Artículo profesional: Autoridad, autoritarismo y permisivismo
Autoridad, autoritarismo y permisivismo en los padres de hijos con síndrome de Down
Permisividad, estrés de los padres y emociones de los hijos con síndrome de Down.
Gayle G. Faught, B. Allison Phillips, Frances A. Conners. (2022). Permissive parenting mediates parental stress and child emotions in families of children with Down syndrome. Journal of Applied Research in Intellectual Disabilities, 35(6), 1418–1428. https://doi.org/10.1111/jar.13031
El estrés de los padres (estrés parental) está relacionado con las emociones de los hijos de forma directa e indirecta a través de los estilos que despliegan los padres en su relación con los hijos. Los padres estresados tienden a apoyarse más en estilos que sugieren una mala adaptación, incluidas las conductas autoritarias y permisivas. Y a su vez, en el caso de los hijos con desarrollo ordinario o típico, estos estilos parentales se han visto como responsables de una más pobre regulación emocional y de su propio estado de ánimo. No se ha analizado este tipo de relaciones en las familias de hijos con síndrome de Down (SD), a pesar de que los padres de estos hijos suelen inclinarse en mayor grado por estilos permisivos, debido en parte a su mayor estrés.
Estilos de los padres y consecuencias sobre la regulación emocional del hijo
En la población general, se han propuesto tres estilos de paternidad basándose en dos dimensiones de los padres como son el grado y modo en que responden a las llamadas del hijo ―calidez― y la imposición de límites a la conducta del hijo ―control―. Estos estilos son: la autoridad responsable y fiable, el autoritarismo y el permisivismo. Cada uno de ellos afecta a las emociones de los hijos, al menos en los que tienen un desarrollo ordinario o típico.
La paternidad ejercida con una autoridad responsable y fiable es la ideal, asociada a la calidez y al control ajustado al desarrollo del hijo. Estos padres responden a las necesidades físicas y emocionales de los hijos. Mantienen el control de sus hijos de formas democráticas; por ejemplo, teniendo en cuenta las perspectivas de sus hijos. De este modo, promueven la autonomía de los hijos al tiempo que les ofrecen un sentimiento de seguridad. Sus hijos consiguen los mejores resultados, incluido el aumento de su autoestima y los menores problemas de conducta. Se ha visto que este estilo consigue una mejor regulación emocional y del ánimo en niños de 2-10 años y en adolescentes.
La paternidad autoritaria es probablemente de naturaleza maladaptativa, con escasa calidez y un control poco proporcionado al nivel de desarrollo. Los padres no atienden a las necesidades emocionales de sus hijos. Valoran mantener el control de los hijos de un modo autoritario, apoyándose en hostilidad verbal y estrategias punitivas. Los padres exigen mucho de las conductas de sus hijos y esperan que se conformen y obedezcan ciegamente, por lo que apoyan poco a su autonomía. De los tres estilos que aquí presentamos, la paternidad autoritaria es la que da resultados más pobres en los hijos: ha sido relacionada con conductas ‘internalizadoras’ (p. ej., retraimiento, timidez) y ‘externalizadoras’ (p. ej., impulsividad, terquedad) de los hijos, y ha sido implicada en una pobre regulación de las emociones y del ánimo en los niños pequeños.
Se piensa que la paternidad permisiva es también de naturaleza maladaptativa, si bien los resultados en los hijos son ambivalentes. Los padres permisivos muestran alta calidez pero bajo control. A menudo atienden a las necesidades sus hijos de manera exagerada. Pueden desear comportarse de manera democrática pero carecen de la exigencia necesaria para mantener la debida disciplina; en cambio tienden a ignorar las conductas inapropiadas y a mimar a sus hijos. Este perfil suele asociarse con pocos resultados positivos, como puede ser el saber afrontar una situación centrándose en el problema. Sin embargo, está más asociado a una baja auotoestima, y a conductas ‘externalizadoras’ e ‘internalizadoras’ de los hijos, así como a una pobre regulación emocional en la adolescencia.
El estrés parental que predice estilos parentales
Todos los padres experimentan estrés debido a las exigencias inherentes a su paternidad. De acuerdo con la teoría del estrés parental, surge cuando se enfrenta a un desequilibrio entre exigencias y recursos de los padres. El estrés parental guarda relación con los estilos de paternidad en los padres de hijos con desarrollo ordinario de diversas edades. En los padres de preescolares, los que sufren más estrés tienden a utilizar estilos autoritarios o permisivos más a menudo que quienes experimentaron menos estrés; en cambio el estrés parental fue menor en quienes ejercían una paternidad con autoridad responsable y fiable.
Se admite que las relaciones entre estrés parental y estilos están parcialmente mediadas por la regulación emocional de los padres. Se ha observado que los padres autoritarios y permisivos muestran una regulación emocional más pobre que los padres que ejercen una autoridad fiable. Por tanto, a efectos del estrés de los padres, quienes muestran una regulación emocional más pobre podrían con mayor probabilidad recurrir a técnicas de paternidad de baja sensibilidad, quizá como medio de suprimir con rapidez el origen de su estrés como puede ser la mala conducta de un hijo.
El papel mediador de los estilos de paternidad entre el estrés parental y las emociones del hijo
En la población con desarrollo ordinario, se ha sugerido desde hace tiempo que los estilos de paternidad mediaban la relación entre el estrés parental y las emociones y conductas del hijo, aunque son relativamente pocos los estudios que hayan probado directamente esta idea. Se ha observado una relación entre el estrés parental y la disciplina autoritaria, que a su vez estaba relacionada con los problemas de conducta en la prole de 1-5 años. Igualmente se ha visto un efecto indirecto del estrés parental sobre los conductas ‘externalizadoras’ en la paternidad autoritaria, así como sobre las conductas ‘internalizadoras’ en la paternidad permisiva. Y se ha hallado un efecto indirecto de la regulación emocional de los padres sobre la regulación emocional de los hijos en la paternidad autoritaria, reforzada por el añadido de un estrés familiar crónico.
¿Se encontrarán similares efectos en familias de hijos con discapacidad intelectual? La paternidad de hijos con discapacidad intelectual suele resultar más estresante que la de hijos con desarrollo ordinario debido a la mayor carga económica, las exigencias en el cuidado y los problemas de salud y de conducta, etc. Además, los factores estresantes propios de la paternidad de hijos con discapacidad intelectual podrían hacer más difícil utilizar técnicas propias de una autoridad responsable y fiable. Por ejemplo, estos hijos podrían tener dificultades para comprender y recordar las expectativas y recomendaciones relacionadas con su conducta. En definitiva, la paternidad de niños con discapacidad intelectual afecta al estrés y estilos de los padres y, combinados, podrían influir sobre las emociones del hijo.
La paternidad de hijos con síndrome de Down
Los niños con SD tienen un mayor riesgo de presentar diversos problemas de salud. De pequeños muestran más conductas ‘externalizadoras’, como la terquedad y la impulsividad, mientras que en la adolescencia predominan las ‘internalizadoras’ como el retraimiento y el aislamiento social. Con frecuencia, se describen sus habilidades socioemocionales como uno de sus puntos fuertes, pero les cuesta regular sus emociones ante la frustración, y muestran más inestabilidad/negatividad y menos habilidades para afrontar los problemas que los niños con desarrollo ordinario.
Estrés parental, afrontamiento y apoyo
Se piensa que ser padres de un hijo con SD es menos estresante que serlo de un hijo con otras discapacidades intelectuales, un fenómeno conocido como ‘ventaja SD’, pero estudios más recientes no encuentran diferencias globales entre grupos, una vez que se controla la demografía (p. ej., los ingresos). Más bien, los orígenes del estrés parental son diversos en función de las diversas etiologías de la discapacidad. Es importante no minimizar las experiencias de los padres de niños con SD (ver: https://www.down21.org/downmediaalert/3585-downmediaalert-mayo-2021-n-27.html#May21n-27-2). Porque en comparación con los padres de niños con desarrollo típico, indican un aumento en las exigencias de atención, en los factores estresantes relacionados con el niño (p. ej., sus distracciones, sus demandas de atención) y con los padres (p. ej., sensación de incompetencia, depresión), en los problemas conductuales y médicos del hijo, y en el cansancio emocional.
Los padres de hijos con SD afirman sentir un ajuste positivo, que incluye el afrontar positivamente las habilidades y la búsqueda de apoyos, algo esencial para reducir su estrés. Para afrontar las habilidades, esta reconsideración positiva va asociada a menos estrés, mientras que estrategias como pueden ser el darle vueltas a las cosas o el despreocuparse (evitación) están relacionadas con más estrés y con síntomas depresivos. El apoyo a la familia es particularmente útil para reducir el estrés de los padres con SD. También el apoyo social alivia las relaciones entre el estrés parental y los factores estresantes propios del hijo. Ciertamente, las grandes redes de apoyo que existen en el mundo del SD suavizan la relación entre el estrés parental relacionado con el hijo y los problemas conductuales del niño. En definitiva, parece que estos índices de ajuste parental positivo pueden suavizar las relaciones entre el estrés parental y los estilos de los padres con SD.
Estilos parentales
Son muy pocos los estudios que han considerado los estilos o dimensiones de los padres de niños con SD. Estudios que compararon a los padres de niños con SD con padres de niños con desarrollo típico y con los de hijos con otros tipos de discapacidad intelectual (autismo, parálisis cerebral y retraso no definido del desarrollo) mostraron que los padres de hijos con SD utilizaban técnicas de paternidad más positivas que los demás grupos, incluidos el afecto positivo y la sensibilidad; pero utilizaban más técnicas negativas (como la tendencia al intrusismo) y más conductas directivas que los padres de hijos con desarrollo ordinario. En otro estudio se apreció que las madres de hijos con SD declaraban tener más estrés, menos conductas de autoridad responsable y más conductas permisivas. Y lo más importante, estas diferencias en los estilos parentales se explicaban en parte por un mayor estrés parental.
Es, pues, posible que el estrés parental contribuya a marcar los estilos de los padres de niños con SD, tal como hemos visto en los de hijos con desarrollo ordinario o típico.
El presente estudio
El estrés parental contribuye a que los padres desarrollen estrategias maladaptativas, y esta relación podría verse exacerbada por una mala regulación de las emociones. Se ha implicado a los estilos permisivos y autoritarios en la pobre regulación emocional y en el estado de ánimo de la prole. Tomados en su conjunto, en las familias de hijos con desarrollo ordinario el estrés parental afecta a las emociones del niño tanto directa como indirectamente a través de los estilos de los padres. Pero ningún estudio ha analizado estas relaciones en las familias de hijos con SD, a pesar de que estos padres declaran tener más conductas permisivas, en parte debido a un mayor estrés parental. Además, ningún estudio ha considerado el papel que desempeñan el afrontamiento y el apoyo en estas relaciones en las familias de hijos con SD.
En consecuencia, ofrecemos un resumen de un estudio que hemos realizado. Tiene tres objetivos principales: (1) comparar el ajuste parental (estrés, apoyos) y los estilos de los padres con hijos con SD, con los de hijos con desarrollo ordinario; (2) analizar las relaciones entre el estrés parental, los estilos de los padres y las emociones del niño en las familias de hijos con SD; y (3) determinar los papeles de la regulación emocional de los padres y su ajuste positivo (afrontamiento, apoyos) en estas relaciones. Conseguir esto tendría implicaciones para los padres estresados de hijos con SD, cuyas familias se beneficiarían al mejorar las estrategias de afrontamiento e incrementar los apoyos.
Métodos
Realizamos el estudio en 100 familias con un hijo con SD y en 72 familias con hijos con desarrollo ordinario o típico. Utilizamos diversos cuestionarios que debieron ser respondidos por los padres para poder analizar las distintas dimensiones. Concretamente:
- La capacidad de ajuste y afrontamiento (distrés parental, apoyo social y apoyo familiar) se midió mediante el Parental Stress and Coping Inventory (PSCI), y el Family Adjustment Measure (FAM).
- Los estilos parentales fueron valorados mediante el Parenting Styles and Dimensions Questionnaire (PSDQ).
- La regulación emocional de los padres fue evaluada mediante el Parental Emotion Regulation Inventory (PERI).
- En cuanto a las emociones del niño, la regulación de la emoción fue valorada mediante la Emotion Regulation Check List (ERC), y el estado de ansiedad, depresión y ánimo del niño mediante la Anxiety, Depression and Mood Scale (ADAMS).
Resultados, análisis y consecuencias
En relación con el objetivo 1:
- Los padres de los niños con SD indicaron sufrir más distrés parental y mayor grado de paternidad permisiva que los padres de hijos con desarrollo ordinario.
- Los padres de hijos con SD señalaron haber recibido mayor apoyo social y similar apoyo familiar. Sorprende que los padres afirmaran recibir mayor apoyo social pero no mayor apoyo familiar. Es de notar que en nuestra medición de apoyo social incluimos los recursos locales como son los grupos de apoyo; y hay más grupos de apoyo para el SD que para otras discapacidades intelectuales. Quizá la participación en estos grupos de apoyo influyó en la diferencia hallada en nuestro estudio.
- Pudimos definir de manera más fiable que los padres de hijos con SD se muestran más estresados y más permisivos que los de hijos con desarrollo ordinario. Parece probable que los padres de hijos con SD se encuentren más estresados, si se considera el aumento de exigencias de atención y cuidados y de los factores estresantes relacionados tanto con los hijos como con los padres.
- Otros autores han observado que, entre los factores que influían sobre la permisividad parental, los padres de hijos con SD eran más propensos a ignorar o no darse por enterados de las malas conductas de sus hijos. Sugirieron que quizá trataran de ignorar estas conductas como una estrategia de tratamiento conductual, recurriendo a la técnica de la extinción. Pero también comprobaron que el estrés parental mediaba su diferencia de grupo en lo relacionado con la mala conducta. Por tanto, parece que los padres afectados por el estrés ignoran la mala conducta, en lugar de actuar activamente sobre ella, como estrategia de afrontamiento. Es también posible que estos padres vean difícil utilizar técnicas propias de una autoridad responsable por causa de los problemas cognitivos de sus hijos. Si las expectativas en relación con la conducta son bajas, esto encajaría con ese enfoque permisivo de los padres. Por eso es tan necesaria la formación de los padres y el asesoramiento.
En cuanto al objetivo 2, esperábamos un efecto indirecto del distrés parental sobre la emocionalidad del niño con SD a través de los estilos parentales. La hipótesis sólo se vio confirmada en lo referente al estilo parental permisivo. Los padres que declararon más distrés tendieron a declarar menos conductas propias de una autoridad responsable y más, en cambio, de tipo autoritario y permisivo. A su vez, sólo el aumento de la paternidad permisiva contribuyó a que fueran más pobres las emociones de los hijos. Los resultados son similares a los descritos en niños con desarrollo ordinario.
Respecto al objetivo 3:
- Vimos un efecto indirecto del estrés parental sobre las emociones del niño en el caso de la paternidad permisiva, condicionado en parte por la pobre regulación emocional parental y el escaso ajuste positivo. Parece que los padres que muestran distrés y exhiben pobre regulación emocional y habilidades de afrontamiento junto con escaso apoyo, tienen más probabilidad de caer en técnicas de permisividad parental. El apoyo social modera las relaciones entre los problemas de conducta del niño y el estrés de los cuidadores en la población con discapacidad intelectual.
- Los padres con mejor regulación emocional y capacidad para el ajuste tendieron a apoyarse en técnicas más propias de una autoridad responsable. Quienes mostraron peor regulación emocional tendieron a apoyarse en técnicas más autoritarias, quizá como medio de extinguir rápidamente la pobre conducta del niño con el fin de mejorar su propio estrés.
- Otros autores han observado que, entre los tres estilos de paternidad, los padres autoritarios son los que tienen peor regulación emocional.
Los resultados de este estudio tienen particulares implicaciones para los padres de hijos con SD en los que se observa que se apoyan más en técnicas de paternidad permisiva que los de hijos con desarrollo típico. El estrés parental está contribuyendo a la paternidad permisiva, con pobres consecuencias emocionales para los niños con SD en los que se sabe que les cuesta gestionar su regulación emocional en la niñez y sus conductas de internalización en la adolescencia. Además, la combinación de una pobre regulación emocional y capacidad de afrontamiento junto con una disminución de apoyos exacerba estas relaciones.
Nuestro estudio señala la necesidad de aplicar adecuadas intervenciones a las familias para reducir el estrés: enseñándoles la manera de mejorar las habilidades de afrontamiento, ofreciéndoles información sobre las características del hijo y enseñándoles el modo de actuar ante determinadas dificultades, construyendo redes de apoyo de mejor calidad, y favoreciendo la regulación emocional de los padres. La regulación parental de las emociones sirve de modelo para la regulación emocional y la conducta de socialización emocional de sus hijos, con las consiguientes consecuencias para el desarrollo emocional del niño.
En resumen: En nuestro estudio los padres de hijos con SD se muestran más estresados y son más permisivos que los de hijos con desarrollo ordinario o típico. Parece que los padres afectados por el estrés tienden a ignorar una mala conducta como estrategia de afrontamiento (escape), en lugar de que esa estrategia consista en actuar activa y responsablemente sobre ella. Es también posible que estos padres vean difícil utilizar técnicas propias de una autoridad responsable y fiable por causa de los problemas cognitivos de sus hijos. Si sus expectativas en relación con la conducta son bajas, esto encajaría con ese enfoque permisivo de los padres. El aumento de la paternidad permisiva contribuyó a que fueran más pobres las emociones de los hijos. Es necesario aplicar la enseñanza de adecuadas intervenciones a las familias para reducir su estrés: abordando la manera de mejorar las habilidades de afrontamiento, incrementando la información y la formación, construyendo redes de apoyo de mejor calidad, y favoreciendo la regulación emocional de los padres.