La inteligencia de mi bebé
La inteligencia de mi bebé
Quizá la duda que más os angustia guarda relación con el tema de la inteligencia de vuestro hijo. Antes de tenerlo casi no sabíais nada sobre el síndrome de Down y lo único que conocíais es que va íntimamente asociado a la discapacidad intelectual. Ahora la pregunta es muy directa: ¿Cómo será la inteligencia de nuestro bebé?
El niño con síndrome de Down casi siempre presenta algún grado de discapacidad intelectual. Y es que el desequilibrio de los genes propio del síndrome de Down, al que tantas veces nos estamos refiriendo, se manifiesta prácticamente siempre en el cerebro cuyo desarrollo queda desajustado. Ese desajuste se traduce en la discapacidad intelectual. En otras palabras, aprende más lentamente y tiene dificultad con los razonamientos y juicios complejos. Sin embargo, el grado de discapacidad intelectual varía considerablemente de un niño a otro. Pero tu bebé aprenderá, y lo que aprenda no se le olvidará.
Sobre todo, debéis recordar que las habilidades sociales e intelectuales del bebé se desarrollan al máximo cuando crece con su familia en un ambiente favorable. No os extrañe si sus reacciones y respuestas (la mirada, la sonrisa, el gorjeo) son más lentas en aparecer, o más tenues. Es cierto que eso os puede descorazonar alguna vez, pero no os preocupéis, vuestro estímulo le llega y, a la larga, le hace efecto.
La sociedad siempre ha subestimado el potencial intelectual del niño con síndrome de Down. Felizmente, gracias a los avances en la medicina, a la atención infantil temprana, a una mejor acción educativa y las expectativas más altas, hoy comprobamos un marcado avance en la habilidad mental que pueden conseguir.
La velocidad de avance en el desarrollo de su inteligencia y el grado que consiga varía mucho de un niño a otro. Por eso no es bueno hacer comparaciones. Lo que está claro es que si nos lo proponemos, lo conseguimos. Dejemos que sea él mismo quien nos señale el camino.
¿Cómo puede la discapacidad intelectual afectar a vuestro bebé? Si bien su efecto es variable, es también probable que atrase su desarrollo: que adquiera destrezas más lentamente, que tenga más problemas para prestar atención durante períodos prolongados, que su memoria para algunas cosas sea más débil, y que tenga más dificultad para aplicar lo aprendido de una situación a otra (generalización). Además, le costará más trabajo aprender destrezas avanzadas que requieran juicios rápidos, coordinación intrincada y análisis detallado. Esto no quiere decir que no llegue a dominar destrezas complejas, sino que le demandarán más tiempo y esfuerzo.
Es frecuente que los padres quieran saber con exactitud las habilidades que dominará su hijo. ¿Podrá leer? ¿Aprenderá a escribir? ¿Hablará? ¿Cómo será su aprendizaje?
No se pueden dar respuestas definitivas para ningún niño. La mayoría aprenderá a leer y escribir, y algunos lo harán muy bien. Se comunicará por internet. Realizará los deportes propios del ambiente en el que se mueve. Se comunicará y colaborará en la casa. Mantendrá buenas relaciones. Se integrará en actividades laborales ordinarias ajustadas a sus capacidades. Disfrutará de su tiempo de ocio y de entretenimiento. Será un ciudadano feliz.
Cuando dispongáis de más tiempo y tranquilidad, podéis ampliar el conocimientos sobre este tema acudiendo a nuestra página: ¿Qué pasa en el cerebro?