Artículo Profesional: Elementos del lenguaje
Antes de emitir la primera palabra: elementos precursores del lenguaje
Libby Kumin
Indudablemente estarás deseando oír la primera palabra de tu hijo. Sin embargo, tendrán que producirse muchos pequeños avances antes de que esto ocurra. Cuando sepas la cantidad de dificultades a las que tienen que enfrentarse los bebés, los niños pequeños, y los niños mayores para dominar el habla y el lenguaje, podrás valorar también sus triunfos a medida que se vaya cubriendo cada etapa. En vez de estar esperando a oír esa primera palabra, habrás de festejarlo a lo largo de las múltiples ocasiones que se os irán presentando en el camino que vais a recorrer. También te darás cuenta de que existen muchas formas en las que puedes ayudar a tu hijo con el lenguaje, la comunicación y el habla, antes de que él empiece a hablar. No tienes que esperar pasivamente, porque vas a ayudar activamente a tu hijo a trabajar en las habilidades “precursoras” —requisitos previos— en las que se basan la comunicación, el lenguaje y el habla. Estas habilidades también se conocen con el nombre de habilidades pre-lingüísticas o precursores lingüísticos. Las clasificamos en habilidades comunicativas, habilidades del pre-lenguaje y habilidades de la pre-habla. En este artículo vamos a describir, primero, cada una de estas habilidades precursoras. Después, presentaremos las actividades diseñadas para contribuir a desarrollar tales habilidades.
Una vez que hayas entendido el objetivo de la práctica de una determinada actividad, podrás variar dicha actividad con tu hijo. Por ejemplo, si el objetivo es que tu hijo te mire y se centre en tu cara, y resulta que tu hijo hace eso cuando cantas una canción específica, o cuando haces determinado gesto gracioso, utiliza esas actividades con él. Realiza estas prácticas como parte de tus actividades cotidianas, y no como un tiempo independiente y especialmente dedicado por separado a dichas prácticas, porque los niños con síndrome de Down aprenden mejor cuando las prácticas forman parte de su vida diaria. Si te parece que tu hijo se siente frustrado o cansado, deja la actividad y realízala en cualquier otro momento. A veces, los niños con síndrome de Down necesitan prácticas más breves y más frecuentes, ya que sus periodos de atención suelen ser más cortos.
Especialmente en el caso de que tu hijo no esté recibiendo aún servicios específicos de habla y lenguaje en su programa de intervención temprana, necesitas obtener información, de forma que puedas trabajar con él en casa para desarrollar las habilidades fundamentales necesarias para aprender a comunicarse, a utilizar el lenguaje y a hablar. Prepárate a ser paciente, pero también disfruta viendo cómo tu hijo desarrolla la comunicación, el lenguaje y el habla. Es un proceso de aprendizaje fascinante, e irás viendo sus progresos en muchas áreas. Regocíjate con los pequeños avances. Que tu hijo note lo feliz que te hacen sus progresos. Sé generosa en abrazos y en sonrisas. Con paciencia y con práctica, la mayoría de los niños con síndrome de Down consiguen desarrollar todos los elementos precursores de la comunicación y del lenguaje descritos en este y sucesivos artículos en sus primeros tres o cuatro años de edad.
HABILIDADES PROPIAS DE LA COMUNICACIÓN TEMPRANA
Una gran parte del aprendizaje de la comunicación tiene lugar antes de que tu hijo comience a hablar o a utilizar otro sistema de lenguaje formal. Las habilidades de comunicación temprana que son fundamentales para la comunicación posterior incluyen las siguientes:
1. Intención de comunicarse
2. Alternancia o cambio de turnos,
3. Demanda, es decir, razones para comunicarse,
4. Protesta,
5. Involucrarse, implicarse, y
6. Comunicación social.
Intención de comunicarse
La intención de comunicarse es, como tal, la habilidad elemental más importante, porque conduce al ulterior desarrollo comunicativo y al deseo creciente de comunicarse. La intención de comunicarse es el conocimiento y la comprensión de que, mediante la comunicación, podemos ejercer influencia sobre nuestro entorno y obtener resultados. Por ejemplo, si lloras, alguien acudirá a aliviar tu sufrimiento; si haces ruidos, atraerás la atención de los demás. Las investigaciones llevadas a cabo en niños que viven en instituciones, han demostrado que si ellos no reciben ningún tipo de atención cuando lloran, gritan o hacen ruidos, sus llantos, gritos y ruidos disminuyen. Dicho de otro modo, los niños que no obtienen respuesta a sus tentativas de comunicación, dejan de intentar comunicarse.
La mejor forma de ayudar a tu hijo a desarrollar su intención de comunicarse es responderle. Ni siquiera tienes que esperar hasta que él se comunique realmente. Empieza por interpretar sus sonidos, e incluso sus movimientos, como parte de la comunicación. Si tu hijo da pataditas, piensa que te está pidiendo que juegues con sus pies. Respóndele jugando a algún juego con sus dedos, o pon un globo cerca de sus pies, para que él pueda golpearlo. Ponle cascabeles en sus calcetines, para que cuando mueva los pies los oiga tintinear. Háblale sobre lo que está pasando y sobre el hecho de que él está haciendo sonar esos cascabeles: “Estás moviendo tus pies. Muévelos, muévelos, muévelos. Estás haciendo sonar estas campanitas.” Si tu hijo señala su osito de peluche, dale el osito y llámalo “osito”. Interpreta sus miradas, sus golpecitos, sus ruidos y sus señales como el deseo que tiene tu hijo de comunicarse contigo. Demuéstrale con tus acciones que le has oído, y que su comunicación puede tener resultados. Esa es una motivación muy poderosa para seguir comunicándose más.
En definitiva, sé sensible para responder a su iniciativa. Cuando veas que tu bebé está haciendo alguna señal y esperando tu respuesta, o cuando te parezca que él está esperando a que tú le respondas, sabes que él entiende la intencionalidad comunicativa. Cuando hace ruidos y se vuelve para moverse hacia el biberón que se la ha caído de la cuna, y después señala y emite sonidos, está comprendiendo la intencionalidad de la comunicación. Está entendiendo que el emitir sonidos afecta su entorno. Demostrará su intención comunicativa señalando y emitiendo sonidos mucho antes de que empiece a usar palabras.
Si tu hijo no intenta iniciar las interacciones comunicativas para conseguir efectos en su entorno, deberás investigar la causa. Puede que necesite técnicas especializadas de entrenamiento, para ayudarle a desarrollar la conciencia de que su comunicación puede ayudarlo a obtener lo que quiere. Para el desarrollo de estas habilidades podrían ser útiles las prácticas descritas en el Sistema de Comunicación Mediante Intercambio de Imágenes, que se utiliza en niños autistas.
Alternancia de turnos
Cuando los seres humanos se comunican, alternan sus turnos. Uno es el hablante y otro es el oyente, y pueden intercambiar sus roles comunicativos como hablante y oyente. La forma de enseñar a los bebés y a los niños pequeños a desarrollar esta habilidad, consiste en crear y modelar oportunidades de alternancia de turnos. Puedes comenzar a practicar el cambio de turnos con cosas simples, como tamborilear en un lado de la cuna. Si tu bebé tamborilea en su sillita o en un lado de la cuna, tamborilea después tú en un lado de la cuna, luego espera y dale su turno para que él vuelva a dar sus golpecitos. Cuando tu bebé emita sonidos, imita tú esos sonidos. Puede que se trate de grititos o de susurros, o de cualquier otro sonido, y probablemente no serán sonidos verbalmente reconocibles ni palabras hasta pasado mucho tiempo. Después, espera y dale tiempo a tu hijo para que tome su turno y emita más sonidos.
Actividades en casa
- Cuando tu bebé ya sepa imitar y realizar mejor un movimiento, como por ejemplo golpear un tambor de juguete, usa este juego del tambor para practicar la alternancia de turnos. Golpea tú durante un par de segundos, y luego alcánzale el tambor a tu hijo. Si fuera necesario, ayúdalo poniendo tu mano sobre la suya para que él toque el tambor. Cuando él haya terminado, vuelve a coger el tambor y toma tu turno. Recalca los turnos diciendo “el turno de mamá” (o “le toca a mamá”), o “el turno de Santi” (o “le toca a Santi”). La finalidad de esta actividad no es que tu hijo aprenda a tocar bien el instrumento musical, sino que aprenda a alternar turnos contigo. Haz que tanto tus turnos como los suyos sean breves, para que él pueda aprender el cambio de turnos. Los hermanos que ya hayan aprendido a compartir su tiempo pueden ser grandes aliados en este tipo de actividad. Puedes demostrar, o hacer de modelo en esta actividad, usando a un hermano o hermana: “el turno de mamá”, “el turno de Pedro”, “el turno de Fran”, “el turno de mamá”. Hay muchos juguetes musicales, como campanitas, xilófonos, pianos, o bloques recubiertos de papel de lija, que se prestan bien para la práctica de la alternancia de turnos. Dependiendo del interés de tu hijo en el juguete, puedes demostrarle cómo se usa el juguete musical primero, o dejarlo que explore por sí mismo los sonidos que hace el juguete, antes de intentar cambiar de turno con él.
- Hacer rodar las pelotas hacia delante y hacia atrás es otra forma de practicar la toma de turnos. Las pelotas de playa resultan una elección excelente para enseñar el cambio de turnos, ya que son coloridas, ligeras y fáciles de mover y de echar a rodar. Echa a rodar la pelota hacia tu bebé, y luego deja que él te la devuelva rodando. O bien, si todavía no se sienta, dale la pelota y vuélvala a coger cuando él te la tire. Cuando hagas rodar la pelota, di “el turno de mamá”. Cuando tu hijo te la lance, di “el turno del bebé”, o bien usa su nombre.
- Haz un túnel con una caja de zapatos u otra caja. Haz rodar un automóvil de juguete a través del túnel, para que tu bebé te lo vuelva a enviar a través del túnel. Destaca la acción diciendo “el turno del bebé”, o “el turno de papá”. Hay variaciones infinitas de este juego.
- Muchos juegos y canciones rutinarios de los niños fomentan el cambio de turnos. Entre estos se encontrarían hacer “¡cu-cu!” ocultando la cara con las manos y descubriéndola despué, dar palmaditas en las manos del otro, recitar con los gestos correspondientes “Este cerdito fue el mercado,…”, etc. El juego de cu-cu es particularmente bueno, porque permite a tu hijo practicar los roles tanto del que inicia como el del que responde. Cuando se cubre la cara con la manta, es él quien inicia el juego. Cuando se la descubre, es él quien está respondiendo. Otro beneficio de este juego es que tiene infinitas variaciones –por ejemplo, con una toallita durante el baño, con un mantel individual en un restaurante-, lo que lo hace muy útil para la generalización y el aprendizaje.
Demanda/Protesta
Los bebés tienen infinitas y diferentes razones para comunicarse. La más frecuente es pedir algo. Puede que tu bebé llore para pedir su biberón, o para rechazarlo, o quiera tenerte cerca para que le sigas haciendo muecas graciosas. A lo mejor pone su mano sobre su cabeza, porque quiere que lo cojas, o susurra y balbucea porque se siente satisfecho, y calentito y seco, después de haber tomado tu biberón y después de haber sido cambiado.
Por medio de los intentos comunicativos, los bebés aprenden que su comunicación influye sobre lo que sucede en su entorno. Al demandar/protestar, están actuando basados en ese conocimiento. Se comunican para que sucedan cosas; para pedir lo que quieren, y para protestar contra lo que no quieren. La demanda y la protesta hacen posible que tu hijo envíe mensajes potentes. Por eso, cuando se utiliza el lenguaje de las señales como puente hacia el lenguaje hablado, las primeras señales que se enseñan suelen ser más y se terminó, o ya está. Estas señales permiten a tu hijo continuar haciendo lo que quiere (oír música o jugar), y dejar de hacer lo que ya no quiere.
Observa cómo protesta tu bebé. ¿Llora o intenta apartar algo? ¿Cierra los ojos para tratar de impedir la cosa o el suceso contra los que protesta? ¿Qué situaciones le hacen protestar? ¿Prefiere las cosas suaves y protesta contra lo que le raspa o le pica? ¿Le disgusta sentirse húmedo o frío? ¿Protesta a la hora del baño? Intenta determinar si ciertos mensajes sensoriales le resultan incómodos. Es posible que esté teniendo dificultades para procesar algunos tipos de sensaciones, y eso puede trabajarse con una terapia de procesamiento sensorial. La protesta le da poder a tu hijo. Responder a sus protestas ayuda a fomentar sus intentos comunicativos
Involucrarse / Implicarse
¿Cómo atraemos la atención de alguien? ¿Cómo comenzamos y continuamos la interacción? Involucrando a la otra persona, capturando sus miradas y su atención y estando con ella. Con frecuencia, los bebés nos miran, y sonríen o se ríen. Están atrayendo nuestra atención. Por lo tanto, la involucración precisa contacto visual y atención continuada.
Se le enseña a un niño a involucrarse, actuando nosotros como modelos de conducta. Cuando mires a tu hijo, establece contacto visual a su nivel. A veces, deberás agacharte para ello; otras veces tendrás que levantar a tu hijo hasta el nivel de tus ojos. Entonces, háblale al niño, salúdalo y señala cosas interesantes de su entorno. Pronto observarás que tú bebé comienza a hacerte lo mismo a ti. Te mirará, te sonreirá y emitirá sonidos. Cuando aprenda a desplazarse, atraerá tu atención tocándote, tirando de tu pierna o de tu brazo, y retendrá tu atención sonriéndote, haciéndote muecas e intentando hacerte saber, a través de sonidos y gestos como el señalar, lo que él quiere hacer.
Señales de comunicación social
Los gestos sociales son movimientos corporales utilizados para comunicarnos. Normalmente, adoptan la forma de saludos, como hacer señales de hola y adiós, o movemos la cabeza para decir que sí o que no, o damos besos volados. La mayoría de los intentos de comunicación temprana de los bebés son no verbales e interactivos; pueden ser expresiones faciales, como la sonrisa, o emisiones de sonido, como la risa, el llanto o el gruñido. Los intentos de comunicación social temprana consisten normalmente en gestos y en movimientos corporales, que se usan para interactuar con los demás. Generalmente, los bebés y los niños pequeños con síndrome de Down sienten el deseo de interactuar con los demás y son socialmente receptivos. Lo bueno para tu hijo es que estos intentos comunicativos los entiende fácilmente la mayoría de la gente. Por eso obtiene una respuesta entusiasta de los que le rodean, cuando él dice adiós con la mano.
Actividades en casa
- Practica haciendo el gesto de saludar. Pon tu mano sobre la suya, y ayuda a tu bebé a mover su mano. No uses la imitación, porque tu bebé probablemente se saludaría a sí mismo, puesto que eso es lo que está viendo. Saluda continuamente con la mano, cada vez que veas a una nueva persona, o saluda a los objetos de tu entorno. Di, “Dile hola a la abuelita. Dile hola al tío Juan”, etc. En estos momentos, le estás enseñando a tu hijo el significado de “hola” y también el gesto.
- Realiza la misma actividad descrita anteriormente, pero esta vez para decir adiós. Di, “Dile adiós a…”
- Lee un libro con tu hijo en el que se resalten los gestos sociales, como “Buenas Noches, Luna”.
- Utiliza una marioneta y di, “Dile hola a la marioneta”, cuando aparezca, y “Dile adiós a la marioneta”, cuando se ésta se esté marchando.
- Pon en fila todos los animales de peluche, las muñecas o los muñequitos. Camina por la habitación, y dale pie a tu hijo diciéndole: “Dile hola al osito Bo. Dile hola al osito Paddington. Dile hola a Betsy. Dile hola a Pooh. Dile hola a Raggedy Ann… (una muñeca de trapo)”.
- Practica saludando a un hermano o hermana, entrando y saliendo de la habitación.
HABILIDADES PREVIAS QUE SON ESENCIALES PARA EL LENGUAJE
A medida que tu hijo va superando el aprendizaje de las habilidades de comunicación temprana y hasta que sea capaz de aprender el lenguaje y de utilizarlo, se produce un proceso de madurez y de crecimiento. Las habilidades previas esenciales para el lenguaje son las siguientes:
1. Habilidades de atención,
2. Habilidades visuales,
3. Habilidades auditivas,
4. Habilidades táctiles,
5. Habilidades imitativas,
6. Habilidades cognitivas (permanencia del objeto, causa y efecto, utilizar medios para conseguir un objetivo, conocimiento referencial), y
7. Habilidades prelingüísticas.
Recuerda que el lenguaje se basa en las experiencias sensoriales del entorno de tu hijo. De modo que él tiene que recibir y dar sentido a la información de su entorno, para poder aprender a catalogar y a nombrar esas experiencias. De acuerdo con las investigaciones, los niños aprenden a manejar la información sensorial en un orden determinado. Los niños progresan desde las habilidades táctiles a las habilidades visuales, después a las auditivas, y sólo entonces estarán listos para aprender a dominar las habilidades del lenguaje y las cognitivas (Ayres, 1980). Estas habilidades táctiles, visuales y auditivas nos ayudan a avanzar en el camino hacia el habla y el lenguaje (Ayres & Mailloux, 1981). Estas habilidades son las que nos ayudan a aprender los sonidos y las palabras, y nos posibilitan establecer circuitos o bucles de respuesta entre los ojos, los oídos, la boca, los labios, la lengua y la mandíbula y el cerebro.
Traducción preparada para Canal Down21 por Rosario León Cuyás.