Significado de La capacidad de "inhibición" en el síndrome de Down

Significado de La capacidad de "inhibición" en el síndrome de Down

Artículo Profesional: La capacidad de "inhibición" en la niñez y adolescencia de las personas con síndrome de Down. ¿Qué significa?

Las funciones ejecutivas

Dentro de nuestro habitual comportamiento, cobran especial protagonismo las que llamamos funciones ejecutivas. El término función ejecutiva hace referencia a un conjunto de procesos que tienen por objeto el modo en que una persona es capaz de manejarse a sí misma y de utilizar sus propios recursos con el fin de conseguir un nuevo objetivo. Es una especie de término “paraguas” bajo el cual se agrupan toda una serie de habilidades capaces de regular la acción y la conducta, mediante la asignación de recursos cognitivos dirigidos a explorar, asociar, decidir, controlar y evaluar las situaciones.

Las ponemos en juego cuando nuestra conducta no sigue un guión rutinario, ya automatizado, sino que ha de afrontar una situación novedosa, que debe evaluar; algo a programar y realizar. Son funciones que se necesitan en las actividades de la vida diaria, como son los procesos de aprendizaje o las habilidades sociales; de ahí que influyan decisivamente sobre la capacidad de la conducta adaptativa.

Las funciones ejecutivas son la esencia de nuestra conducta, son la base de los procesos cognitivos y constituyen el elemento con mayor valor diferencial entre el ser humano y las restantes especies ya que incluyen un grupo de habilidades cuyo objetivo principal es facilitar la adaptación del individuo a situaciones nuevas y complejas, yendo más allá de conductas habituales y automáticas). Su base neurológica en el cerebro se extiende en el lóbulo frontal, especialmente en la corteza prefrontal, como se expondrá más adelante.

Las habilidades resguardadas bajo el paraguas de la función ejecutiva son las siguientes:

Inhibición. Es la capacidad para interrumpir nuestra propia conducta en el momento oportuno, lo que incluye tanto acciones como pensamientos o actividad mental. Lo opuesto de la inhibición es la impulsividad. Si tenemos debilidad para interrumpir la acción dirigida por nuestros impulsos, somos entonces “impulsivos”.

Cambio. Es la capacidad para pasar libremente de una situación a otra, y para pensar con flexibilidad con el fin de responder adecuadamente a una situación.

Control emocional. Es la capacidad para modular respuestas emocionales, de modo que utilicemos pensamientos racionales para controlar los sentimientos.

Iniciación. Es la capacidad para comenzar una tarea o actividad y para generar de manera independiente ideas, respuestas o estrategias capaces de solucionar los problemas.

Memoria operativa. Es la capacidad para retener la información en nuestra mente con el propósito de cumplir una tarea. Es la forma de memoria responsable de almacenar temporalmente y procesar la información en tanto se llevan a cabo las tareas cognitivas relacionadas con esa información.

Planificación. Es la capacidad de manejar las exigencias de una tarea orientadas tanto al presente como al futuro.

Organización de materiales. Es la capacidad para poner orden en el trabajo, en el juego y tiempo libre y en los espacios dedicados al almacenamiento.

Seguimiento de uno mismo. Es la capacidad para hacer el seguimiento de nuestras propias realizaciones y de medirlas o evaluarlas en relación con un estándar previamente fijado sobre lo que se necesita o lo que se espera.

Las funciones ejecutivas promueven un funcionamiento adaptativo y autónomo ya que operan como un sistema de autocontrol y guía en el desempeño de conductas con intención. Abarcan una serie de procesos cognitivos entre los que destacan la planificación, decisión y evaluación o reajuste de conductas adecuadas para formular y alcanzar objetivos, así como de anticipar los posibles resultados. Pueden agruparse en varios componentes: 

  1. a) las habilidades necesarias para formular metas u objetivos, en las que se requiere la capacidad de iniciar la conducta o una actividad con propósito y de inhibir la respuesta automática o conducta inducida por el entorno. Requiere, por tanto, cierto conocimiento de las capacidades de uno mismo en cuanto a la habilidad de llevar a cabo una tarea,
  2. b) las habilidades implicadas en la organización y planificación de los procesos y las estrategias para lograr los objetivos. Así mismo, las tareas requieren la formulación de subobjetivos o pasos específicos que deben secuenciarse de manera correcta para alcanzar el objetivo y modificar el plan si es preciso,
  3. c) las habilidades implicadas en la ejecución de los planes y la anticipación o reconocimiento del alcance de éstos y
  4. d) las habilidades de adaptación y flexibilidad para alterar la actividad, detenerla, cambiar de estrategia y generar nuevos planes de acción si es necesario para conseguir alcanzar los objetivos. Para ello, se debe estimar también la dificultad de la tarea y el tiempo que se requiere en realizarla.

Por ello, un buen desarrollo de las funciones ejecutivas durante la infancia y adolescencia implica el desarrollo de una serie de capacidades cognitivas que permiten la regulación del pensamiento, las acciones y las emociones. Se alcanza una capacidad ejecutiva similar a la observada en el adulto entre la adolescencia y principios de la segunda década de la vida.

Además, las funciones ejecutivas engloban un amplio conjunto de habilidades que se podrían sintetizar principalmente en las siguientes:

  1. a) la memoria operativa que permite tener en mente y de manera activa la información mientras se trabaja en una tarea, es decir, mantener la información, manipularla y actuar en función de ésta,
  2. b) la interiorización del habla que permite a uno pensar para sí, seguir reglas e instrucciones, así como autorregular la conducta, logrando actuar de forma reflexiva y no impulsiva
  3. c) la autorregulación, el control de las emociones y la motivación que ayuda a conseguir metas y modular la intensidad de las emociones que nos interfieren
  4. d) la flexibilidad mental que nos ayuda a adaptar el comportamiento a los cambios que puedan producirse en el entorno, así como a la capacidad de ser creativos y combinar nuevamente los distintos componentes para lograr nuevas acciones.

En síntesis, las funciones ejecutivas comprenden una serie de procesos cognitivos entre los que destacan la anticipación, la elección de objetivos, la planificación, la selección de la conducta, la autorregulación, el autocontrol y el uso de la retroalimentación o feedback para lograr llevar a cabo una conducta eficiente. Son muy importantes en el ámbito emocional, conductual y funcional y operan en función del contexto (externo, interoceptivo y metacognitivo) y de la previsión de nuestros objetivos futuros.

Como se puede observar, las funciones ejecutivas son un conjunto de habilidades diversas pero relacionadas e imbricadas. Para comprender a una persona, es importante observar cuáles son sus habilidades ejecutivas problemáticas y en qué grado lo son.

Dentro de las funciones ejecutivas, cabe destacar la flexibilidad cognitiva, la memoria operativa y la que llamamos inhibición. Estas tres son denominadas funciones ejecutivas frías, porque se utilizan en situaciones que demandan una actitud cognitiva y emocionalmente neutra.

En el síndrome de Down

Es bien conocido que las personas con síndrome de Down muestran debilidad en sus funciones ejecutivas, aunque hay gran variedad en la intensidad con que cada una se manifiesta en un determinado individuo. Existen dudas en lo que se refiere a sus capacidades para inhibir o suspender una conducta: es la llamada Inhibición, arriba definida. La inhibición abarca diversas habilidades, como pueden ser:

  • la capacidad para controlar respuestas impulsivas,
  • la capacidad para suprimir ideas o estímulos que puedan interferir en un proceso cognitivo o en la conducta que se está realizando; por eso juega un papel central en el funcionamiento diario (p. ej., en el progreso académico, en el mundo del trabajo y en las habilidades sociales).

¿Cómo y en qué grado se desarrolla y ejecuta esta inhibición en las personas con síndrome de Down? Las respuestas son contradictorias. Algunos autores observaron que mostraban peor ejecución en las tareas inhibidoras que los sujetos control, es decir, inferiores habilidades inhibidoras. Otros no observaron diferencias entre ambos grupos. Y otros apreciaron conductas inhibidoras mejores o peores según el tipo de prueba y contexto en que se estudiaron. Para intentar aclarar estas diferencias y dudas, un equipo investigador acaba de informar sobre un estudio de meta-análisis sobre trabajos que ya han sido publicados, con el que pudieran constatar algunas  diferencias de la capacidad inhibitoria en la población con y sin síndrome de Down, en diversas circunstancias y según las condiciones estudiadas.

Los resultados obtenidos indicaron que las personas con síndrome de Down (niños y adolescentes) mostraron una significativamente menor capacidad de inhibición en comparación con los sujetos control cuando el emparejamiento entre ambos grupos se hizo teniendo en cuenta la edad mental, no la cronológica. Sin embargo, la diferencia fue más bien moderada. Se advirtió una gran heterogeneidad entre individuos. Por otra parte, en los métodos de análisis sólo se tuvo en cuenta uno: la inhibición de la respuesta, pero no se analizaron otras diversas dimensiones del proceso inhibitorio, tanto los llamados aspectos "fríos" como calientes" de la inhibición.

Discusión: Da la impresión general de que la capacidad de inhibir una determinada respuesta es una cualidad de las funciones ejecutivas que no está seriamente afectada en las personas con síndrome de Down. Consiguientemente, es posible educarla y mejorarla cuanto antes mejor. El conseguirlo, lógicamente, depende de la capacidad mental del niño/adolescente, el interés de los padres y educadores, y el considerar la edad del individuo para que entienda los modos y momentos en que debe hacer uso de esa capacidad de inhibición.

Frente a los tests fríos de laboratorio no reales en los que se suele estudiar la capacidad inhibitoria, es la práctica de la vida diaria donde mejor se debe apreciar el estado de dicha capacidad y el progreso que se consigue conforme avanza la edad y la experiencia adquirida. ¿Cómo frenar el deseo de pasar en un semáforo?, ¿o respetar el tiempo en una conversación?, ¿o respetar el orden para elegir algo que le gusta?, ¿o frenar el impulso para utilizar el móvil?, ¿o escaparse y echar a correr?, ¿o rechazar un estímulo o pensamiento que distrae en el trabajo?, etc.