Programas de intervención
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Este apartado pretende aportar una serie de materiales válidos para trabajar en el área de las relaciones interpersonales. No todos los programas presentados son específicos para personas con discapacidad intelectual. Sin embargo, su aplicación a este colectivo está sobradamente demostrado por la práctica psicoeducativa. Muchos niños y adolescentes con síndrome de Down pueden ver mejoradas significativamente sus habilidades para relacionarse con los demás a través de estos programas sistemáticos de entrenamiento.
Desde un enfoque de intervención, podemos encontrarnos personas con síndrome de Down con diferentes necesidades:
- Aquellas que no poseen un repertorio de habilidades sociales adecuado y ajustado (modelo explicativo basado en los déficits).
- Aquellas que, teniendo estas habilidades adquiridas, influyen en ellas una serie de variables o factores (emocionales, cognitivos y/o motores) que impiden su puesta en práctica (hipótesis de interferencia o modelo de déficit de ejecución).
Asimismo, presentamos algunos programas que, aunque editados hace años, se consideran no sólo clásicos sino la base de otros posteriores que han ido apareciendo, teniendo a éstos como modelo.
Para facilitar la revisión de todos ellos, los programas se han organizado de acuerdo a dos bloques temáticos:
- Programas relacionados con las habilidades sociales
- Programas relacionados con la educación emocional y socioafectiva
Estos programas son normalmente aplicados en el contexto de aula e impartidos por el profesor. Sin embargo, los padres pueden encontrar en ellos sugerencias interesantes y propuestas válidas para trabajar con sus hijos en el hogar. Recordemos que la familia es uno de los principales contextos en los que el niño desarrolla sus habilidades de relación.
¿Qué hacer para que exprese mejor sus sentimientos?, ¿cómo ayudarle a controlar su impulsividad?, ¿cómo conseguir que aprenda a ponerse en el lugar del otro? Estas y otras muchas cuestiones imaginamos que pasan varias veces por la cabeza de no pocos padres y educadores. Esperamos que esta sección ayude a disiparlas o, al menos, abordarlas con mayores recursos y herramientas.
Por último, es importante considerar la vertiente investigadora de la aplicación de estos programas de intervención con el objetivo de comprobar su efectividad de manera objetiva. Para ello, Álvarez et al. (2000) sistematizan una serie de fases que guían el proceso de evaluación de estos programas de manera operativa.