Resumen: Otitis media seromucosa

Otitis media seromucosa (otitis media con derrame o acumulación) en niños con síndrome de Down

Otitis media with effusion in children with Down syndrome

Marit Erna Austeng, Harriet Akre, Britt Øverland, Michael Abdelnoor, Eva-Signe Falkenberg, Kari Jorunn Kværner
International Journal of Pediatric Otorhinolaryngology, 77: 1329-1332, 2013

 

RESUMEN

La otitis media seromucosa (OMSM) es una afección inflamatoria del oído medio que cursa con derrame y acumulación de líquido seromucoso en esa cavidad. La acumulación de líquido obstaculiza el movimiento y vibración de la cadena de huesecillos del oído medio, perturbando de ese modo la transmisión del sonido, lo que ocasiona una reducción de la calidad auditiva o hipoacusia.

La OMSM es relativamente frecuente en los niños pequeños de la población ordinaria pero su presencia disminuye conforme crecen y alcanzan la edad escolar, ya que disminuye radicalmente la presencia de infecciones del oído y mejora la dinámica de la trompa de Eustaquio, un canalito que conecta el oído medio con la cavidad orofaríngea por el que debe fluir normalmente con facilidad la secreción producida en la mucosa que tapiza el oído medio.

En los niños con síndrome de Down son característicamente más frecuentes y persistentes las infecciones de garganta, nariz y oídos, debido al menor poder inmunitario. Por otra parte, las trompas de Eustaquio pueden tener un menor diámetro y ser menos dinámicas, lo que dificulta el drenaje de la secreción. Por estos motivos, se ha descrito una mayor proporción de OMSM en los niños con síndrome de Down que, además, se prolonga durante más tiempo. La correspondiente disminución de la audición contribuye a dificultar más la adquisición del lenguaje, ya de por sí más difícil en estos niños.

Con el fin de precisar mejor la presencia y proporción de OMSM en los niños con síndrome de Down, este estudio ha abordado el diagnóstico de OMSM en toda la población de niños de 8 años con síndrome de Down (ya escolarizados) de Noruega. Para ello los investigadores contactaron con las familias mediante el recurso a las correspondientes bases de datos de carácter nacional. Hallaron 57 individuos, de los que sólo fallaron 3; en uno más no se consiguió un buen seguimiento. Todos fueron visitados por la misma investigadora. Les analizó garganta, nariz y oídos, incluida la otomicroscopía, y les practicó las pruebas audiológicas ordinarias y la timpanometría, tras haber eliminado el cerumen del conducto auditivo externo. El diagnóstico de OMSM se realizó en presencia de una curva de timpanometrís tipo B, o timpanogramas C2, ausencia de movimiento de la membrana timpánica y sinos otomicroscópicos de OMSM. La pérdida de audición se catalogó según criterios de la OMS: audición normal (≤25 dB HL), pérdida ligera (26-40 dB HL), pérdida moderada (42-60 dB HL), pérdida grave (≥60 dB HL). Se analizó además a un grupo control de 57 niños sin síndrome de Down, de la misma edad cronológica que el grupo problema.

Mediante la otomicroscopía realizada en 52 de los 53 niños con síndrome de Down, se halló OMSM en 20 de los 52 (38%), mientras que el examen clínico la reveló en 17. Sólo 1 de los 57 niños del grupo control mostró OMSM. Se apreció una pérdida auditiva de más de 25 dB HL en 12 de los 20 niños con síndrome de Down que tenían OMSM, frente a 5 de los 32 que no la tenían (p < 0,0001). La media de pérdida auditiva fue significativamente mayor en los niños con OMSM (p< 0,0001). También se comprobó que existía una correlación significativa entre la presencia actual de OMSM y la historia de otitis del oído medio padecidas previamente durante los 8 años anteriores.

COMENTARIO

Los resultados de este estudio claramente muestran que los niños con síndrome de Down de 8 años de edad en Noruega presentan un mayor riesgo de tener una otitis media seromucosa: 1 de cada 3. La frecuencia es alta. El estudio no indica la historia personal de estos niños en cuanto a cuidados y exploraciones recibidos durante los años anteriores. Pero a juzgar por los comentarios que hacen los autores, da la impresión de que no siguieron las recomendaciones que proponen los programas de salud.

Posiblemente, estos resultados son transferibles a nuestros propios países. Y dada la frecuencia con que este tipo de otitis se acompaña de pérdidas de audición, de mayor o menor intensidad, hemos de insistir en la necesidad de mantener el régimen prescrito de exploración anual del oído durante los primeros años de vida, y de corregir y tratar los accidentes de otitis que puedan ocurrir.

Recuérdese, además, que:
1) estos accidentes son más frecuentes en el síndrome de Down;
2) la pérdida de audición agrava más todavía las dificultades de aprendizaje del habla;
3) la pérdida de audición, en un régimen de escolarización ordinaria como ahora se ha generalizado, hará más difícil al niño seguir las instrucciones que el maestro da a toda la clase con un tono de voz de grado medio.