Entrevista a: Carmen Ruiz y Carlos Herbosa
“Gracias a nuestro hijo tenemos otra perspectiva de la vida”
Independiente, valiente, caminando con paso firme y feliz. Así se imaginan Carlos y Carmen a su hijo Carlos en el futuro. Son optimistas y razones no les faltan porque su pequeño de 11 años ha demostrado, hasta ahora, que es capaz de superar baches, obstáculos y momentos delicados y hacerlo siempre con un sonrisa. Es una de sus mejores armas. Estudia 5º de Primaria en el colegio Alto Ebro de Reinosa y el tiempo libre se lo dedica, especialmente, a la música, el fútbol, la natación y el atletismo.
Si tuvieran que describir la vida de Carlos en pocas palabras, ¿qué dirían?
La vida de Carlos es muy alegre gracias a su divertida sonrisa, que nos ilumina la vida a todas las personas que estamos a su alrededor. Y es muy luchador, siempre con retos constantes. Supera todos los obstáculos a medida que pasan los días.
¿Qué rasgos destacarían de su carácter y su personalidad? ¿Cuáles son sus principales virtudes y sus peores defectos?
Los rasgos más característicos de Carlos son su personalidad fuerte y que sabe pararse, coger energía y salir adelante. También es un niño pacífico, nunca quiere meterse en problemas. Sus principales virtudes son su bondad, su cariño y su inocencia, y sus defectos son su timidez y su genio. Se enfadada pero enseguida se le pasa.
Uno de los retos que existen en la actualidad para el colectivo de personas con síndrome de Down es lograr su inclusión real en el ámbito laboral, educativo, social, cultural. En el caso de Carlos, ¿cómo ha sido su desarrollo y su evolución en estos campos?
Carlos es una persona que se ha adaptado muy rápido en la sociedad. Hemos tenido la suerte, por ahora, de que esté en el colegio Alto Ebro de Reinosa, que se involucra en ayudar a nuestro hijo y en enseñarle las materias escolares. El centro se guía por el método de la Fundación. Carlos es un niño muy sociable, se ha ganado la confianza de sus profesores y compañeros, y están encantados con él. En el terreno cultural, cuando hemos ido a ver una exposición o un evento cultural, siempre le ha gustado. Le encanta actuar en todas las obras que hace en los festivales del colegio. En cuanto al ámbito laboral, no hemos pasado por ello porque es todavía muy pequeño para hablar de trabajo, aunque dentro de unos años habrá que pensarlo.
¿Cuál ha sido ‘la batalla’ más complicada a la que la familia se ha enfrentado?
La batalla más complicada de la familia fue el inicio, cuando Carlos nació. Fue complicado porque vinieron muchas cosas en muy poco tiempo. Nuestro hijo es un niño prematuro, nació con ocho meses. Nos dijeron que tenía síndrome de Down, que tenía una cardiopatía, que estaba bajo en plaquetas y que había riesgo de muerte. Nos encontrábamos solos en la residencia y con mucho miedo, aunque teníamos familiares cerca. También teníamos una hija de 7 años, María José, que estaba muy contenta de tener un hermanito, y no sabíamos cómo le íbamos a explicar toda esta situación. Durante un mes estuvo ingresado y era horrible… Todos los días ibas a ver a tu hijo en la incubadora y, en cuanto pasaba el tiempo de visita, te mandaban dejarle. Al final, pudimos llevar a Carlos a casa, a Reinosa. Todo ese sufrimiento pasó hace mucho tiempo, en cierta parte, y ahora aquí le tenemos, con 11 años. Y gracias a él tenemos otra perspectiva de la vida.
¿Y cuáles son los mejores recuerdos que hasta ahora tienen de la vida junto a Carlos?
Los mejores recuerdos al lado de Carlos los tenemos estando junto a él todos los días. Siempre se encuentra sonriendo y feliz. Aunque tú tengas un día malo, él siempre te va a alegrar el día. Y si aun así no te ve contento, te da un abrazo y así te animará por completo.
¿De qué logros y progresos que haya alcanzado su hijo se sienten más orgullosos?
Nosotros siempre estamos orgullosos de Carlos, en cada aprendizaje que hace en el colegio, cada paso que da cada día. Siempre que se propone hacer un reto, hasta que no lo consigue no para de hacerlo.
Se ha avanzado mucho para eliminar la discriminación hacia el colectivo, pero todavía queda camino por recorrer. En su caso, ¿han sufrido discriminación?
En nuestro caso, no hemos sufrido tanta discriminación. En el colegio siempre ha sido un niño aceptado, no hemos tenido tantos problemas como en otros casos de otros niños con síndrome de Down. Al contrario, siempre hemos tenido el apoyo del centro, el profesorado y los alumnos.
Bajo su punto de vista, ¿cuáles serían las claves para ir reduciendo las diferencias y para lograr una aceptación y una integración reales de las personas con síndrome de Down?
Se debería empezar en los colegios y en los institutos, desde pequeños, enseñando y concienciando sobre el hecho de que todos somos diferentes. Y respetarlo. Y en muchos casos, ayudando a las personas con síndrome de Down, no hay que ponerles más obstáculos de los que tienen, hay que ser más tolerantes. Hay personas que creen que a lo diferente hay que rechazarlo y apartarlo de la sociedad, pero realmente tienen miedo a lo desconocido. Ahora mismo, estando en el siglo XXI, tendría que haber más cambios positivos en nueva sociedad, pero en realidad se está retrocediendo en el tiempo. Existe más crueldad con los niños diferentes y existe discriminación, y se sufre bullying, aunque no es nuestro caso.
Hace unos días el presidente de Down España, José Fabián Cámara, manifestaba que cerca del 100% de las mujeres embarazadas cuyas pruebas médicas apuntan a que su futuro hijo tiene síndrome de Down decide abortar. Respetando el derecho a decidir de las madres, ¿qué les dirían a las mujeres y a las parejas que durante el embarazo tienen conocimiento de que su hijo tiene esa alteración cromosómica?
Que la madre tiene siempre la última palabra, porque es la que decide en su cuerpo. Le diríamos a la mujer que no piense en los demás, en ‘el qué dirán’, que piense realmente en ella y en el bebé que se está formando dentro de ella. La llevaríamos a la Fundación de la ciudad en la que viviera para que viera a los niños y hablara con sus padres. Nosotros pensamos que después de esto, ella cambiaría su manera de pensar. Hay mucha gente que tiene miedo a lo desconocido, pero hay mucho desconocimiento sobre el síndrome de Down. La gente sólo conoce la parte negativa, pero como en todas las cosas, siempre está la parte positiva, y hay que escucharla.
Imagínense observando por una mirilla a Carlos dentro de 10 o 15 años. ¿Qué escena les gustaría ver? ¿Cómo se imaginan su futuro?
Siempre preferimos vivir el presente y que el futuro nos sorprenda en cada paso que se avanza. Pero nos imaginamos a nuestro hijo en el futuro: independiente, que no tenga miedo de cada avance que hace en la vida y se sienta seguro, que no cambie nada su carácter, ni en su personalidad, y que sea muy feliz. ¡Y con trabajo!
Entrevista realizada por Beatriz Grijalba.