Caso práctico Covid: Los padres también se pueden "Quemar"

Caso práctico. Marzo 2021
¡AYUDA! ¿QUÉ LES PASA A MIS PADRES?
La crisis derivada de la COVID-19 ha puesto de relieve el sufrimiento de los padres y ha surgido como una prioridad la necesidad de comprender mejor su agotamiento. Agotados, estresados y con la constante sensación de estar haciendo algo mal. La pandemia ha puesto contra las cuerdas a los padres. Los psicólogos han dado la voz de alarma. Lo llaman 'burnout parental', "estar quemado".
Es un síndrome de agotamiento que provoca tristeza, irritabilidad e, incluso, un aumento de la agresividad. Para algunos padres una exposición prolongada a ese estrés puede convertirse en algo dañino que llega a afectar la relación con sus hijos. "Son muchos los padres que me han contado que se sienten culpables porque esto se ha alargado tanto que su nivel de tolerancia es bajísimo y eso se traduce en que gritan a sus hijos constantemente y los tratan mal", afirma la Dra. Marian Rojas, psiquiatra del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas.
"La mayor parte del desgaste que observo en los padres viene de esa obligación de tener que ejercer también como profesores, de la nueva parte de telepresencialidad en las aulas. En muchas casas, ni siquiera hay dispositivos suficientes para que los hijos se conecten a clase y los padres puedan teletrabajar al mismo tiempo, y eso genera muchísimo estrés", afirma la psicoterapeuta Carolina Ángel.
DISCIPLINA POSITIVA
- Redirija la mala conducta. Ya sabemos que a estas alturas la paciencia vive sus horas más bajas, pero cuando el mal comportamiento ha entrado en bucle, a lo mejor es la hora de darle a otra oportunidad a la educación positiva. Muchos expertos aseguran que los niños se portan mal porque están aburridos o sencillamente no saben hacer otra cosa. Dedicar un poco de tiempo a encontrar y ofrecer alternativas para sacarlos de ese círculo vicioso puede merecer la pena. si además elogiamos su éxito por cambiar de actividad, podemos asentar recursos útiles para su futuro.
- Emplee recompensas y privilegios para reforzar las buenas conductas que normalmente no daría en épocas menos estresantes: terminar las tareas del colegio o las de la casa, llevarse bien con los hermanos...
- Pruebe a no responder. A veces prestamos más atención a los malos comportamientos que a los buenos y el niño entiende que, para que le hagamos caso, es mejor portarse mal. Pues se acabó. Siempre que no esté haciendo algo peligroso, ignorar esa conducta puede ser una forma eficaz para que de je de hacerlo. Inspire, espire.
- Use las pausas obligadas. Lo de parar para recapacitar está muy trillado pero nuevos estudios dan más claves para volver a intentarlo. Esta herramienta de disciplina funciona mejor si los padres utilizan pocas palabras. "El mayor error que cometan es hablar y dar muchas explicaciones durante esos tiempos de espera". Es mejor advertirles primero, y si no paran, recordarles lo que hicieron mal de forma breve. Luego apártelos de la situación durante un periodo previamente dispuesto (un minuto por año de edad es una buena guía de referencia).
MANTENER LAS RUTINAS SALUDABLES
- Estructure el día. Con el cambio en las rutinas habituales, establezca horarios diarios nuevos. Involucrar a los niños en esa planificación, sobre todo a los más mayores, puede hacer que sean más respetuosos con los establecido porque se ven partícipes. Este horario debe incluir actividades escolares y tareas en casa, pero también actividades recreativas, ejercicio físico y contacto virtual con los amigos.
- Elija sus peleas. Este consejo, que sirve para casi todo en la vida, cuando de niños se trata multiplica su valor. Establezca una lista de comportamientos que pueda tolerar o aguantar, e identifique los dos o tres que considere innegociables (sí, ha leído bien ¿sólo dos o tres!). Explíqueles bien las consecuencias de saltarse las normas establecidas, por ejemplo, confiscar los móviles o tabletas.
- Aunque la flexibilidad es más importante que nunca, a la hora de irse a dormir intente mantener las rutinas normales como, por ejemplo, leer con ellos un libro.
HABLAR SOBRE LOS TEMORES
- Los niños confían en sus padres como fuente de seguridad, física y emocional. Tranquilice a sus hijos. Dígales que cuentan con usted.
- Responda a las preguntas sobre la pandemia de manera simple y honrada. se puede hablar con ellos sobre cualquier noticia que los atemorice, pero recordándoles que las medidas de seguridad ayudan a que todos nos mantengamos sanos.
- Dedique tiempo a hablar sobre sus sentimientos y dé ejemplo explicándoles cómo está manejando usted los suyos.
- Avise a su hijo antes de salir a trabajar o hacer recados. Dígale a dónde va, cuánto tardará y que ya ha tomado las medidas necesarias para cuidarse.
- Mire al futuro. Explique los científicos están trabajando para descubrir cómo ayudar a las personas y que las cosas van a mejorar.
- La receta a veces más fácil es la más sencilla: pruebe a decir "te quiero" con frecuencia.
Para los padres, hay que buscar actividades que nos recarguen las pilas, válvulas de escape como salir a pasear. Si es posible, complementarse con la pareja y hacer turnos. Los padres se pueden alternar y buscar un espacio de individualidad. Compartir nuestras inquietudes con personas que estén en la misma situación e intentar tirar siempre del humor: padres y madres que nos entienden porque están igual que nosotros y con los que podemos reírnos e incluso encontrar soluciones juntos. Darse cuenta que uno no está solo y que hay gente que tiene que hacer las mismas piruetas para salir adelante.
Raquel Peláez
Extractos del artículo publicado en XL Semanal, nº 1738, 14-21 de febrero de 2021.