Actividad física en niños y adolescentes con síndrome de Down

Promover la actividad física en niños y adolescentes con síndrome de Down

Eric E. Wentz, Julia Looper, Kristi S. Menear, Dipika Rohadia, Nora Shields

Physical Therapy & Rehabilitation Journal 2021; 101: 1-9

Es frecuente que los niños con síndrome de Down sufran retraso en el desarrollo de sus habilidades motoras en una serie de contextos de movimientos diversos, y ello afecte a su capacidad para participar en la actividad física. La actividad física se define como cualquier movimiento corporal producida por los músculos, que origine una gasto de energía. El ejercicio forma parte de la actividad física que es planificada, estructurada, repetida y participada con el fin de mejorar y mantener el estado en forma. Niños y adolescentes con síndrome de Down ejercitan la actividad física sustancialmente menos que sus pares con desarrollo ordinario, no siguen las normas propias de la actividad físicas y, en consecuencia, están más proclives a ganar peso, mostrar obesidad y desarrollar en la adultez problemas de salud. Las razones son varias y multifactoriales, e incluyen toda una serie de barreras de índole personal, familiar, social, ambiental, políticas y las propias de los programas que se ofrecen. El ocasiones, son los propios problemas de salud los que dificultan la realización habitual de actividades físicas. de índole cardíaca, osteomuscular en diversas articulaciones, etc.

No siempre los fisioterapeutas han sabido afrontar estas realidades y adaptar su ejercicio profesional a las necesidades y circunstancias de cada individuo. Debido a su propia cualificación son los mayores responsables para educar a las familias, informar sobre las guías que rigen la actividad física, identificar y suprimir las barreras, promover actitudes positivas, facilitar la selección de objetivos y elaborar el ambiente social en el que se asegure la participación en la actividad deportiva.

Su papel se inicia dentro de la programación de la atención temprana, sin obsesionarse con determinados ejercicios, y con una clara intención de educar a los padres en actividades motoras que puedan asumir sus hijos y ayudarles a incrementar su área de visión y de motilidad. Es extraordinariamente útil la programación de ejercicios en los que el niño esté boca abajo, sobre su pecho o su vientre, de modo que pueda oír, mirar, moverse con seguridad. Dada su tendencia a permanecer echados en posición supina frotándose los pies con las caderas en extensión completa, es preciso fomentar la alternancia en los movimientos de las piernas, pateando como si fuera para iniciar la marcha. Ya más mayorcitos, es práctica la utilización de cinta rodante adaptada para que alterne los pasos y se acostumbre a tener controlados el cuello y la cabeza.

En preescolar y escolar, se han de actualizar los ejercicios habituales (andar, correr, saltar, inclinarse, empujar, etc. ) mediante la incorporación en juegos comunes que, con los mismos fines, permitan una mayor socialización, entretenimiento y adaptación a las cualidades de cada uno: montar en bicicleta sorteándose unos a otros, danza, yoga, kickball, etc.

En la adolescencia, al igual que sucede en el resto de la población, la tendencia es a reducir la actividad física. Pero es el momento de incrementar la fortaleza y resistencia de los músculos.  Los fisioterapeutas conocen muy bien estos ejercicios que han de enseñar a practicar, de modo que los jóvenes se acostumbren a ejecutarlos diariamente de forma rutinaria.

Será necesario que el fisioterapeuta forme parte del personal que entrene a los jóvenes en la realización de juegos de equipo, y aporte sus conocimientos para mejorar el estado físico. El objetivo final es que el individuo disfrute en la realización de ejercicios físicos, y eso le anime a continuar su ejecución durante la vida adulta.

Su profesionalidad ha de centrarse en conocer y aprovechar las habilidades específicas del individuo con síndrome de Down, en implicar a las familias y convencerles de que la actividad física, desarrollada en el mayor grado de socialización posible, es fuente de satisfacción y de realización personal.