Artículo Personal: Mis hijos de la Tierra
Andrés Eloy Blanco, poeta venezolano, escribió:
"Cuando se tienen dos hijos, se tienen todos los hijos de la tierra".
Yo tengo dos hijos. Una hermosa princesa de 13 años y un muñequito de 3 meses con síndrome de Down. Hoy yo tomaré ese fragmento poético y lo ajustaré a mi realidad:
"Cuando se tiene un hijo Down, se tienen todos los hijos Down de la tierra".
Se tiene al de ojos rasgados y al de ojos almendrados, al de la piel delicada y a aquel de corazón operado, se tiene al tierno y amoroso o al pensativo y tranquilo. Se tiene al joven emprendedor o a la joven influencer, también al estudiante de política, al pintor o a la escritora.
Cuando se tiene un hijo Down, se tiene la bendición y la prueba al mismo tiempo, se tiene el temor, la crisis, el llanto y también la ternura y la paz.
Se tiene, puedo decirte, en mi corta edad de esta travesía, que cuando se tiene un hijo Down se aviva el temor y la incertidumbre, pero al observar esa carita de angelito se aviva y robustece la fe, la esperanza y el amor.
Tengo los brazos abiertos para cobijar a mi hijo hermoso, pero también los tengo abiertos para cobijarlos a todos con mi voz y mi discurso de inclusión, educación, empuje y posibilidad.
Mi voz ahora más que nunca es inclusiva, empática y altamente soñadora. Nuestros hijos son lo que soñamos desde el alma y materializamos con las manos a diario.
Cuando se tiene un hijo Down, se tienen todos los hijos Down de la tierra.