Editorial: Danos hoy la alegría de cada día
Danos hoy la alegría de cada día
Es inevitable que leamos, veamos, nos enteremos, comprobemos la problemática que en sus distintas áreas pueden presentar nuestros hijos o hermanos con síndrome de Down. Y es inevitable que pensemos en el futuro. La previsión de una vida quizá más breve. El desarrollo de circunstancias complejas en su salud, su vida laboral, su vida social. Todo eso es lógico. En ocasiones oímos a personas que se lamentan: "Y todo esto ¿para qué? Todo mi trabajo ¿para qué?".
Quisiéramos hacer llegar a esas personas la convicción de que la alegría de cada día vale la pena. Cada minuto, cada hora, cada día, cada año que nuestro hijo vive su vida y la comparte en plenitud, gracias al esfuerzo que él y nosotros hemos efectuado, son realidades que han de llenarnos de placer y de gozo. El esfuerzo diario nace de la convicción de que cada instante de su vida es valioso en sí mismo; porque gracias a ese esfuerzo su mente se abre a más posibilidades, su conducta se manifiesta en una creciente integración social, sus sentimientos afloran en expresiones verbales o gestuales que declaran su alegría de vivir. Vivir el presente no significa renunciar a prever el futuro, sino disfrutar de los miles de pequeños momentos felices que sus vidas nos reportan.
Lo esencial, en todo momento y circunstancia, es tener conciencia del bien conseguido. No podemos sustraernos a la existencia de penosas dificultades que, a veces, nos hacen jadear en nuestro camino cuesta arriba. Pero sabemos que el amor es, a la larga, vencedor. ¿Cuál es nuestra victoria? Descubrir la alegría que cada día nos reporta: no en grandes acontecimientos y novedades, sino en ese sencillo sentirse bien de nuestros hijos, en el disfrute que experimentan gracias a las cualidades y a las relaciones familiares y sociales que hemos ayudado a promover y a construir.
Cada gota de avance y de progreso conseguidos se va acumulando y enriquece el haber de nuestra realidad. Reconocer la alegría de cada día es fabricar autoestima: la suya y la nuestra, porque todos la necesitamos. No es ocultar la cabeza bajo el ala; todo lo contrario: es objetivar y dar realce al esfuerzo positivo y consciente con que nos manejamos en la vida. Ello hace que su y nuestra existencia tengan sentido, independientemente de por cuánto tiempo se prolonguen.
Comentarios
Un fuerte abrazo,
Saro