Resumen Diciembre 2016 conducta maladaptativa sobre la función escolar

El impacto de la conducta maladaptativa sobre la función escolar en el síndrome de Down
(Impact of maladaptive behavior on school function in Down syndrome)
Elizabeth Will, Brianne Gerlach-McDonald, Deborah J. Fidler, Lisa A. Daunhauer
Research in Developmental Disabilities, 59: 328-337, 2016

RESUMEN

Los niños con síndrome de Down luchan con ciertos aspectos del funcionamiento adaptativo en un entorno escolar, especialmente en las áreas de la culminación de una tarea y de la docilidad y acatamiento a las directrices del adulto. Estas áreas de funcionamiento adaptativo pueden verse impactadas por las áreas de la conducta ma adaptativa. El presente estudio es de los primeros en examinar de qué modo las conductas problemáticas se relacionan con la adaptación y la ejecución funcional en niños de edad escolar (5-10 años) con síndrome de Down. Participaron 24 niños con una edad mental no verbal de 43,72 meses, y una edad cronológica de 77,58 meses. Todos recibieron servicios de educación especial durante, al menos, parte de su día escolar; algunos simultaneaban la educación ordinaria y la especial.

De acuerdo con los informes de los profesores, los problemas relativos a los dominios de la Atención, la Agresión, y la Somatización se encontraron elevados en relación con otras áreas de conducta maladaptativa. La subescala de Atención valora la incapacidad para mantener adecuadamente la atención (distracciones, no sostiene la atención). La subescala de Agresión valora la agresividad verbal o física (discutir, amenazar a otros, romper objetos, herir). La subescala de Somatización valora  las quejas verbales sobre molestias físicas relativamente leves. Además el estudio mostró que los niveles de los problemas de atención descritos por el maestro predecían de forma significativa los problemas que se apreciaban en la terminación o culminación de tareas encomendadas, mientras que los niveles de agresión predecían de forma significativa las dificultades observadas en la docilidad de los estudiantes.

Estos resultados replican informes previos sobre las dificultades que los niños con síndrome de Down  tienen para regular la atención. El estudio muestra el impacto de este problema sobre el funcionamiento escolar, y concretamente en el área específica de la terminación de una tarea. Esta asociación tiene evidentes implicaciones a la hora de planificar la intervención, ya que, de acuerdo con estos datos, esta culminación de tareas puede verse influenciada positivamente por intervenciones que trabajen para favorecer el mantenimiento de la atención.

Ante los retos cognitivos, los niños con síndrome de Down pueden evitar las tareas con mayor frecuencia que los niños regulares de similar edad mental mediante conductas positivas (mimos) o negativas (rechazos). Igualmente muestran menores niveles de persistencia en las tareas y niveles mayores de conductas de abandono incluso en situaciones de juego. No así en lo que se refiere a la motivación que puede ser similar a la de los demás niños. Ahora bien, no olvidemos que los resultados de este estudio en lo que se refiere a la terminación de tareas se basan en los informes del profesor. Habrá que investigar en el futuro basándose en observaciones directas de la conducta relacionada con la tarea, para determinar la naturaleza y las dificultades en mantener la atención, y poder así valorar la culminación de tareas en los niños con síndrome de Down.

El otro hallazgo del estudio fue el aumento de puntuación en la subescala de agresión en esta muestra de niños, frente a otros dominios de la conducta maladaptativa. Y esta agresión predice el nivel de docilidad en el ambiente escolar: a mayor nivel de agresión, menor nivel de docilidad ante las directrices del adulto. Pero no está clara la direccionalidad de la relación o influencia; habría que verla in situ: ¿la no docilidad precede en el tiempo a la agresividad, o al revés? Es posible que los niños se muestren más agresivos después de una conducta inicial de no docilidad o cumplimiento, simplemente porque han aumentado las exigencias del adulto para que el niño obedezca; o que los niños se muestren más agresivos y después no obedezcan a una orden que es dada como consecuencia de la conducta agresiva. En cualquier caso, lo que queda es un costo en la oportunidad de aprender, que está asociado con una reducción en la terminación de una tarea y en una menor docilidad a lo que se pide.

Está claro, sin embargo, que hay que ser muy cuidadosos a la hora de evaluar esa conducta agresiva: ¿por qué aparece? ¿en qué consiste? Máxime si se tiene en cuenta la conducta en general pacífica de los niños con síndrome de Down.

En cuanto al mayor nivel de la Somatización y quejas sobre molestias que el niño pueda sentir, no podemos olvidar que los niños con síndrome de Down presentan un mayor grado de comorbilidad en diversos aparatos y sistemas de su organismo, y que los informes de los maestros reflejen quejas que a ellos les pueden parecer excesivas en comparación con las de los demás niños, pero que estén bien justificadas. En cualquier caso, el nivel de somatización no influyó sobre los resultados de la función escolar.

COMENTARIO

Es evidente que a lo largo del proceso escolar, los niños con síndrome de Down muestran conductas que pueden interferir el rendimiento en su conjunto. El área de la atención y el área de la aceptación y buena respuesta a las indicaciones del maestro aparecen como retos especiales que se deben cuidar y trabajar. De una parte está la propia naturaleza del síndrome de Down, con sus correspondientes problemas relativos a sus funciones ejecutivas; pero de otra está la habilidad del profesor para mejorar esa atención y conseguir que el niño se interese y sea dócil a las indicaciones que se le hacen. De ese modo desaparecerán esas conductas anómalas que interfieren el rendimiento del niño. (Véase https://www.downciclopedia.org/educacion/aprendizaje/2981-sugerencias-para-una-accion-educativa).