidadosos con las formas, además de con los contenidos. "Haz lo que te digo, pero no lo que yo hago" es una máxima frecuente entre quienes tenemos la obligación de educar, padres y maestros. Pero nada más peligroso que esta hipócrita fórmula, pues los niños no son más que espejos que reproducen lo que ven y viven, más allá de lo que escuchan y reciben.
Cuando un padre realiza una pregunta, hablando aceleradamente, angustiado, nervioso, ansioso: “por qué mi hijo es tan inquieto...”; o cuando una madre alterada, recelosa, asustada, excesivamente preocupada, que ve peligros en toda situación y en todo momento, consulta, preocupada, “por qué mi hijo es tan inseguro, tan temeroso...”, ¿no deberían, antes de nada, mirarse a sí mismos y analizar cuál es el mensaje que a su hijo le están transmitiendo en cada instante?
Es posible que lo que ese padre, esa madre, están recibiendo de su hijo, no sea más que el mensaje que enviaron, devuelto a cobro revertido. Es posible que su hijo no sea más que una imagen que refleja lo que se le lanza. Un espejo. Ni más ni menos.
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