Estimada Verónica:
Todas las operaciones de cálculo matemático resultan difíciles para los niños con síndrome de Down y la división es una de las más complicadas para ellos. Requiere manejar con cierta soltura todas las anteriores, pues precisa de sumas, de restas y de multiplicaciones para poder llevarse a cabo. Por eso, para comenzar a dividir, es preciso que Rodrigo sume, reste y multiplique con cierta seguridad.
Tu planteamiento me parece correcto, explicando la división como repartición entre partes iguales y trabajando siempre desde lo concreto, con ejemplos prácticos: repartir caramelos entre varios niños u otros objetos entre varias personas. Sin embargo, te adelanto que aunque lleguen a manejar la operación de la división de forma mecánica, algo que también es complicado, la mayor parte de los niños con síndrome de Down tienen dificultades para entender lo que significa y para aplicarla posteriormente en problemas de la vida cotidiana. Por eso es precisamente a través de problemas prácticos sencillos como debe de trabajarse fundamentalmente, para ayudarles a entender su sentido y su utilidad.
La calculadora, sin duda, se convierte en una herramienta fundamental para todo lo relacionado con el cálculo. Es muy recomendable que se les enseñe a manejarla de forma complementaria al trabajo con esas operaciones, de forma que puedan utilizarla cuando lo precisen en la etapa adulta.
Es fácil comprobar, por otro lado, que en la vida cotidiana las divisiones se emplean con poca frecuencia, mientras que las sumas y las restas se utilizan cada día, por ejemplo, con las compras. No quiero decir con esto que no haya que enseñar la división, sino que tampoco debemos obsesionarnos cuando los avances sean lentos y que buscar estrategias prácticas y funcionales, como el uso de la calculadora, es siempre recomendable.
Un cordial saludo
Emilio Ruiz
Canal Down21