Artículo Personal: La autonomía de las personas con síndrome de Down

La importancia de la autoestima para la autonomía de las personas con síndrome de Down
Mª Teresa Jerez Rodríguez

Cuando  tiene una autoestima alta, el niño que luego será adulto, tendrá una actitud responsable y su rendimiento será mayor hacia las exigencias de la vida.  En cambio, con una autoestima baja, aparece la desconfianza, evasión de responsabilidades, con una actitud pasiva.

Fomentar una buena autoestima es importante, lo que condiciona el aprendizaje. Importante ya que con una autoimagen positiva, hay mayor predisposición para aprender. Con una autoestima alta, se tiene mejor capacidad para afrontar las adversidades de la vida.  Cuando una persona confía en sí misma, asume mejor las adversidades, posee habilidades para gestionar y planificar. Si se tiene confianza se toman decisiones, determinando mayor autonomía personal.

¿Qué ocurre con la autoimagen de un niño con síndrome de Down?

Lo mismo que con los demás niños. La diferencia está en cómo es percibido por los demás, y cómo actúan en función de esta percepción, lo que influye directamente en cómo se ve, en cómo se autopercibe a sí mismo.

El autoconocimiento, la autoimagen y la autoestima son los resultados de la interacción entre lo que somos y cómo nos ven; lo que a  su vez son conceptos en continuo movimiento, que se van modificando a lo largo de nuestra vida con cada vivencia, con cada experiencia. Entonces es el entorno el que se encarga de ir abriendo los ojos, de ir definiendo mucho más allá de su discapacidad.

Manuel no es sólo una trisomía, sino mucho más que eso. Manuel es un chico apasionado por la música, que canta, baila, juega, ríe, pelea con su hermano, que comparte,  le gusta nadar, y además tiene síndrome de Down.  

La aceptación de uno mismo es uno de los principales aspectos que favorecen una buena autoestima. Asimilando y aceptando las limitaciones, se puede comenzar a fomentar y a desarrollar los dones y talentos del propio niño, teniendo en cuenta que la discapacidad no descapacita en su totalidad a quien la tenga.

El conocimiento que vamos forjando de nosotros mismos, la imagen que nos hacemos, se va construyendo desde el nacimiento a través de la interacción con el entorno más cercano, que será la familia.  Así se puede decir que el entorno familiar genera las bases para el desarrollo propio, haciendo de guía para el despliegue de los dones y talentos de cada uno, así como de su autopercepción, autoobservación y autoaceptación. 

Son numerosos los estudios que han  demostrado la relación que existe entre la aceptación que tiene la familia y la que tiene el niño en relación a su discapacidad. Por tanto, se trata de conducir a las personas con síndrome de Down a que se conozcan, cometan errores y aprendan de ellos, marcando un desarrollo maduro donde hayan de tomar de decisiones autónomas, acordes a sus capacidades, valores, metas e intereses, fomentando y desplegando su propia personalidad. Evitando el facilitarle las cosas o hacerlas por ellos, hay que crear una motivación hacia el esfuerzo, teniendo en cuenta que la exigencia ha de ser razonable y guiada. Es necesario que el niño se sienta exigido en varios aspectos, sobre todo en lo que pueda realizar sin ayuda. Así se irá desarrollando el sentimiento de satisfacción y adquiriendo sentido de independencia, fomentando el desarrollo de una buena autoestima.

¿Cómo promover una buena autoestima / autoconcepto?

Interactuamos con el mundo a través de las sensaciones, del movimiento del cuerpo y de los sentidos. Hay que generar situaciones en las que el niño desarrolle estrategias y habilidades, darle juguetes y juegos que tengan como objetivo el ingenio y el esfuerzo propio, para desarrollar el autocontrol, que aprenda a tolerar fracasos, y siempre demostrarle la alegría por sus esfuerzos y avances y animarlo cuando fracasa, ayudando al niño a conocerse y aceptarse a sí mismo.

Igual o más importante es proporcionarle juegos  que resalten alguna habilidad que tenga. Esto reforzará y afianzará su autoestima al mostrar un talento que se le da bien. Así mismo, se recomienda tener  mascotas, ya que desarrollan el sentimiento de responsabilidad, de compromiso, de eficacia, creando un intercambio de afecto.

La idea es proponer actividades que estimulen el autodescubrimiento, la creatividad, el humor y, sobre todo, la autonomía.

En la escuela

Igual de importante es el ambiente educativo, donde pasan muchas horas, muchos años de convivencia. Es fundamental que el profesorado favorezca el autoconocimiento del alumno, que se transmitan valores claros. Hay que crear un ambiente donde cada alumno pueda sentirse importante, deben conocer y valorar entre toda la clase los puntos más hábiles de cada uno y los menos, y respetarlos. Sería recomendable crear una cohesión de Grupo-clase, donde se inculquen valores de aceptación, de respeto por las diferencias, comprenderlas y que se conviertan en una manifestación de un derecho sin juicios.

Fomentar la diversidad desde una visión positiva, donde la variedad de habilidades individuales son valoradas, dejando de lado la competitividad y la idea de que todos tenemos que ser iguales y conseguir los mismos objetivos. 

Conclusión

Como conclusión podemos decir que, a través de la autoestima, es como se consigue un bienestar personal que retroalimenta directamente a cada persona, tenga o no discapacidad. Quienes tienen una autoestima alta, son personas más seguras de sí mismas, más sanas psico-emocionalmente. Sin olvidar que es en la familia donde comienza la aceptación de uno mismo.

Todo lo expuesto nos lleva a la idea de que, si pudiéramos reconocer que cada ser humano es único e irrepetible con sus defectos y sus virtudes, con sus dones y talentos, ello significaría que entendimos que la discapacidad no es la cualidad que define a las personas.                                                     

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