Entrevista: Vicente del Bosque
Es Vicente del Bosque (Salamanca, 1950), seleccionador de la selección española de fútbol, Campeona del Mundo. El tópico se cumple y quien lo trate o lo haya tratado, al definirlo acaba por utilizar términos similares. Aflora lo de sensato, lo de contenido y dialogante que sabe escuchar, lo de socarrón, lo de comprensivo y humilde, lo de responsable, y por supuesto, aquello de entrañable bonachón. Lo de bonachón sobre todo, una imagen a la que contribuye un físico grande, ancho, de arriba a abajo. Muy grande y alargada la cabeza, los ojos, las manos que mueve de continuo, la sonrisa ... el cuerpo todo.
Ese cuerpo le hizo futbolista. Destacó ya en su Salamanca natal desde muy, muy joven. Con los años el Real Madrid fue, como jugador y entrenador, su casa a lo largo de más de tres décadas; y desde 2008 culmina su deslumbrante carrera al frente de un grupo de jugadores que se llama España y que lo han ganado todo.
Echar un vistazo a su curriculum como deportista, apabulla. En el Real Madrid ganó cinco Ligas como jugador y dos como entrenador, dos Copas de Europa ... y al frente de la selección Española nada menos que un campeonato europeo y ¡un Mundial!
"Me siento afortunadísimo y agradecido a la vida por haberme dado la posibilidad de ejercer una profesión que me apasiona".
Es el único entrenador que ha ganado la Copa del Mundo (2010), la Eurocopa (2012) y la Liga de Campeones (2000 y 2002). Hijo de un ferroviario, Vicente del Bosque está "felizmente casado desde siempre", —lo dice y sonríe— y es padre de tres hijos, Vicente, Gema y Álvaro, "que lo suponen todo o casi todo", —y vuelve a sonreír. El pequeño, Álvaro, nació con síndrome de Down y ocupa un lugar muy especial en la dedicación y el discurso del entrevistado.
Habla de Alvarete al referirse a ese hijo y apenas hay que preguntarle. Ya no para...
Nació hace 25 años cuando yo entrenaba al Castilla (equipo filial del Real Madrid). En primera instancia, la sorpresa y el desconcierto son inevitables. Cuando recibes la noticia parece que se te cae el mundo encima. Es un golpe muy duro, pero después vas comprendiendo que no lo es.
He contado muchas veces que en aquel momento, cuando supimos que había nacido con síndrome de Down, mi mujer y yo nos preguntamos, como supongo que les pasa a todos los padres que viven esa circunstancia, que por qué nos pasaba a nosotros aquello. Al poco tiempo pasamos a preguntarnos que por qué no nos iba a tocar a nosotros, ¿por qué a otros sí y a nosotros no? Y desde hace ya mucho tiempo nos preguntamos qué hubiera sido de nosotros sin Álvaro.
(Se le ablanda la voz. Utiliza del Bosque palabras tiernas al referirse a su vida con este hijo y no trasluce ni pizca de afectación o discurso "políticamente conveniente". Y
sigue ... ).
Si lo pienso aquello que en principio fue tan duro, el tiempo ha demostrado que fue una bendición. Lo fue porque a todos nos ha venido bien. Hoy pienso que es una aventura magnífica vivir con Álvaro. Lo quiero; lo queremos mucho. Nos ha enseñado a ver más grande la palabra amor. Y me ha enseñado a decir "te quiero", algo que antes me costaba mucho más expresar. Me cortaba. Ahora digo "te quiero", se lo dicho a él con frecuencia. No quiero que suene a cosa redicha, pero él me ha hecho mejor.
Es curioso, porque da usted imagen de muchas cosas, pero no de ser muy expresivo, muy emotivo ...
Sé que parezco una persona poco emotiva, pero la verdad es que lo soy. En eso seguramente también tiene algo que ver, Álvaro. Cada vez me cuesta menos o quiero esconder menos mis emociones. Creo que la emoción es un sentimiento que hace mejores a las personas.
Hace poco participé en la presentación Si crees en mí, te sorprenderé, un libro escrito por Anna Vives que leí con muchísimo interés. Hay que escuchar a personas como ella porque hacerlo es aprender. Anna es una joven con síndrome de Down que ha creado la tipografía "Anna". Esta tipografía ha cautivado a todos y su autora se ha convertido en un fenómeno social por su historia de superación. Me emociona este tipo de personas.
(Volvemos a Álvaro. Vuelve su hijo al discurso de Vicente del Bosque que cuenta que cuando está en Madrid va a jugar con él los sábados y los domingos a pabellones de la Comunidad. Y siempre que puede le gusta acompañarlo a la empresa de la ONCE en la que trabaja).
Se ha formado como auxiliar administrativo y hace funciones de repartidor de correo, escanea documentos y los lleva; estamos encantados. No exagero nada cuando digo que me emociona convivir con personas con discapacidad porque lo paso muy bien en su compañía. Además, siento que tengo una obligación con ellos y siempre que pueda estaré ahí. Yo sé que puedo contar con ellos y ellos saben que siempre que me necesiten intentaré estar a su lado. Hay que estar con y por ellos y en ese sentido creo que es impagable la labor de organizaciones como Plena Inclusión Madrid.
Y claro, en la despedida, inevitable hablar de fútbol cuando el Mundial está encima ...
Hemos demostrado que tenemos una selección muy buena, de las mejores. Pero lo que hay que hacer para seguir adelante es aplicarnos con modestia. En un Mundial juegan treinta y dos equipos y sólo uno logra la victoria absoluta. Nadie puede garantizar que seamos nosotros otra vez, pero lo que sería imperdonable es que, pase lo que pase, los españoles, todos los españoles, no tuvieran la sensación de que nos hemos vaciado, de que hemos hecho todo lo que estaba en nuestra mano para representar con la máxima dignidad a nuestro país".
Y así, entre la serenidad y la pasión, Vicente del Bosque se disculpa; ha de marcharse. Le esperan Álvaro y la selección.
Entrevista reproducida con autorización de la revista VOCES, verano 2014.